El frío de la madrugada se colaba entre los callejones, envolviendo las calles de Londres en un silencio inquietante. Me alejaba de la mansión de Lord Abernathy, con las palabras de Eleanor resonando en mi cabeza. Su disposición a colaborar, aunque sincera, me dejaba una sensación de incomodidad. ¿Hasta qué punto podía confiar en alguien tan cercano a la víctima? Sabía, por experiencia, que aquellos más afectados por la muerte a menudo eran quienes guardaban los secretos más oscuros.
Mientras caminaba hacia mi despacho, intentaba ordenar las piezas que había recogido hasta ahora. El diario de Lord Abernathy, con sus menciones a un romance prohibido y a un enemigo sin rostro, parecía ser el centro de esta telaraña de mentiras. Pero nada era tan simple en esta ciudad. Sabía que debía proceder con cautela, pues cualquier paso en falso podría desbaratar la investigación.
Al llegar a mi oficina, un espacio modesto en una calle apartada del bullicio de Londres, encendí la lámpara sobre mi escritorio y dejé caer el diario sobre la mesa. Estaba desgastado por el uso, las páginas amarillentas por el tiempo. Algo en él me decía que contenía más de lo que había leído hasta ahora. Abrí una página al azar y comencé a leer de nuevo, buscando pistas que pudieran haberse pasado por alto en la confusión de la escena del crimen.
Las primeras líneas hablaban de Beatrice, esa mujer cuyo retrato había encontrado en el medallón de la víctima. Según el diario, ella había sido más que un amor del pasado; había sido alguien importante en la vida de Lord Abernathy, una figura que lo había marcado profundamente. Sin embargo, las últimas menciones a ella eran vagas, como si algo hubiese ocurrido que Lord Abernathy no se atreviera a escribir en detalle. Cerré el diario con un golpe seco, frustrado. Necesitaba encontrar a Beatrice. Ella era la clave.
Decidí que mi siguiente paso sería visitar a la familia de Lord Abernathy, los únicos que podían arrojar más luz sobre esa relación secreta y, tal vez, sobre cualquier enemigo que hubiera estado acechando en las sombras. Mientras me preparaba para salir, un golpeteo suave en la puerta me detuvo en seco. No esperaba visitas.
"Entre", dije con tono firme.
La puerta se abrió lentamente y una figura joven y delgada se asomó en el umbral. Era un joven que no conocía, pero su rostro mostraba signos de angustia. Sus ropas, desaliñadas y mojadas por la llovizna, indicaban que había pasado un tiempo considerable en la calle.
"Disculpe, señor. ¿Es usted el inspector Voss?" Su voz temblaba.
"Lo soy. ¿Qué quiere a estas horas?"
El joven vaciló, frotándose nerviosamente las manos. "Tengo información sobre el caso de Lord Abernathy. Algo que usted necesita saber."
Esto capturó mi atención de inmediato. "Pasa. Siéntate. Y dime quién eres."
El joven obedeció, tomando asiento frente a mi escritorio. Observé cómo evitaba mirarme directamente, claramente perturbado. Algo en su expresión me dijo que no estaba aquí por voluntad propia, sino por necesidad.
"Mi nombre es Samuel," comenzó, su voz apenas un susurro. "Yo... trabajaba para Lord Abernathy. Era uno de sus criados."
Me recosté en mi silla, interesado. "¿Y qué sabes sobre su muerte, Samuel?"
Él se retorció en su asiento, visiblemente incómodo. "Hay algo que no le han contado, señor. Lord Abernathy... no era la primera vez que alguien intentaba matarlo."
Sentí una punzada de interés. "¿Qué quieres decir?"
"Hace unas semanas, alguien irrumpió en su estudio por la noche. Intentaron envenenarlo, pero fallaron. Él no quiso hacer público el incidente, me dijo que no quería causar alarmas innecesarias. Pensó que tal vez era una advertencia, pero luego todo pareció calmarse... hasta ahora."
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Bajo el Velo del Silencio
Mystère / ThrillerEn el oscuro Londres victoriano, el inspector Alastair Voss es un detective solitario que recibe un llamado urgente sobre el asesinato de Lord Abernathy, un aristócrata respetado. A medida que investiga, descubre que su muerte puede estar vinculada...