Primera parada

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Estamos aquí para vivir nuestra vida tan bien que la muerte tiemble al arrebatárnosla.
~Pablo Coelho

MIN-JUN

—¡Cuidado! —grité de repente, mientras mi respiración se encontraba agitada. Por impulso, me senté. En medio de mi consternación, noto que no estoy en el auto. ¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar? ¿Por qué hace tanto frío?

—Oigan, ¿dónde estamos? —la voz de Wook se hace presente, pero se escucha lejana. Mis hermanos... Ellos también están aquí. Me levanto como puedo y los comienzo a buscar.

—¡HYUN-WOO! ¡Dong-Wook! ¿Dónde están? ¿Están bien?

—Yo estoy bien, Min. —No alcanzo a ver a Hyun, pero solo oír su voz me tranquiliza.

—Wook, ¿estás bien?

Tarda en responder y comienzo a preocuparme.

—Estoy perfecto para otro choque, hermanito.

—El gran Wook dice que está bien, no te preocupes, Min. —Puedo notar el sarcasmo en las palabras de Hyun. Pero saber que los dos se encuentran bien ya es ganancia. Se acercan hacia dónde me encuentro.

—Pregunté, ¿dónde estamos?

Wook alterna su vista entre Hyun y yo. Yo también me hacía la misma pregunta. Observo el lugar con detenimiento. Oscuridad... No se puede ver nada, solo se escuchan lamentos y llantos, parece ser lo único aquí. El frío en mi cuerpo va disminuyendo.

Logro notar que por un momento, todo queda en silencio y, desde la distancia, se escucha el tac, tac de unos tacones.

—¿Escuchan eso? —pregunto a mis hermanos, pero recibo una pregunta de Wook como respuesta.

—¿Esto es el cielo o el infierno?

Saja

🔔🔔🔔

Escucho la campanilla de las almas sonar. De repente, un escalofrío recorre todo mi cuerpo espiritual. Es extraño; ya habíamos cerrado. Me estaba retirando de la mesa para ir a preguntar, cuando veo a Junho, mi secretario, correr hacia mí. Sin pensarlo, me dice:

—Saja, tres almas llegaron.

—¿Cómo que llegaron tres almas?

—Sí, llegaron. Su auto chocó contra una pared, eso fue lo que escuché, Saja.

—Esto debe ser un error, no pueden llegar tres almas, Junho.

—No hay ninguno, Saja. Llevo mucho tiempo aquí y sé perfectamente que no puede ocurrir ningún error.

Vi cómo abría su boca para decir algo más, pero no lo dejé terminar. Me coloqué los tacones y salí a paso apresurado. Junho seguía mis pasos, y los pocos pasillos del submundo son extensos y callados, el único lugar del submundo que está en silencio, a diferencia de las habitaciones que en ellos se encuentran, que fueron creadas para atormentar a los recién llegados con el lamento de las almas perdidas.

Los Hermanos  Kim: Almas en deudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora