Ni las decisiones de sus padres pudieron separar el amor que unía a Shoto y Gea en su juventud. Años después, el destino los vuelve a cruzar en circunstancias inesperadas.
Trabajando en la empresa de uno de los mejores héroes, se encuentra cara a ca...
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G E A
La mesa del buffet era extensa, servía de a poco los alimentos que los niños querían, trataba de ser lo más cuidadosa, cargar los dos platos era complicado, y debía apurarme y reunirme con Creati.
Mañana terminaría el evento de la Isla, y necesitaba continuar mi trabajo antes de la cena de los héroes.
—Dejame ayudarte.
La carga de ambos platillos se esfumó, Shoto había tomado uno de ellos.
—¿Qué más quieres llevar Kori? —le dedicó una sonrisa al albino, que lo veía con algo de vergüenza.
—Fruta, por favor. —murmuró abrazándose a sí mismo.
Después de ver como el héroe asentía, puse mi atención en Ren, que los veía casi con estrellas en los ojos.
—Mami, ¿Le caímos bien a Shoto? —dijo jalando mi camisa.
—Por supuesto, seguro nunca había conocido niños tan encantadores como ustedes. —lo fácil que salieron mis palabras me alivió, no le estaba mintiendo.
Y es que aún no les decía la verdad, era muy pronto y no sabía cómo lo iban a tomar, nunca había hablado sobre su padre con ellos, y cuando querían preguntar algo solo decía que era un buen hombre. Nada más.
—Tal vez quiera enseñarnos y seremos sus alumnos. —su emoción era evidente y no pude evitar sonreír. —Como la película del niño karate. —levantó su pie, como si fuera un movimiento del deporte.
—Pues seguro que el niño karate ya habría terminado su desayuno, ¿Qué más quieres?
Entre risas corrió con su hermano y Shoto, que le servía algo de yogurt y avena.
¿Así se sentía una verdadera familia? ¿Los niños lo iban a aceptar todo?
Él siempre fue su héroe, nunca vieron más allá de las hazañas en la televisión, esa admiración que sentían por él, esperaba que no cambiará al momento de la verdad.
