Capítulo 06

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Ladrona

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Ladrona.
Moscú, Rusia.

Entre mis manos observo las dos partidas de nacimiento. La de la derecha es la que imprimí de la base de datos militar y la otra es la que robé hace unos días.
Ambas tienen en común la fecha de nacimiento: 18 de diciembre. Y el nombre: Aarón.

A partir de esos datos, todo es confuso. La madre materna es la misma. Es Camille Cassano. En cambio, en cuanto se trata de la parte paterna, ya hay modificaciones.

Aarón Cassano es hijo adoptivo.

En la primer partida de nacimiento, colocan como padre a Dimitri Cassano desde el 18 de diciembre, es decir desde el mismo día de su nacimiento. Sin embargo en la segunda partida de nacimiento colocan a Alexei Romanov como padre biológico.

La noche está silenciosa, demasiado para mi gusto.

Mi cuerpo avanza con sutileza entre los pasillos de la mansión. Todo el mundo está en sus habitaciones. Gavriel debería estar fuera por contratos y negocios, en cambio algo me dice que este en alerta.

Cada paso que doy entre las sombras es medido, cuidadoso, pero mi respiración traiciona la calma que intento proyectar. He llegado a uno de los almacenes más custodiados de la Bratva, un lugar que, según Gavriel, guarda secretos que podrían destruirlo todo si caen en las manos equivocadas. Su insistencia en que lo destruya fue casi sofocante. Aunque desconozco las razones exactas, sé que algo en mí se resiste.

Se supone que debería haberlo hecho arder en llamas hace mas de un mes y medio, sin embrago lo he estado posponiendo.

¿Por qué?
No lo se. No sabría dar una respuesta clara y concisa. Tal vez porque aunque una parte de mí le gritase al mundo que era la prometida de Gavriel, la ladrona de joyas y armas y la dama de la mafia...Otra parte mucho mayor me sofocaba y me hacía pensar en acabar con todo incluso si eso conllevaba entregarme a las fuerzas.

Sacudo esos pensamientos y me concentro. La cerradura cede tras un par de movimientos ágiles con las herramientas que robé hace unas pocas horas. La puerta se abre con un leve crujido, y un olor a madera vieja y cuero invade mis sentidos. El interior está repleto de cajas metálicas etiquetadas en ruso, algunas marcadas con emblemas de alto rango militar.

Mi objetivo no está claro, pero la sensación en mi pecho es casi como una brújula. Algo aquí me llama. Avanzo entre pasillos estrechos de estanterías metálicas, evitando las cámaras de seguridad con movimientos precisos. Mi vista capta un leve destello en el techo, un reflejo dorado que no encaja con el resto del ambiente opaco.

Muevo una de las cajas más pesadas para tener acceso a lo que parece un rincón olvidado del almacén. Allí, sobre una plataforma baja, está lo que brilla. Me agacho, y mis dedos rozan la madera suave y desgastada de un cofre. Es pequeño, pero no menos imponente: sus bordes están decorados con finos detalles esculpidos en oro.

Una Alianza Prohibida II (Bilogía Alianzas) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora