36

1.6K 325 7
                                    

Las cosas dentro de los Dominios de la Diosa de la Agricultura se encontraban tensas, desde que la Diosa de la Primavera había Sido encontrada por su madre y obligada a regresar a los Dominios de esta las peleas y reclamos entre ambas no hallaban final como sucedía ahora mismo

Y es que ambas tenían muchas cosas que decidirse, mientras que la mayor le reclamaba por haberse escapado y por haberla hecho preocupar al punto de abandonar sus tierras y Dominios la otra reclamaba por haber pasado su vida dentro de la jaula de oro que significaba el ala de su madre

Una discusión bastante usual entre estos días y en las cuales la única mediadora era Hestia quien intentaba con todas sus fuerzas que las peleas entre madre he hija no escalarán más allá de algo verbal. Ya que aunque no quisiera admitirlo su hermana era algo violenta y desgraciadamente Perséfone había heredado aquel rasgos tanto de ella como de Zeus lo que llegaba a volverla una bomba de tiempo en varias ocasiones. Lastima que Hestia no podía estar presente todo el tiempo para socabar las discusiones

—Tienes que entender que lo que hiciste fue una inmadurez!– le grita Deméter

—Y tu debes entender qué no puedes controlar cada aspecto de mi vida! Ya no soy una niña!– le grita de regreso Perséfone

—Claro que puedo! Soy tu madre!– declara con Furia la mayor

—No no puedes! Y te lo voy a demostrar!– grita la menor saliendo de aquella mansión rústica

—Persefone regresa aquí inmediatamente!– exige la Olímpica, pero antes de poder darse cuenta su hija ya a desaparecido por el umbral de la puerta dejándola sola dentro de aquellas paredes

.  .  .

La castaña solto un grito furiosa mientras con sus poderes destruía aquella parte del bosque. Nuevamente había intentado entrar al Inframundo pero no podía dar un paso dentro de una cueva sin sentir las llamas del Tártaro comenzar a quemar su piel obligándola a regresar fuera de esta arrastrándose por el suelo al ser incapaz de levantarse por el dolor

Pero entonces su visita enfocó alguien por el cielo y se endureció al identificar aquella cabellera rosa que en su opinión, le había arrebatado a su amado

Por otro lado la pelirrosa se encontraba regresando de la reunión con su madre montada en una caballo de arena dorada cuando sus instintos hiciera que apartará el cabello justo cuando un árbol pasó por el lugar en donde se encontraba

Al observar hacia abajo entrecerró los ojos con molestia y fastidio viendo cómo desde tierra una castaña conocida para ella miraba en su dirección con furia

Este elevó sus manos con su divinidad reluciendo enviando enormes estacas de madera hacia la contraria. Qué simplemente las esquivo son problemas. La castaña furiosa decidió tomar acciones más concisas

Se agachó y colocando sus manos en el suelo envío una buena parte de su divinidad. La pelirrosa sintiendo sus instintos afiliados por los extenuantes entrenamientos avisar del peligro se alzó sobre su caballo dorado

Justo a tiempo cuando una enorme planta carnívora de dimensiones desmenuzaradas se abría paso alzándose sobre los árboles en busca de devorar a la otra diosa. Está arta de este corto pero inmaduro fuego decidió darle una probada de su propia medicina a la Diosa de la Naturaleza

Ella aún sobre su corcel alzó su mano dejando libre una parte de su divinidad observando con seriedad aquella enorme palta que se acerca a alta velocidad dispuesta a devorarla

Sobre su cabeza la arena dorada comenzó a arremolinarse creando una enorme cuchilla que comenzó a girar a alta velocidad y justo cuando la planta se acercaba con el objetivo de cumplir su cometido ella bajo su mano enviando la enorme cuchilla hacia la amenaza

La cuchilla rápida, concisa y letal comenzó a atravesar la planta partiendola a la mitad y consiguiendo que un líquido verde que parecía ser su sangre comenzará a desparramarse por el lugar

Aún en tierra la castaña observó como su hermosa criatura era asesinada de forma brutal y sencilla. Como si no fuera nada más allá y una simple he indefensa flor

—No deberías atacar a alguien cuando sabes que no puedes ni siquiera darle batalla– susurra en su oído y antes de que la castaña pudiera darse cuenta la pelirrosa colocó sus manos a los lados de su cabeza induciendola en un largo sueño

Porque todos deben recordar, que las pesadillas también son sueños

Sueño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora