Atrapados en la mentira

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—Esto es un asco— exclamó Law claramente irritado. Aventó el control del nintendo en el sillón y la risa de Luffy resonó por toda la habitación.

—No seas mal perdedor Torao- se carcajeo y cayó de espaldas al suelo agarrándose el estómago.

—Ahg— se cruzó de brazos y refunfuño —Estoy seguro que haces trampa— ¿Cómo podía ser tan bueno? Law era excelente jugando Mario kart y podría jactarse de ello, siempre que jugaba con sus amigos ganaba y estaba orgullo de eso. Pero, con Luffy era diferente de las 10 partidas solo había logrado ganar dos y una fue porque Luffy se le resbaló la salsa de las palomitas.

—Lo digo enserio aquello había dado en su orgullo y en su buena racha —Apuesto a que solo presionas los botones a la zar— le encaró aún molesto.

La risa de Luffy aún continuaba y tomó el control dispuesto a seleccionar una nueva partida —Si quieres que te deje ganar solo dímelo— se burló y eso irritó más al doctor.

—No es gracioso— gruño y tomó el control dispuesto a ganar. Tenía años y años de experiencia no podía dejare vencer por un mocoso.

A Law le hubiera gustado jactarse de la victoria pero fue todo lo contrario, aunque tenía la ventaja e iba a la cabeza en la curva final cometió el error de chocar con un plátano y bueno, Luffy aprovecho para rebasarlo.

—¡Maldición!— exhaló irritado por la estruendosa risa del menor. ¡Estaba haciendo el ridículo!

—¡Te saldrán canas anciano!— se burló el bombero. Amaba saber que algunas cosas se habían quedado tal y como eran; Law era un mal perdedor antes y ahora.

—¿¡Anciano?!— se exaltó ofendido —¡Estoy en mis 20!— aún estaba en la flor de la juventud. Ok, había ocasiones donde le dolía la espalda y las rodillas pero eso estaba atribuido a las largas horas de operación estando de pie. Además, no tenía canas ¡Era un joven de 26 años!

—En mis 20 estoy yo— frunció el ceño, sin embargo, su tono no perdió la diversión —¡Tienes 32!— corrigió y jadeó cuando Law se abalanzó hacia él cayendo con un ruido sordo sobre la alfombra. La posición en que habían caído le abría las piernas y daba la oportunidad en que el médico se colocará entre ellas. Sus manos estaban a cada lado de cabeza —Auch.

—Este anciano hará que aprendas a respetar a tus mayores— sonrió con sorna y procedió hacerle cosquillas. Hizo todo lo posible por mantenerlo en su lugar mientras se retorcía de la risa.

Las carcajadas del monito eran inevitables y contagiosas, Law no pudo evitar reír también. —¡Para!— habló entre risas —¡Deténte!— le faltaba el aliento —¡Torao!— sus mejillas se colorearon y de un arrebato cambio las posiciones teniendo justamente al médico dónde quería, debajo de él.

Law frunció el ceño y la sonrisa se desdibujó. Ambos se miraron y notó el puchero en los labios del menor -Eso es trampa- se quejó.

—Es tu merecido.

—Eres un mal perdedor— repitió y ejerció fuerza en sus caderas para evitar que el mayor se levantará. No sé la dejaría fácil.

—Quitate de encima— se removió y en un segundo se vió inmovilizado. Chasqueo los dientes e intento safarse pero ¡Maldición! Luffy era fuerte.

—Que tontito eres Torao— beso una de sus mejillas —Siempre se te olvida que soy fuerte— le recordó y se contuvo de flexionar los músculos de sus brazos. No era momento para presumir.

Law soltó un gruñido bajo y rodó los ojos —Levantate.

—Hmmm— tarareó pensativo y después negó —Primero mi premio— se relamio los labios.

En el cielo de girasoles, las luciérnagas bailan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora