Capitulo 103:¡Ocho victorias en ocho partidos!**

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El marcador final de tres a cero dejó claro que no había lugar para sorpresas. Eintracht Frankfurt terminó por recorrer el mismo camino que el Sparta de Moscú en su primer encuentro de la fase de grupos de la Europa League.

De nuevo, Frankfurt levantó la tarjeta de sustituciones, cambiando a un extremo por un defensa central en un intento desesperado de fortalecer la defensa y evitar que el marcador fuera aún más humillante. Pero, incluso con esa estrategia defensiva estilo autobús, tan común en los equipos de la Bundesliga, no lograron evitar lo inevitable. La presión implacable de Morecambe, dirigida por sus estrellas en ataque, resultó ser demasiado para sus rivales.

La Bundesliga de este momento no era tan fuerte como en generaciones posteriores. Había una clara diferencia en el nivel de competencia. Incluso en el fútbol europeo, los equipos ingleses comenzaron a dominar, mientras que los alemanes atravesaban una etapa de transición en la que su estructura defensiva no era lo suficientemente sólida para contener los ataques fulminantes de equipos como el Morecambe.

A pesar de los esfuerzos de Frankfurt, tratando de resistir por más de diez minutos, el desgaste físico se hizo evidente. El tiempo corría en su contra, y el equipo visitante luchaba por mantener el control. Sin embargo, era cuestión de tiempo antes de que Morecambe encontrara otra oportunidad.

Antes de que concluyera la segunda mitad, la diferencia en el marcador aumentó nuevamente. Esta vez, fue Cristiano Ronaldo quien deslumbró con una de esas jugadas que hacen que los aficionados se levanten de sus asientos. Tras recibir un pase preciso desde la banda, Ronaldo dejó claro por qué seguía siendo una de las mayores estrellas del fútbol mundial. Con un toque de tacón preciso, cambió rápidamente de dirección, dejando atrás al defensor que lo marcaba sin ninguna opción de detenerlo. La velocidad y agilidad de Ronaldo se combinaban en perfecta armonía mientras avanzaba hacia la portería con una confianza inquebrantable.

A pocos metros del área grande, Ronaldo no lo dudó. Un solo amague fue suficiente para engañar al defensa central que se acercaba a toda velocidad. El portugués, con la calma que lo caracteriza, se preparó para disparar desde un ángulo complicado. Todos los ojos en el estadio estaban fijos en él.

¡Boom!

Con un potente disparo de volea, Ronaldo mandó el balón hacia la esquina más lejana de la portería, inalcanzable para el arquero de Frankfurt. A pesar de que el guardameta había anticipado la dirección del disparo, la velocidad del balón hizo que sus esfuerzos fueran en vano. Cuando estiró su pierna para tratar de bloquear el tiro, el esférico ya había cruzado la línea de gol, acariciando suavemente las redes.

¡Gol!

El marcador reflejaba un contundente 4-0, y el estadio del pueblo de Morecambe explotó en una ovación ensordecedora. Los aficionados, muchos de los cuales jamás imaginaron ver a su equipo alcanzar estas alturas, celebraban con un entusiasmo desenfrenado. En su primer partido europeo en casa, el equipo local había logrado una victoria aplastante, casi perfecta en su ejecución.

En la línea de banda, Lucas, el director técnico de Morecambe, no pudo evitar aplaudir con satisfacción ante la magistral ejecución de Ronaldo. Antes de que comenzara esta aventura en la Europa League, Lucas había tenido algunas dudas sobre la capacidad de su equipo para enfrentarse a rivales europeos de mayor envergadura. Sin embargo, ahora, mientras observaba el desenlace del segundo partido del grupo, la fortaleza de su equipo era innegable. Estaban compitiendo al más alto nivel, y cada victoria aumentaba sus expectativas y ambiciones.

Mientras reflexionaba sobre la posibilidad de levantar el trofeo al final de la temporada, Lucas no podía evitar sentir una creciente emoción. La campaña en la Europa League apenas comenzaba, pero con cada partido, su equipo daba pasos firmes hacia el éxito.

**Beep, beep, beep**

El árbitro pitó el final del encuentro, y los jugadores de Morecambe abandonaron el campo con una mezcla de sonrisas y satisfacción. Habían cumplido con creces. Lucas se mantuvo en la línea de banda, chocando los cinco con cada uno de sus jugadores a medida que pasaban junto a él. Sin embargo, de repente, un hombre con la camiseta visitante de Frankfurt apareció frente a él.

—Hola, Director Lucas —dijo Yang Chen, mirándolo con respeto.

—Yang Chen, ¡qué tal! —respondió Lucas, estrechando la mano del jugador con una sonrisa sincera. Acto seguido, lo abrazó brevemente, reconociendo su esfuerzo en el partido—. No ha sido fácil, pero lo hiciste bien.

—Gracias —respondió Yang Chen, asintiendo. Señaló hacia el banquillo de Morecambe—. Director Lucas, cuando tenga tiempo, contácteme. Tengo un viejo amigo al que iré a saludar.

Lucas asintió con una sonrisa—. Claro, adelante —sabía perfectamente que Yang Chen tenía una buena relación con Sun Jihe, uno de los jugadores de su equipo. El fútbol tiene una manera especial de unir a las personas, incluso cuando se enfrentan en la cancha.

Después de despedirse de Lucas, Yang Chen se dirigió al banquillo, donde lo esperaba Sun Jihe. Los dos jugadores se abrazaron con fuerza.

—¿Cómo te sientes en Morecambe? —preguntó Yang Chen con curiosidad.

—En general, va bien. El equipo está compitiendo en cuatro frentes, así que no tengo tanto tiempo de juego —respondió Sun Jihe con honestidad—. Pero muchos jugadores aquí tienen mucho talento, y he mejorado bastante entrenando con ellos.

Yang Chen soltó una carcajada, pero en sus ojos brillaba un leve destello de envidia. Sabía lo que significaba estar en un equipo en crecimiento, rodeado de jugadores hambrientos de gloria. Aunque no era el núcleo principal de su equipo, jugar en Morecambe representaba una oportunidad única para su desarrollo como futbolista.

El 21 de octubre, Morecambe enfrentó su cuarto partido de la Liga Dos del mes. Con una alineación alternativa, lograron una cómoda victoria por 2-0. Tres días después, el 24 de octubre, se encontraron con otro reto en la liga, pero nuevamente con su equipo de segunda línea, vencieron por 3-0. Octubre fue un mes invicto para Morecambe, y solo quedaba un partido en el calendario: la tercera ronda de la fase de grupos de la Europa League, contra los gigantes griegos, el Olympiacos.

Olympiacos era un equipo con una considerable reputación en Europa, conocido por su participación frecuente en competiciones europeas. Aunque ocasionalmente jugaban en la Champions League, su lugar habitual era la Europa League. Para Lucas, el equipo griego era un enigma, pero sabía que Morecambe estaba listo para enfrentarse a cualquier desafío.

El 30 de octubre, cuando Morecambe llegó al estadio de Olympiacos, quedó claro que sería otro gran partido para los ingleses.

En el minuto siete, Ibrahimovic abrió el marcador con un impresionante disparo desde fuera del área. Veintiún minutos después, Ronaldo perforó nuevamente la defensa del Olympiacos, anotando el segundo gol del partido tras una rápida combinación en el centro del campo.

El inicio del segundo tiempo no fue diferente. Ronaldinho, con otra carrera impresionante, sumó el tercer gol para Morecambe. En el minuto setenta, llegó el cuarto y último gol de la noche, esta vez con Beech marcando su primer tanto en una competición europea, tras una brillante asistencia de Ibrahimovic.

Beech, eufórico por su logro, celebró deslizando de rodillas en la línea de banda mientras sus compañeros lo rodeaban. La victoria estaba sellada, y Morecambe terminó el mes de octubre con una racha impecable: ocho victorias en ocho partidos.

Esta racha invicta no pasó desapercibida. Los medios y expertos futbolísticos de todo el mundo quedaron sorprendidos por la imparable marcha de Morecambe, un equipo que, poco a poco, se posicionaba como uno de los más temidos en la Europa League.

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"El éxito es el resultado de la preparación, el trabajo duro y aprender del fracaso"—Colin Powell.

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El Desafío del Fútbol: Fichar a Messi y Cambiar el JuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora