Memorias de una noche ¹⁸

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La temperatura entre sus cuerpos era demasiado abrumadora para seguir vestidos. Ambos realmente necesitaban deshacerse de las estorbosas prendas que impedían disfrutar de la calidez del otro.

—No soy liviano— gruñó el médico en cuanto Luffy lo cargo del auto hacia el apartamento dónde con 0 delicadeza lo tiró sobre la cama.

—Si.. shhh— concéntrate— se subió en su regazo y prolongó el beso. Sus movimientos estaban en sintonía, sus lenguas se acariciaban entre sí de forma suave y gentil que provocaron una sensación de éxtasis en la parte baja de ambos.

Law estaba demasiado ido en la sensación que sus manos se movieron en contra de su voluntad deseoso por más. Sus manos recorrieron la cintura de Luffy y acarició lentamente antes de bajar hasta sujetar su trasero y apretar sus mejillas sutilmente sobre el pantalón de vestir.

En respuesta, Luffy gimió durante el beso —Torao más— pidió perdido en la sensación. Sus manos recorrieron el torso de médico dispuesto a desabrochar los botones restantes y poder deshacerse de la estorbosa prenda.

—Hmmm— el par gimió al unisono cuando sus entrepiernas se frotaron entre sí. Law se limitó a seguir su tan anhelada liberación por lo que, siguió moviendo sus caderas, rozando una vez más sus miembros vestidos.

Una de las manos de Luffy estaba ahuecando el bulto de su esposo y la otra ya estaba a medio camino de desabrochar el botón de los pantalones y bajar la cremallera. Realmente necesitaba esto, necesitaba liberar la tensión del último mes.

—Torao— una petición silenciosa por parte de Luffy fue captada por un achispado Law que en respuesta levantó las caderas dándole espacio para que él bombero bajara el pantalón dejándolo en boxers.

Se le hizo agua la boca y contuvo la respiración —Hermoso— murmuró y relamio sus labios. Luffy tenía una vista preciosa del hombre debajo de él. —Quiero montarte— no era una solicitud. La noche era larga igual que sus ganas y no pensaba dejar pasar la oportunidad. Recostó al médico sobre la cama y se acomodo del modo en que su trasero ejerciera presión sobre aquel exquisito bulto.

—Ups— alzó las caderas y se deslizó un poco hacia atrás cuando escucho a su esposo sisear. Olvidó que la tela áspera del pantalón no sirve para ejercer fricción y que puede resultar un poco incómodo para la otra parte. Se bajó de la cama y en un abrir y cerrar de ojos se deshizo de la prenda.

Cuando estuvo a punto de volver a montarlo recordó que necesitaban lubricante para dilatar su entrada y facilitar el acto. —Hmm, Torao espera— se apresuró a buscar en los cajones cuando notó que el médico empezaba acomodarse para dormir. —¡No te duermas!— le regaño e hizo un desastre con los cajones hasta que encontró la botella y lamentablemente vacía —¡Nooooo!— aulló decepcionado.

Sopesó sus opciones al notar que su esposo ya se está a acobijando pero el lubricante era escencial. Se enfadó consigo mismo por no surtir el cajón y pensó seriamente en hacerlo en seco. Un poco de saliva y talvez utilizar semen. Pero había pasado tanto tiempo y realmente deseaba que fuera placentero para los dos. —Ahg— se frotó el cabello y destapó a su esposo —No te rías— le regaño y sintió sus mejillas arder.

—Eres lindo cuando estás desesperado— se carcajeo el hombre mayor divertido por la situación.

Luffy sintió que estaba haciendo el ridículo. —Quitate los zapatos— necesitaba mantenerlo activo o a la primera oportunidad se dormiría —Vuelvo enseguida— y a la velocidad de luz, corrió hacía él baño dispuesto a encontrar una botella de lubricante. Dejo un desastre a su paso en búsqueda de aquel elixir y se convenció de limpiar mañana puesto que, ahora tenía prioridades.

En el cielo de girasoles, las luciérnagas bailan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora