Ladrona.
París, Francia.
Unos días antes del asalto al Louvre...El camino hacia la casa de Camille se extiende ante mí como una herida en el paisaje, una grieta solitaria en medio de la nada. Alrededor, los campos desiertos parecen carecer de color y vida, como si este lugar no hubiera conocido el calor ni la compañía en años. Solo el crujido áspero de las hojas secas bajo mis botas rompe el silencio de este paraje abandonado. Mi respiración es apenas un susurro contra el frío aire de la tarde, y con cada paso, siento cómo algo me ata a este lugar, una mezcla de presentimiento y ansiedad que no puedo controlar. La casa en medio del campo parece un fragmento de un pasado olvidado, pero en mi pecho late una extraña certeza: aquí puedo encontrar respuestas.
He llegado hasta este rincón en busca de Camille, una mujer de quien apenas sé nada, pero cuyos rastros parecen entrelazarse en la red de secretos de la Bratva. Desde el instante en que encontré aquella carta con los nombres de Camille y Alexei, una sombra de duda ha empezado a crecer dentro de mí. ¿Qué tienen en común? ¿Por qué ella está ligada al anterior líder de la Bratva y por qué nadie, ni siquiera Gavriel, ha mencionado su nombre jamás?
Los recuerdos de Gavriel diciéndome que todo está bajo control, que mi pasado no esconde nada peligroso, parecen ahora mentiras. No puedo dejar de cuestionarlo, de sentir que he estado ciega ante la verdad. Gavriel siempre insiste en que me enfoque en el presente y no indague en los fragmentos oscuros de mi vida antes del accidente, pero ahora es demasiado tarde para detenerme.
Finalmente, el sendero me lleva hasta una vieja casona, que parece más una reliquia olvidada por el tiempo. El edificio se levanta frente a mí como un espectro, con sus paredes de piedra cubiertas de musgo y grietas profundas, la pintura desvaída y las ventanas manchadas de polvo. Hay algo en su aspecto que despierta en mí una mezcla de desasosiego y fascinación. El lugar parece mirarme de vuelta, como si supiera que vengo buscando algo que hace mucho quedó en el olvido. Siento el peso de los años en cada rincón de esta casa, una sensación de aislamiento, de tristeza reprimida entre sus muros. Respiro hondo antes de acercarme, dejando que esa energía decadente se filtre en mis sentidos, llenándome de una extraña melancolía.
Empujo la puerta, que se resiste unos segundos antes de abrirse con un chirrido áspero y prolongado, como si el eco de esta casa intentara disuadirme de entrar. Dentro, la oscuridad lo invade todo, una penumbra apenas rota por la luz mortecina que se filtra a través de las ventanas opacas. El aire huele a madera podrida y a humedad estancada, como si el lugar hubiera permanecido cerrado por décadas. Al dar los primeros pasos, siento cómo mis botas levantan una fina nube de polvo, y el suelo cruje bajo mi peso, amplificando el sonido en el silencio sepulcral de la casa.
A mi izquierda, una chimenea cubierta de hollín domina la sala, y frente a ella, una mesita gastada aguarda en soledad. Mis ojos se detienen en esa mesita, sintiendo una atracción inexplicable, como si algo dentro de mí supiera que ahí, justo ahí, puedo encontrar alguna respuesta. Me acerco con cautela, observando cada pequeño detalle del lugar. Las paredes, descascaradas y cubiertas de manchas de humedad, me hacen imaginar la vida que alguna vez tuvo este hogar. Hay algo de trágico en este abandono, algo que me hace sentir como si estuviera irrumpiendo en la intimidad de Camille, en su historia oculta.
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Una Alianza Prohibida II (Bilogía Alianzas) ©
RomansaSumido en la oscuridad, Aarón ha caído en un pozo del que parece no haber retorno. La lucha por resistir a la brutalidad que implica ser el nuevo Boss lo consume, pero el peso del poder finalmente lo arrastra. Tras innumerables búsquedas fallidas de...