Mi "Musae Alligator"

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Dentro de un edificio que se encontraba pobremente iluminado, se encontraba Inco. Este estaba en una terraza, vistiendo unas ropas formales que le prestó su padre. Aunque no recordaba cómo había terminado en esa situación, sabía que tenía que tomar una fotografía a algo, ya que se encontraba viendo a través del lente de su cámara. Su objetivo, era una escenario que estaba completamente vacío, pero que tenía la sensación de que en algún momento dejaría de estarlo.

Los minutos pasaban y nada cruzaba las cortinas, pero aun así, se quedó quieto esperando ese momento donde podría sacar una gran fotografía. Cuando las luces comenzaron a parpadear, unas figuras se hicieron presentes en el escenario, la mayoría eran simples sombras con forma humanoide que se encontraban hablando un lenguaje el cual, Inco no entendía. Ellas estaban apuntando de manera acusatoria a una chica de escamas blancas, era Margarita.

—¿Qué hace aquí?—se preguntó mientras hacía algo de zoom.


Inco solamente se limitó a observar cómo las sombras rodeaban a la caimán y esta intentaba alejarlas, sin mucho éxito, soltando algún que otro golpe con sus puños. La expresión de ira y enojo que tenía la chica en su rostro fue cambiando poco a poco, los golpes que estaba soltando de manera desesperada para hacer callar a aquellas sombras no estaban funcionando. La determinación que tenía fue desapareciendo, causando que comenzara a temblar y la mirada que era de un animal enrabiado, ahora parecía ser la de un perro que acababa de ser abandonado.

Ella estaba siendo destrozada poco a poco por aquellos comentarios inentendibles, no pudiendo solucionar ese problema por medio de la fuerza, siendo lo que Inco denominaba como un escenario perfecto. No esperó más y sacó la primera fotografía, una de sus mejores obras pero no era la mejor. Las sombras comenzaron a reírse de la chica que estaba ya arrodillada en el suelo, con las manos en su cabeza, con lágrimas que comenzaban a salir de sus ojos que se encontraban observando el suelo. Su boca, que estaba un poco abierta, temblaba del miedo y la desesperación. La segunda fue tomada, mejor que la primera, pero aun sentía que podía tomar una mejor, tenía que encontrar el ángulo perfecto. Entonces tomó la tercera, la cual hubiera sido la imagen perfecta de no ser porque una de las sombras tapó parcialmente a Margarita.

Estando un poco harto ya de no lograr la foto que quería, activó el flash de la cámara y tras un poco de posicionamiento sacó la última. Al hacerlo, la sombras alrededor de la chica se desvanecieron en un instante, dejando a la caimán sola, mirando hacía arriba con unos ojos cristalinos, con las pupilas dilatadas y temblorosas mirando en dirección a Inco. Esa vista le recordó a su magnum opus, aquella fotografía que tomó en el baile, si solo Damien no le hubiera roto la cámara... Entonces, miró para ver el resultado de su trabajo, percatandose que era la mejor foto que había visto nunca, entonces miró a Margarita, dándose cuenta que lo que le faltaba para volver a sus raíces de verdad era su musa caimán.

Gracias al sonido molesto de un despertador, todo ese momento había sido interrumpido. Había puesto unos minutos antes la alarma, ya que tenía que juntarse con Margarita frente al edificio principal y llevarla con Anta. Mientras se preparaba para estar listo para su día escolar, los pensamientos relacionados con su sueño no paraban de llegar. Ya no estaba seguro de si quería llevarla frente a Anta, por mucho que quisiera que le debiera un favor, había algo en Margarita que provocaba que él sacara sus mejores fotografías.

Mientras se dirigía hacia el edificio principal, tenía el ceño fruncido mientras utilizaba su cerebro a máxima potencia para pensar que haría a continuación.

—Piensa, Inco, piensa ¿Qué harías si no la llevas frente a Anta? Podría simplemente llevarla a algún otro lugar que aún no le haya mostrado, si, eso debería de funcionar. Aunque si no la llevo eso provocaría que Anta se enfade mucho y eso sería un problema, uno con el que no me gustaría lidiar ahora mismo.

Cuando finalmente llegó, aún faltaban unos pocos minutos para que llegase la hora acordada, así que aprovechó ese tiempo para seguir pensando. Posando su mano en su barbilla y con los ojos cerrados continuó pensando en que debía hacer a continuación. Las dudas estaban muy presentes, pero había algo de lo que él estaba seguro, no tenía pensado permitir que expulsaran a esa caimán, al menos mientras le fuera de utilidad.

—Ya lo sé, que listo que eres Inco —una sonrisa de victoria se formó en su rostro a la par que abría sus ojos—. Aun tengo los mensajes guardados, si se los muestro a la directora eso debería de poder pararle el carro a Anta y al mismo tiempo podría quedar bien con ella.

La hora pactada llegó y Margarita se hizo presente. Aún lucía cansada como los días anteriores, las ojeras que tenía cada vez eran más visibles. A la par que saludaba con su mano a su guía, dijo:

—Días, Inco —el tono somnoliento que tenía y su caminar dejaba en claro que aún necesitaba varias horas de sueño—. Entonces... ¿A dónde vamos a ir tan temprano?

A pesar de estar parada frente al chico, ella se movía de lado a lado para estar en movimiento y no caer dormida. Mientras, Inco observaba esto algo extrañado, pensaba alguna excusa rápida que decirle.

—Buenos días, Margarita, lo siento pero vamos a tener que cancelar el pequeño tour que tenía planeado —el movimiento de la caimán fue interrumpido, ya que esta se puso muy firme a la par que observó fijamente al humano. Las palabras que diría a continuación, determinarían si recibiría un golpe o no—. Me encontré con la directora hace un momento y me pidió que fuera a su despacho, lo siento pero esto tendremos que posponerlo.

Esa era una de las pocas razones que había pensado Margarita para no golpear a Inco por hacerla despertar temprano.

—Está bien —toda la tensión que tenía en su cuerpo desapareció y bajó un poco los hombros—. Suerte con eso, yo regresaré a los dormitorios. Si necesitas ayuda con algo, puedes pedírmela.

Antes de irse, la chica se despidió con una pequeña sonrisa y agitando una de sus manos. Tras corresponder al gesto con la mano, Inco se dirigió rápidamente a la dirección, mientras comenzaba a buscar en su celular los mensajes que le había mandado Anta. Una vez que se encontró frente al despacho de la directora, golpeó la puerta un par de veces.

—Adelante. —el tono de voz fuerte y claro de Angela se escuchó desde el interior de la habitación.

Luego de recibir el permiso, pasó con una sonrisa que demostraba seguridad. Por su parte, la directora se encontraba sentada, sellando algunos papeles, y al ver al joven, soltó un suspiro algo largo.

—Buenos días, directora Angela —recitó Inco, mientras pasaba y cerraba la puerta—. Vine para informarle acerca de un estudiante que está causando problemas a Margarita y que busca hacerle daño.

Se sentó en la silla frente al escritorio mientras hablaba. Angela se había sorprendido de recibir esa noticia por parte del chico que solía actuar como un cobarde, dejando a un lado el sello que estaba sosteniendo y mirando fijamente a Inco.

—Si eso es cierto, necesitaría una descripción de cómo es ese estudiante, si sabe el nombre y apellido, mucho mejor.

—Anta Gonista —Inco dijo sin dudarlo, mientras sacaba su celular y mostraba el chat—, no solamente quería que llevara a Margarita al teatro para que él se encargara de ella, sino que también se ha estado comportando de una manera muy especista, incluso llegando a dejar un bozal en el asiento de ella.

La directora aun manteniendo su misma expresión, comenzó a leer los mensajes a la par que escuchaba al estudiante. En aquellos mensajes no había nada que diera a entender que quien mandó los mensajes fue Anta.

—Señor Nito, ¿Usted está seguro de lo que está diciendo? —preguntó con un tono de voz firme.

—Si.

En la cabeza de Inco, las cosas solamente podían salir bien. Angela dejó salir un último suspiro, antes de llamar por los megáfonos a Anta, aunque aún faltaban un poco para las clases, él ya debería de estar por el campus.

I "wani" get over the gator. ¡Rewritten!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora