Espinas negras

23 3 1
                                    

Mientras algunos se encontraban dentro de un teatro climatizado disfrutando de un espectáculo, otros estaban trabajando al aire libre, luchando con la fuerte oleada de frío que hacía.

—Margarita, necesito una ayuda con estas rejas, sostenla mientras tomo unas medidas —un humano fornido que llevaba un traje de construcción llamaba a la caimán.

La chica se encontraba cavando unos agujeros en la tierra, hasta que escuchó aquello y se dirigía a ayudar a su compañero. Cuando ella agarraba la reja el humano sacaba una cinta métrica y un lápiz, con el cual comenzaba a marcar el suelo.

—¿De verdad no había nadie más disponible para esto? Matt, María, Logan... —continuó nombrando a todos los trabajadores que conocía de la empresa.

—Ya te dije, ellos están finiquitando una construcción más importante que una simple remodelación de jardín como esta —señalaba con la mirada un par de columnas que había por el suelo—. A más tardar debemos terminar esto para mañana.

Cuando finalmente todas las marcas estaban puestas, entre ambos levantaron la estructura y comenzaban a moverla a otro lugar para hacer el mismo proceso. Mientras hacían esto una pregunta inesperada salió de la caimán.

—Jack ¿Tu crees que soy sexi? —no llevaba mucho tiempo conociendo a aquel tipo, pero sentía que por eso mismo recibiría una respuesta honesta.

—¿Qué? —confundido al escuchar aquello miraba a la chica de arriba a abajo—. Supongo que sí, aunque a mi no me gustan las mujeres tan... marimacho, sin ofender. Además de que eres muy joven para mi gusto.

Enfadada al escuchar aquello movía la reja hacia adelante de una manera abrupta, provocando que esta golpee el casco de su compañero y antes de que este pudiera dejar escapar una queja ella decía.

—Ups, error mío. Además, no se que hago preguntando esto a un viejo de cuarenta años como tú —volvió a dejar en la posición correcta la estructura que acababa de usar como arma.

—Mujeres, todas iguales... —murmuraba en voz baja antes de continuar—. Supongo que esa pregunta es porque encontraste a alguien que te llamaba la atención, ¿Cómo es él o ella... o como mierda se identifiqué?

—Es un chico normal, humano, siempre lleva gafas de sol y es calvo. Por otra parte, yo tengo un físico mas de hombre, la cicatriz en mi espalda y mis pequeños problemas de ira, siento que no soy normal, que no podríamos llevar una relación juntos —mientras decía aquello no podía evitar que sus ánimos bajaran. Aunque Inco dijo que no tenía ningún problema con su físico, ella sentía que lo decía por lástima.

Una risa fuerte salía de Jack, la cual fue interrumpida ante la mirada amenazante de la albina.

—Lo siento... es solo que hoy en día que no es "normal", chicos vistiéndose como chicas, cambios de sexo, mil y unos géneros distintos. Si lo que buscas es algo normal, como en mis tiempos, pues te digo que esta no es la mejor época niña. Consejo, no le des tantas vueltas al amor, di lo que sientes y punto, si te dice que si, bien, si te dice que no, la vida sigue.

Margarita pensaba que aquel viejo tenía razón, quizás darle tantas vueltas a este tema solamente se deba a una especie de miedo a la respuesta que pudiera recibir. Ya estaba, se había decidido a confesar lo que sentía por Inco cuando acabara de tallar la madera.

Los minutos pasaban de una manera algo rápida. Cuando finalmente llegaba la hora de tomarse un pequeño descanso, ambos se sentaban en unos bancos para comer algo. La caimán aprovechaba también para mandar unos mensajes a Inco.

«¿Cómo estuvo la obra? ¿Ya terminó? Mas te vale que si hayas ido a verla.»

Mandando al final el emoji de un caimán amenazando con un puño esperaba por una respuesta, que no tardó en llegar. Una buena cantidad de fotografías, las cuales le parecían muy llamativas, principalmente por lo bien que estaba decorado el escenario y los actores. Toda la escenografía era de una china medieval, donde predominaba el rojo y dorado.

«Gracias, te quedaron bien. El sábado trabajo por la mañana podemos hacer esa salida que querías por la tarde noche. Por cierto, el domingo tengo planeado ir a casa de mi madre, por si quieres venir.»

Para ese día ya debería de tener la estatuilla del humano terminada.

«"Bien", ambos sabemos que esas fotografías son como mínimo excelentes. En cuanto a lo del sábado, puedo reservar una mesa en un pequeño restaurante que conozco luego te confirmo la hora.»

«Están excelentes si las comparamos con las que me mostrabas en la biblioteca mientras estudiábamos. ¿Invito yo a Rocío o la invitas tu?»

«La idea de una cita es que seamos tu y yo solamente, nadie más.»

Mientras intentaba recordar en qué momento el calvo le había dicho que eso sería una cita, ella lo llamaba al teléfono mientras se ruborizaba y golpeaba el suelo repetidamente con su pie.

—¿Cuándo me dijiste que la salida del sábado era una cita? —decía casi gritando y al recibir una mirada curiosa de Jack que estaba a su lado, ella decidió alejarse.

—¿No te lo había dicho cuando estaba terminando de curarme? Pues mi error—Inco intentaba recordar, pero todo era medio borroso, así que sin darle mucha vuelta suspiro—. En fin, ¿Entonces estás en contra de la cita?

—N-no dije eso... es solo que... —nuevamente las dudas y nervios se generaban en ella. Tras soltar un suspiro y juntar valor continuó—. No estoy en contra, pero te advierto que no tengo ropa muy elegante que ponerme, así que nada de lugares demasiado caros.

—Tranquila no es un lugar caro el que tengo en mente y se que te va a encantar —una voz se escuchaba de fondo la cual estaba llamando al chico—. Me necesitan, nos vemos luego y ya quiero que sea domingo para poder saludar a la suegra.

Cortando la llamada antes de escuchar una respuesta de Margarita, Inco guardaba su celular y dirigía su mirada a la andaluza que se encontraba moviendo unas cajas. Ahora mismo estaban ordenando lo último que quedaba de la escenografía, el trabajo del calvo era ayudar a Rocío.

—Entonces ¿Por qué solamente nosotros dos estamos haciendo esto? Pensaba que esto sería algo que debía de hacer todo el club.

—Lo' otro' hazen su parte tambié', aún quean alguna' cosa que retocar con er vestio que voy a llevá y también una guena cantida de escenografía que no está terminá —decía eso mientras continuaba acomodando la escenografía y guardando algunos accesorios en cajas—. Por cierto, Illo ¿Y eso que ta' unio al club asin de repente?

En la cabeza de la española no había ni una sola razón para que Inco se uniera al club, incluso ella ya tenía en claro que no le agradaba demasiado a él.

—Siendo sincero me gustó la obra que fui a ver con Margarita la ultima vez y quería probar un poco el cómo se sentía trabajar en alguna —el celular de Inco estaba sonando, al pasar una rápida mirada eran una buena cantidad de mensajes de la caimán, que eran solamente emojis de puños—. Además de eso, te debía una y por lo que se a este club andaba corto de miembros, así que toma esto también como mi paga por los boletos gratis.

—No ase farta que este' en el club por intentar devorverme er favor, al fina' lo guapo de los clubes e' pasartelo pipa y no por curro —luego de haber terminado gran parte del trabajo miraba la hora—. Tengo que ir a reparti' una cosilla, no creo que tarde musho.

Mientras la española recogía su mochila y verificaba que dentro de la misma se encontraba la mercancía que debía de vender el día de hoy. Inco suspiraba y la observaba cansado, para preguntarle.

—Mira, se que de seguro tienes tus nobles razones para hacer este tipo de cosas pero, ¿te puedo pedir un favor? —con un tono irónico habló. Rocio asintió con la cabeza—. No involucres a Margarita en nada de eso. Aunque las cosas se están calmando con Anta, no me gustaría que ella se involucrara en un tema de drogas.

—Pisha, aro que no la voy a meté a esto, pero si 'e mete ella decide tampoco pueo hace' ná —tras decirlo enfadada agarro su mochila y se fue del sitio con cierta prisa.

El día de hoy tenía unas cuantas entregas para hacer pero ya quería sacarse eso de arriba cuanto antes. Al ser de las pocas vendedoras de drogas de la universidad, debido a la buena calidad de sus productos y a lo adictivo que llegaban a ser los mismos tenía una gran demanda de clientes. Una universidad de niños ricos, era de las mejores opciones que poseía ella para poder salir de su complicada situación cuanto antes, al mismo tiempo que estudiaba algo de su agrado.

Decir que en un emprendimiento de ese estilo las cosas eran completamente de rosas sería una mentira muy grande, el tener que comerciar con adictos solía terminar mal alguna que otras veces. Siendo ella mujer y lo poco intimidante que era, tampoco ayudaba a que algunos pensaran que podían pasar sobre ella sin ningún problema.

Fueron casi treinta minutos de recorrer sitios por la universidad para vender las "flores" y "aromatizantes" que ella vendía. Aunque el último sitio que le había tocado era más apartado de lo normal, ya que al parecer la cliente quería mucha discreción.

—Primero la pasta, luego ya te doy lo gueno —en un lugar apartado detrás de un edificio estaba Rocío hablando con otra chica, la cual sacaba de su bolsillo unos billetes para entregarlos—.Mu bien pisha, toma. Consejo rápido, si no quiere' que te de un sincope, no lo' consuma' tó' mu rápido.

Era la primera ocasión que aquella chica le compraba algo, así que para no perder un potencial cliente y que una persona se termine muriendo por error, le daba aquel consejo. Sin decir mucho más la otra joven agarraba aquellos hongos que se encontraban en una pequeña bolsa y se iba del lugar rápidamente.

Soltando un suspiro volvió a cerrar su mochila, y sacaba su celular para verificar que por el día de hoy ya había terminado todas sus entregas. Siendo interrumpida por un mensaje que le llegaba.

«Hoy, 22:30 en la entrada de la universidad se reparten las últimas flores. No olvides de traer la paga y de reportar cualquier mala hierba.»

Tras leer el mensaje, guardaba el celular y se dirigía nuevamente al teatro, no quería dejar solo a Inco demasiado tiempo ahí. Además de que tenía cierto miedo de que él llegara a romper algo.

I "wani" get over the gator. ¡Rewritten!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora