X

27 6 3
                                    

Nunca pensó que tendría que espiar una ventana para averiguar algo. En la adolescencia, nunca se le escapó ninguna mentira de absolutamente nadie, y era imposible ocultarle un secreto por mucho tiempo; simplemente lo sabría y ya. Pero ahí estaba, espiando por su ventana para saber qué carajos sucedía. Una botella se quebró y solo fue capaz de escucharlo por la pequeña apertura de la ventana por donde estaba espiando. Ahora sí estaba preocupado, no por ellos, sino porque sabía perfectamente que si rompieron uno de sus vinos caros no se lo repondrían nunca.

Se sentó en la entrada de la puerta, rindiéndose después de un rato de ser ignorado, viendo la ventana sin vergüenza de ser visto como un lunático por los muchachos de adentro. Hitoshi abrió la puerta con cuidado, mirando a Neito fijamente sin una expresión en particular. Neito no supo cómo, pero entendió que lo estaba invitando a entrar.

El bicolor estaba tirado en el suelo con una lata de cerveza a su derecha; su caída había sido amortiguada con las almohadas de su sillón. No había roto ninguno de sus vinos caros, pero sí había quebrado la botella de tequila más pura que tenía. Neito suspiró, por más que le molestara ese irrespeto por parte de todos los que ahora vivían en su casa, tenía miedo de enojarse y acabar noqueado. Se cruzó de brazos, un rayo de preocupación pasó por sus ojos, pero decidió ocultarlo y mostrarse molesto.

— ¿Quién se digna a explicar?

Dijo con un tono molesto, mirando fijamente a Hitoshi. Izuku estaba sentado cerca de Shoto, mirándolo con tristeza, inmóvil. Bakugo estaba detrás suyo, cruzado de brazos, solo mirando a su novio con una delicadeza camuflada en una expresión de aburrimiento. Ninguno le respondió a Neito, no hasta que Hitoshi no lo hubiera agarrado del brazo para hablar en privado con él.

— Cuando no estaban viendo, Shoto agarró una lata de cerveza y la intentó beber. — Pausó por un momento, viendo la expresión confusa de Neito. — Para nosotros es una emergencia. — Continuó con seriedad, como si la confusión de Neito fuera absurda. — Shoto agarró una botella y se le cayó. Perdón, Monoma, le voy a reponer la botella cuando pueda.

Explicó con una preocupación genuina, cruzándose de brazos y viendo directamente a la sala.

— No es particularmente violento cuando toma. — Aclaró. Neito estaba sorprendentemente callado, asintiendo a todo lo que decía Hitoshi. — Su silencio me preocupa, Monoma. — Dijo, arrepintiéndose al instante.

— Solo pensaba en la forma más fácil de echarlos a todos de aquí... — La mirada de Hitoshi interrumpió su comentario, así que intentó ser un poco más profesional. — Okay, encontraré una solución para que Shoto no vuelva a siquiera ver alcohol... — Pausó, poniéndose el pulgar en la barbilla y dando un par de pasos en vueltas. — Voy a encerrar todos mis licores en mi habitación. Como está en el piso de arriba no hay forma de que suba, o de que siquiera se dé cuenta. — Concluyó, subiendo los hombros y aceptando la realidad como la viviría de ahora en adelante. Nunca había querido convivir con un adicto, pero ahora estaba ahí, y no había forma de hacer que se fueran, a menos que hiciera la gran estupidez de hablarle a la policía y perder su mayor ingreso.

— Déjenos ayudarle con eso. En un instante ya estará todo en su habitación y nunca más sucederá un incidente así. — En su tono había un poco de vergüenza. Seguramente porque le había prometido que no habría problemas con Shoto. Neito asintió con la cabeza.

— ¿También van a limpiar? — Preguntó, viendo a su alrededor. El pelimorado asintió.

— Con toda la sinceridad que le puedo ofrecer, discúlpeme. En menos de un día iremos a residir lejos de este lugar, de usted. Lo que menos quiero es involucrarlo en asuntos que probablemente nunca pensó en involucrarse cuando estudiaba su carrera.

...

¿Lejos? Los ojos de Neito se abrieron de par en par, negando la cabeza por un momento. ¡No podía dejar que se fueran! Se encontrarían a otro abogado, seguramente, no podía dejar que esas minas de oro se le fueran. Agitó sus manos en el aire mientras negaba la cabeza, negando lo que Hitoshi propuso.

— ¡No! — Carraspeó. — Ehem, no. No creo que sea la mejor idea. — Intentó parecer calmado, Hitoshi lo notó, sonriendo por un segundo. — No me genera molestias tenerlos en mi casa, le aseguro que no. Además, si se fueran... — “Perdería la oportunidad de comprarme mi piso...” — probablemente la policía los encontraría en donde sea el lugar que se vayan a hospedar. No me parece prudente.

Hitoshi asintió, mirando fijamente a Neito a los ojos. Entendía perfectamente las razones verdaderas por las que se exaltó, lo sabía perfectamente. No tenía ni la menor intención de irse de esa casa, como dijo Neito, no sería prudente. Se cruzó de brazos y dio una media vuelta, caminando hasta la sala con un ritmo fantasmal, sonriendo levemente. Katsuki le sonrió de vuelta.

I Guess You're Addictive. │ 𝘚𝘩𝘪𝘯𝘮𝘰𝘯𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora