Capítulo 9

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Aiden frenó de golpe, sintiendo cómo el cuerpo de Harper, que estaba aferrado a él, se volvía rígido al notar la situación que les esperaba. Frente a ellos, tres coches de policía estaban aparcados, las puertas de la casa abiertas y varios agentes con uniformes oscuros caminaban por la propiedad con expresiones serias. Al otro lado de la entrada, las figuras de los padres de Harper se hicieron visibles cuando salieron corriendo hacia ellos con caras de alivio y desesperación al mismo tiempo.

—¡Harper! —gritó su madre, Charlotte, mientras corría hacia su hija, casi tropezando en el camino por la prisa. Liam, su padre, la seguía de cerca, con el rostro pálido y los ojos llenos de preocupación.

Harper se bajó rápidamente de la moto, su corazón estaba acelerado cuando sus pies tocaron el suelo. Sin embargo, antes de que pudiera decir nada, Matt salió tras sus padres, acompañado por Leah y sus propios progenitores. Su expresión era la de alguien que creía tener el control de todo lo que estaba sucediendo.

—¡Ahí está! —gritó Matt, señalando a Aiden con una mezcla de rabia y satisfacción—. ¡Él la secuestró! ¡Se la llevó contra su voluntad!

Harper frunció el ceño, dando un paso adelante, pero antes de que pudiera pronunciar una sola palabra, uno de los agentes de policía, un hombre alto de mediana edad con cara de pocos amigos, se acercó a ellos. Otro oficial se quedó cerca, observando la situación con las manos en la cintura, listo para intervenir si fuese necesario.

—Señorita, ¿está bien? —preguntó el agente, mirándola con seriedad.

Harper asintió rápidamente, pero el agente no dejó que eso disipara la tensión en el ambiente.

—¿Se marchó voluntariamente con este joven? —insistió el policía, alternando su mirada entre ella y Aiden.

Antes de que Harper pudiera responder, Matt alzó la voz.

—¡Eso es imposible! ¡Él es un delincuente! ¡Forma parte de los Iron Fangs! —gritó, con su rostro enrojecido por la frustración—. ¡Ella desapareció de la fiesta y nadie sabía dónde estaba! ¡Claramente la obligó a ir con él!

La madre de Matt, con su expresión altiva, asintió a sus espaldas, apoyando cada una de las palabras de su hijo.

—Lo que mi hijo dice es cierto, oficial —añadió el padre de Matt con voz grave—. Este chico y sus amigos se colaron en la casa donde se estaba celebrando la fiesta. Son miembros de una banda conocida en West Palm Beach por actividades ilegales. No puede haber otra explicación.

El oficial observó a Aiden con detenimiento y el aire se volvió aún más tenso cuando su mirada se endureció.

—Vamos a necesitar que vengas con nosotros para aclarar esto —dijo el agente a Aiden—. Hay una denuncia en tu contra y necesitamos llevarte a comisaría para hacerte algunas preguntas.

Harper, que hasta ese momento había permanecido en shock, reaccionó al escuchar esas palabras.

—¡No! —exclamó, dando un paso adelante y poniéndose entre Aiden y el oficial—. ¡No fue así! Me fui con él porque quise. ¡No me ha secuestrado!

Su madre intentó sujetarla por el brazo, preocupada, pero Harper se soltó suavemente.

—Harper, cariño, estás confundida —intervino su padre, con un tono suave pero firme—. Este chico es un delincuente al que no conoces de nada. No puedes haberte querido ir con él de verdad.

—Me fuí con él voluntariamente, no me obligó a nada —respondió Harper, mirando a su padre con determinación—. Matt está mintiendo.

—¡No puedes estar hablando en serio! —protestó Matt, dando un paso hacia ella, desbordado por la frustración y los celos—. ¿Vas a defender a este tipo, Harper? ¡Él es peligroso, es un criminal!

Bajo Cielos OpuestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora