Felix.
Stanza entra en picada por una ventana rota, con un relámpago brillando a lo largo de sus plumas. Gira en el aire y se posa en la barandilla de la cama de Hyunjin, con la cabeza ladeada como sorprendida por la escena que la rodea. Luego se lanza a través de la habitación, pasando por encima de las mamparas destrozadas, y aterriza en la cabecera de Felix.
— ¿Estás bien? —repite Felix, porque teme equivocarse. Sus nervios aún crepitan como los relámpagos que giran sobre su cabeza. Desde la muralla, Felix temía llegar demasiado tarde. Cada pequeño dolor que le punzaba los brazos era una prueba de que la lucha continuaba. Si Hyunjin hubiera estado en otro lugar, Felix podría no haber llegado a tiempo.
Hyunjin agita los brazos. Las dagas congeladas aún brillan frente a él.
—Nuestras cañerías están jodidas, pero estoy bien. ¿Tú estás bien?
Felix ni siquiera puede negar con la cabeza. Controlar su magia requiere demasiada concentración cuando su corazón late a este ritmo atronador. Las chispas sobre su cabeza no son nada comparadas con la dolorosa oleada en sus venas. Qué injusto es que Felix ansíe consuelo cuando Hyunjin es quien fue atacado.
Hyunjin es quien estuvo a punto de morir, y su último recuerdo compartido habría sido Felix rompiendole el corazón. El pensamiento atraviesa a Felix y se balancea en su sitio.
Fragmentos de hielo caen al suelo. La habitación se calienta cuando Hyunjin extiende los brazos y dice: —Oh, Felix. Ven aquí, amor.
Felix se tambalea hacia delante, su cuerpo obedece sin que su mente haga nada. Cruzan juntos la distancia, y los brazos de Hyunjin le rodean con fuerza. Felix apenas puede respirar. Es sofocante. Es perfecto.
Una vez más, Felix se deja llevar por todo lo que Hyunjin le ofrece. El dolor compartido se extiende por sus hombros izquierdos. Tendrán que arreglarlo, pero el vínculo le dice a Felix que la herida no es grave. Puede esperar. Acurrucado en el cuerpo de Hyunjin, se pregunta cómo pudo pensar que podría comprometerse con otra persona.
Ninguna corona o título vale la pena si pierde esto.
—Debería asegurarme de que está muerto —dice Felix, aunque no se aparta.
Hyunjin abraza a Felix con más fuerza. —Está muy muerto. No hace falta que mires.
Felix siente escalofríos, pero no son suyos. Hyunjin es quien tiembla en su abrazo. Felix no está siendo egoísta después de todo, porque Hyunjin necesita este abrazo tanto como él.
El alma de Felix por fin se calma y su magia se asienta. Primero, la habitación se oscurece y el rayo se desvanece sobre su cabeza. Entonces las nubes de tormenta comienzan a dispersarse alrededor de la torre, y la habitación se ilumina lentamente.
—Estoy aquí —murmura Hyunjin en el cabello de Felix—. Estoy aquí. Los dos estamos aquí. —Acaricia la espalda de Felix y hace una pausa—. ¿Cómo has llegado tan rápido? ¿Dónde estabas?
—En la muralla. —Felix se acurruca más, sin querer levantar la vista. Sólo quiere inhalar este olor para el resto de su vida—. No pude encontrarte a través del vínculo, así que usé el cristal de plumas. Stanza te encontró.
Stanza chirría al oír su nombre y empieza a tirar al suelo todo lo que hay en la mesilla de noche de Felix. Es una costumbre terrible, pero Felix no tiene valor para reorientarla.
—Le deberé un barril de conejos, entonces —dice Hyunjin—. ¿Los conejos vienen en barriles?
—Ni puta idea. —Felix se ríe humedamente—. Joder, Hyune, ¿De verdad estás bien?
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Príncipe y Guardaespaldas - Serie Tribunales Peligrosos #IV - Hyunlix.
FanficAcurrucarte con tu guardaespaldas es normal, ¿verdad? Felix Miroh no puede mostrar debilidad si quiere sobrevivir en la corte de Draskora. El único hombre con el que puede mostrarse vulnerable es Hyunjin: El guardaespaldas de Felix. El vínculo les p...