Ni las decisiones de sus padres pudieron separar el amor que unía a Shoto y Gea en su juventud. Años después, el destino los vuelve a cruzar en circunstancias inesperadas.
Trabajando en la empresa de uno de los mejores héroes, se encuentra cara a ca...
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Los gemelos odiaban las clases. Bueno, realmente no las odiaban, les gustaba mucho jugar con otros niños, aprender cosas básicas como atarse los cordones o aprender los días de la semana, también adoraban cuando los cuidaba la maestra Hina. En cambio, cuando la directora estaba a cargo los desanimaba.
Ambos sabían que la mujer tenía algo de inseguridad a causa de cómo se manifestaron sus dones de un momento a otro.
Ese día el hielo cubría parte de la clase, los pupitres, estantes con cuentos y juguetes tenían escarcha y era difícil de mover los objetos.
—Que un niño tenga un poder así es peligroso, es capaz de herir a los demás.
Muchas veces los adultos no saben lo que son capaces de provocar unas simples palabras en un niño.
Ren se lo tomó muy a pecho. Por eso no quería volver a la guardería, temía herir a alguien en especial a su hermano, o peor, a su mamá.
En la entrada del jardín de niños, el pelirrojo se aferraba a la pierna de su madre, no quería ir. Deseaba quedarse en casa como los últimos días, jugando y ayudando a su tía.
—Recuerda lo que dijo tu papá. —Gea acarició el rostro de su niño con cariño.
—Que él también tuvo accidentes... —la pelinegra asintió.
—Y mira lo increíble que es a día de hoy. Hay cosas que no podemos evitar, pero puedes aprender de ello. —a su lado, Kori asentía, apoyando a su hermano.
—Vamos, tal vez la maestra Hina nos cuente una historia nueva hoy. —trató de animarlo el albino a su lado.
Una pequeña sonrisa se asomó en el rostro de su gemelo, que convencido por tener clases con su maestra favorita aceptó entrar.
Con una sonrisa satisfecha y esperando lo mejor para el día de los gemelos, Gea se despidió, agitando su mano hasta que sus pequeños desaparecieron de su vista al entrar.
En el momento en que los niños pusieron un pie en su clase, su ánimo desapareció. La Directora estaba ahí, hoy no vendría la maestra Hina.
La mujer los observó minuciosamente, como si esperara que cometieran algún accidente. Plantas venenosas, bloques de hielo. No hacía más que pensar en lo peor de unos pobres niños.
