| ¿Aquí? | II

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Había amanecido, lo sabía por la leve luz que se reflejaba en sus cortinas oscuras; el sueño la había vencido sin saber cuando ni como pero ahora las ansias se apoderaban de ella, estaba enérgica y feliz.

Sus pies recibieron el frío del suelo, caminando de puntitas hasta el baño para hacer sus actividades matutinas sintiendo el mayor de los entusiasmos por hacerlo, aquella mañana simplemente gozaba de una felicidad inigualable.

Cerro la ducha tibia y comenzó a secar su piel a tiempo que caminaba de un lugar a otro por la habitación en busca de un pijama cómodo, sabía que su extraña cita sería a media noche y tenía el tiempo suficiente para escribir un poco más.

Se enfundó en un short desgastado y de dobladillo hilachado, junto a una blusa de tirantes suave y con un par de agujeros, aquella tela le brindaba la mayor de las comodidades para un momento de concentración en el sillón de su sala.

Fue a la cocina a preparar un poco de café, era amante del café y para escribir un poco del líquido oscuro era suficiente.

Busco su libreta y el bolígrafo de punta desgastada por sus dientes, ella era una de esas escritoras que llaman "a la antigua", teniendo lo necesario para hacerlo de forma digital, ella prefería dejar fluir su muñeca junto al bolígrafo por las líneas de su hoja y así crear las mas linda, aterradoras o eróticas de las historias, en este caso escribiría algo que se prometió jamás hacerlo, escribir de alguien que no conocía pero le estaba revolucionando la vida.

Se sentó en la esquina del sofá, recostando parte de su espalda al reposa brazos y descansar sus pies libremente por el resto del sofá.

Dejo su taza de café sobre la mesita central y abrió la libreta, doblando la primera hoja y hacer en el un título y la fecha en que comenzaba a escribirlo.

"Shameless - 07/02/2013"

Satisfecha de la caligrafía y el título dió comienzo a su mano para comenzar a escribir todo aquello que se le venía a mente, aún cuando no todo era del todo cierto lo hacía, porque aunque deseaba escribir lo que iba a comenzar a suceder con su vecina, muy dentro de ella quería mantener la versión original en su mente y su corazón solo para ella o ellas.

Al inicio ella no estuvo a punto de atropellarme ni me salvo de ser asesinada.

Tampoco nos odiabamos a muerte. No fui a ninguna entrevista de trabajo, a un intercambio o la tuve como profesora de literatura.

En realidad la conocí en la terraza de mi edificio.

Por rumores de las vecinas en la recepción me enteré que venderían el apartamento frente al mío y que esa misma semana la ocuparían.

No supe más, hasta la primera semana de febrero justo el día que uno de mis compañeros recogería unos borradores editados que la conocí.

Podía escuchar la bulla del trasteo fuera de mi apartamento, cajas, voces, pisadas y al final un par de maldiciones provenientes de una voz demasiado dulce para tales palabras.

Salí en busca de la voz, tal vez estaba en peligro y efectivamente no me había equivocado.

La escuché hablar por teléfono, quise marcharme hasta que escuche un sollozo y enseguida fui a la terraza para encontrarme con una hermosa castaña de ojos verdes y mejillas mojadas.

Un abrazo inesperado y un coqueteo de mi parte muy descarado, el resto es historia, solo se que le ofrecí mi ayuda y así fue como acabe en un hospital con una desconocida que no supe más hasta una semana después.

Cada noche, justo a la media noche sonaba su piano, quise ir y reclamarle lo irrespetuoso que era de su parte tocar a esa hora de la noche pero también, simplemente decidí contemplar sus melodías hasta el día siete, que tocó mi puerta y me ofreció una cita a la más extraña hora, media noche.

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