La brújula de los sueños

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—Luffy, todo saldrá bien, tranquilo— ver el rostro afligido de su hermanito le rompía el corazón a Sabo. Cuando recibió la llamada de un Luffy alterado no dudo en venir a verlo.

Las calles estaban congestionadas debido a un accidente automovilístico reciente y el hospital estaba ajetreado con todo el personal trabajando apurados.

—Tranquilo— volvió a repetir y sobo la espalda de su querido bebé llorón. Susurró palabras de aliento en el rato en que Law era sometido a varios exámenes neurológicos. —Trafalgar se enorgullece mucho de su hospital así que está en buenas manos— limpio las lágrimas del monito y beso su frente.

Aunque Luffy ya era todo un adulto a los ojos de Sabo seguía siendo un niño pequeño que le seguía a todos lados como una garrapata.

—Necesitas descansar— pidió. Toda esta situación mantenía a Luffy abrumado y temeroso del «¿Qué tal sí?» necesitaba una distracción y se alegro que la ayuda viniera en camino, sino fuera por ese dichoso accidente estaba seguro que toda la banda estaría aquí apoyando a su hermanito.

Sanji fue el primero en aparecer en la escena cargando una hielera pequeña, Sabo agradecía su intuición. Devolvieron saludos cuando el rubio entro en la habitación y con una movimiento de cabezas le advirtió que tuviera cuidado con sus palabras.

Sabo llamo incontables veces a Luffy pero el monito se había disociado lo suficiente para no notar la llegada del rubio. —Luffy— lo intento de nuevo esta vez tendiendo éxito, puesto que sus miradas se encontraron —Sanji vino a verte ¿Qué tal si van a comer algo?— espero que aquel incentivo fuera suficiente para animarlo.

—Hubo una fiesta en el Baratie y traje las sobras— Sanji alzó la hielera. Aquello siempre alegraba al chico que siempre ansioso rogaba por comida.

—No tengo hambre— Luffy ocultó su rostro con sus palmas y suspiró —Traeran a Torao pronto, quiero estar aquí.

—Luffy— murmuró Sabo con el rostro afligido. —Puedo esperarlo por tí. Estoy seguro que Trafalgar entenderá si te tomas unos segundos para cenar— le ánimo e insistió. —En cuánto vengan a dejarlo te avisaré, serás el primero en escuchar las buenas noticias.

El monito pareció dudar pero después de tantas insistencias acepto. Se sentía cansado física y mentalmente. Todo fue tan repentino que le tomó por sorpresa.

—Si dejas algo te haré tragartelo a la fuerza— bromeó el rubio una vez llegaron a la cafetería y le sirvió sopa de pollo con verduras. El monito sonrió levemente y con entusiasmo empezó a comer.

Sanji sacó el resto de toppers con varios guisos, para sorpresa de Luffy todos eran sus favoritos. La carne olía delicioso y debía de admitir que le abrió el apetito -Gracias Sanji.

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—Todo parece estar en orden pero es necesario que esté bajo observación hasta que estén listos los resultados— Monet, la neuróloga, sugirió. —Lo estaremos monitoreando— concluyó y acarició la mejilla del ojeroso dormido —Si despierta avísenme- era una noche ocupada y sin los resultados no había mucho que hacer.

Shachi y Pinguin que estaban de turno esa noche se ofrecieron hacer de guardia, no dejarían a su capitán solo.

—¿Qué fue lo que pasó?— la tan ansiada pregunta fue respondida después de que la banda de los mugiwaras estuviera completa.

—No lose. Estábamos bien, estaba bien— Luffy también deseaba entenderlo —Salimos a comprar la cena y luego, Zoro llamó y después, Torao estaba sangrando y se desvaneció— le dolía verlo otra vez dormido —¿Que voy hacer si no despierta?— se frustro —¿Y si se vuelve a olvidar de mi?- estaba seguro que no volvería a soportarlo.

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⏰ Última actualización: 7 days ago ⏰

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En el cielo de girasoles, las luciérnagas bailan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora