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-Este lugar no ha cambiado nada- murmura la pelirrosa con una sonrisa observando la biblioteca que había construido en el palacio de Hades

Estar de regreso en el Inframundo era simplemente reconfortante. Se sentía como regresar a casa luego de unas largas y extenuantes vacaciones

-No me atreví a mover nada cuando te fuiste- le comenta el azabache llegando a su lado para atraerla en un abrazo que fue correspondido al instante

Él enterró su nariz en la cabellera rosa de la Diosa de los sueños aspirando ese aroma a dulces y libros que tanto adoraba. Se sentía como si estuviera en un limbo del cual no deseaba salir, era como estar completo nuevamente

Por su parte la pelirrosa cerro los ojos colocando su cabeza sobre el pecho del azabache sintiendo el ritmo constante y casi inaudible de su corazón. El aroma a vino y tinto se filtraba a través de ella llenandola de una paz que no había sentido desde que se fue del Inframundo

Poco a poco sin poder evitarlo sus párpados comenzaron a cerrarse y cuando menos se dió cuenta se encontraba dormida. Dispuesta a compensar todas aquellas horas de sueño perdido

-Quieres ir a comer algo?- le pregunta el azabache, pero al notar que la menor ya se encontraba en su mundo de los sueños no poda evitar soltar un leve risa mientras la cargaba y tomaba rumbo hacia su habitación

Ambos debían descansar, después de todo ninguno la había pasado demasiado bien debido a la ausencia del otro. Era como si el simple hecho de estar separados se hubiera vuelto una tortura

La pelirrosa camino por el lugar con tranquilidad, detrás suyo cerbero la seguía indispuesto a despegarse de su lado

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La pelirrosa camino por el lugar con tranquilidad, detrás suyo cerbero la seguía indispuesto a despegarse de su lado. El Can infernal la había extrañado casi tanto como su amo

Pero entonces un sonido entre los muertos árboles del bosque hizo que gruñera consiguiendo que la diosa se detuviera y observará en dirección a aquel ruido. Frunciendo el seño de forma casi imperceptible al notar un vestido verde claro y un largo cabello castaño los cuales luchaban por esconderse detrás de uno de los trancos muertos fallando en el intento

-Sal de ahí o te sacaré a la fuerza- advierte aburrida

-No hace falta!- chilla una voz femenina para salir detrás del tronco dejando ver aquellos ojos verdes tan diferentes a los de la Diosa de los sueños -no estoy aquí para hacerte daño- explica intentado tranquilizar a la contraria

Sin poder evitarlo una leve risa burlona se le escapa a la contraria de sus belfos pintados por un rosa perla. Se le hacia sumamente estúpida he ingenua la actitud de la que se suponía era su hermana melliza cuando las diferencias entre las divinidades de ambas eran tan obvias

-Como si pudieras hacerme algo- murmura burlona mientras llevaba una de sus manos hacia una de las cabezas de cerbero el cual no dejaba de gruñir en dirección de la castaña que hizo una mueca algo incómoda

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