I Guess You're Addictive. │ 𝘚𝘩𝘪𝘯𝘮𝘰𝘯𝘰

VII

Las escaleras empezaron a rechinar cuando el rubio puso un pie sobre ellas. Empezó a preguntarse a si mismo, y a esforzarse cómo pudo, a recordar si se había puesto alguna vacuna contra el tétanos. Hitoshi caminaba con una seriedad espeluznante, dos pasos adelante de Neito. Parecía conocer la bodega como si fuera su casa (¿quien aseguraba que no lo fuera?). El abogado caminó con cautelo hasta llegar al segundo piso. El primer piso estaba completamente abandonado, las paredes llenas de grafitis y el suelo despintado, siendo de un cemento viejo con pasos moldeados en algunas partes.

El segundo piso era una historia diferente. Estaba iluminado a más no poder con candelas y luces artificiales. No había nadie, al menos no a simple vista, pero a Monoma le quedaba la sensación de que alguien lo observaba. Hitoshi caminaba de forma tranquila a unos pasos delante de Neito viendo siempre para adelante, parecía concentrado en algo, Neito aún no entendía en que exactamente. Dieron un giro repentino a un pasillo con una puerta al final, Neito paró en seco.

— No voy a entrar.

Intentó sonar directo, decisivo, pero fue imposible. Su voz salió como un suspiro nervioso, como una bocanada de aire débil o cómo un comentario que algún chihuahua haría si pudieran hablar. Hitoshi se volteó, arqueando una ceja y cruzándose de brazos.

— ¿Ahora que quiere el niñito?

Dijo con una voz burlona, un poco molesto sabiendo que si no jugaba bien sus cartas, perdería a su abogado. Lo había investigado bien, era perfecto como un abogado de bajo perfil que no podría decir nada ni rechazar ningún soborno, pero no era secreto lo molesto y terco que era, y no podía negar que Neito tenía razones para tener miedo. La puerta era vieja, con moho, con huecos de bala y círculos de ceniza de cigarros apagados contra ella. Pero negó la cabeza y volteó a ver al rubio de nuevo, esperando una respuesta.

— Quiero no haberte conocido en mi vida. ¡Estaba mejor siendo un asistente, por el amor a Dios! - Se quejó con una voz estridente, agitando los brazos en el aire mientras hablaba. Hitoshi se escandalizó por el ruido, su cuerpo tensandose. Inmediatamente se acercó a Neito, agarrandolo por la camisa, tapandole la boca y poniéndole el brazo que le quedaba libre en el cuello. Lo miró con enojo.

— ¿Se le olvida donde estamos?

Preguntó con una voz baja, acercándose a la oreja de Neito. Su voz parecía más grave de lo que usualmente era, poniéndole los pelos de punta a Neito. Hitoshi aprovechó la posición en la que estaban para arrastrar a Neito a la puerta, ignorando los movimientos erráticos que este daba para safarse.

Movió de forma rápida sus manos cuando llegó a la puerta, pasando el brazo que estaba sosteniendo el cuello ajeno para solo taparle la boca. La otra se fué al picaporte. El rubio estaba apunto de hacer una maniobra para safarse cuando Hitoshi abrió la puerta, agarrando del brazo a Monoma; estaba harto de sentir el aliento caliente del menor en su mano. Se limpió con asco la palma en la camisa y empezó a caminar con Neito, arrastrandolo detrás suyo.

Dentro de la puerta había un salón que no parecía sacado de esa bodega. Estaba bien decorado, tenían hasta televisión. Había un hombre acostado en una esquina con botellas vacías rodeandolo. Parecía que de las paredes emanaba un olor putrefacto, como a cadáver, Monoma no dudaba en que hubieran un par por ahí tirados. Hitoshi caminó recto por el salón llegando a una pared, recostándose en ella.

— ¿Qué hacemos aquí?

Preguntó el rubio con disgusto en un susurro. Hitoshi le soltó el brazo, sabiendo que el abogado no tendría las bolas para salir corriendo sin una guía de cómo escapar.

— Shh. - El pelimorado se puso el dedo índice en los labios. Cuando el rubio lo miró, confuso, se oyó la puerta abriéndose lentamente. Después una risa. Después varios pasos llegando al salón. Hitoshi fue ágil y rápido, agarrando a Neito y empujándolo tras una mesa, donde arriba habían pistolas y pequeñas bolsas vacías. El rubio se paralizó, quedándose quieto detrás del mueble y viendo por un pequeño agujero que este tenía. ¿En que se había metido esta vez?