"SLUT!" ; xCry

; 𝐿𝑜𝑣𝑒 𝑡ℎ𝑜𝑟𝑛𝑠 𝑎𝑙𝑙 𝑜𝑣𝑒𝑟 𝑡ℎ𝑖𝑠 𝑟𝑜𝑠𝑒

El coche avanzaba con suavidad por las calles de la ciudad, mientras Alessia sostenía su teléfono con la mano derecha, intentando tranquilizar a su madre al otro lado de la línea. Sentía la preocupación en su voz, esa mezcla entre inquietud y cariño que siempre la había acompañado, pero esta vez, después de todo lo que había pasado, la presión era más evidente.

— Tranquila, mamá, de verdad. Sí, sí, hablaré con la terapeuta cuando regrese. No te preocupes, estoy bien — dijo Alessia, con una paciencia que disimulaba el nudo que se le había formado en el estómago —. Te quiero, hablamos después.

Cuando su madre le devolvió el "te quiero", colgó. Alessia dejó escapar un suspiro pesado, mirando por la ventana como si el paisaje pudiera despejar las emociones que la sobrecargaban. Las palabras de los reporteros seguían resonando en su cabeza, como una herida que no dejaba de arder. Sabía que era inútil intentar protegerse del todo de los medios. Siempre encontrarían la forma de atacar, de sacar conclusiones sin saber la verdad. Pero esto era distinto, había rozado un tema que aún le resultaba doloroso: su padre. Si los periodistas supieran la historia real, serían aún más despiadados. Lo que no sabían era un refugio, pero también un lastre. La tensión que aquello le generaba era difícil de sobrellevar.

Por encima de todo eso, lo que más le inquietaba era Cry. Su pregunta, lanzada en la intimidad de la habitación, seguía clavada en su mente. ¿De dónde había venido esa duda? Habían hablado sobre su relación, sobre cómo se sentían el uno con el otro, y Alessia había sido clara: no quería estar con nadie más que con él. Habían construido algo genuino, algo que ella valoraba profundamente. Pero, ¿acaso la presión de los rumores y los constantes ataques mediáticos habían sembrado inseguridades en él? Alessia lo comprendía, después de todo, ambos estaban expuestos a la opinión pública, y a veces las presiones externas podían fracturar incluso las relaciones más fuertes.

Recordó cómo había aprendido, tiempo atrás y de la peor manera posible, que la comunicación era esencial para mantener a flote una relación. Había cometido errores por no hablar, por no expresar lo que sentía en su momento. Pero con Cry había sido diferente desde el principio. Se habían prometido ser transparentes, y aunque la tormenta de acontecimientos los rodeara, Alessia no permitiría que eso los separara.

— Hemos llegado — anunció el conductor, estacionando frente al restaurante.

Alessia salió del coche y se tomó un segundo para acomodar su ropa. Estaba nerviosa, pero no tanto por la reunión, sino por el hecho de que llevaba horas sin contactar a Marina, su manager, quien seguramente no estaría de buen humor. Caminó hacia la entrada del restaurante, uno de esos lugares de moda en una colonia famosa de la ciudad, y fue recibida por un camarero que la guió hasta una mesa al fondo, donde su amiga rubia ya la esperaba.

Marina la recibió con los brazos cruzados y una mirada que lo decía todo: molestia, frustración, y algo más. Alessia ni siquiera tuvo tiempo de sentarse cuando Marina comenzó a hablar.

— ¡Te dije que no te acercaras a él! — empezó, su tono afilado como un cuchillo —. Y en vez de eso, ¡te escapas! ¿¡Qué te pasa!? No te costaba nada enviarme un mensaje diciendo: “Oye, voy a hacer pública mi relación y de paso me voy un rato”. ¡Nada de eso!

Alessia se dejó caer en la silla, sintiéndose un poco culpable. Sabía que había manejado mal la situación, pero la decisión de hacer pública su relación con Cry había sido impulsiva, algo que necesitaba hacer para poder respirar, para sentir que no estaban escondiéndose más.

— Lo siento, Mar. De verdad. Pero hacerlo público fue como poder respirar, aunque sé que la avalancha nos volvió a cubrir.

Marina la observó con una mezcla de comprensión y exasperación. Luego, se relajó un poco, dejando salir un suspiro.