19. "Pelota roja"

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Un/a hermano/a mayor debe:
1)No querer un nuevo integrante en la familia.
2)Sentir celos de ese nuevo ser.
3)Pelearse con el mundo.
4)Y, con el tiempo, amigarse con él.

Harry me despidió con un beso en la boca y otro en la frente para Mía mientras mi brazo derecho se extendía para parar el autobus. Sostuve a mi hija en brazos y subí las escaleras. Apoyé la tarjeta en el marcador luego de decirle "buenos días" al chofer y me apuré a guardarla en el bolsillo de la chaqueta. Un joven con ropa de colegio me cedió el asiento el cual agradecí. Ahora me esperaban treinta minutos de viaje.

Caminé dos calles hasta llegar a la bendita casa, atravesé mi brazo por entre medio de las rejas para tocar timbre y lo vi espiando por la ventana.

—¡Hola! —Exclamó cuando abrió la puerta y vino revoleando las llaves para abrirnos la reja. Mía se le tiró encima, feliz de la vida, porque lo quería un montón. Y yo también.

—¡Hola, Luchito! — Le di tres besos en la mejilla.

—No me digas así… —Reí. Ahora era Louis, porque era mayor. Bueno, no tanto… unos veintidós años.

—Pensé que iba a estar tu mamá. —Y espié todos los rincones de su casa, la que alguna vez fue mía. Cuando murió nuestro papá, Mary y Louis decidieron dejar la casa de los Styles para volver al viejo hogar. Con el tiempo y con trabajo la fueron reformulando y hoy es un lugar agradable, por más que no me traiga tantos buenos recuerdos.

—Yo pensé que ibas a venir con Harry y no te digo nada. —Siempre tenía algo para discutirte. —Esta trabajando, creo que sale a las cinco.

—Harry fue a acompañar a Bruno al dentista, le tienen que sacar una muela. —Me senté sobre ese viejo sillón de madera, ahora con nuevos almohadones. —¿La universidad?

—Bien… tengo que armar una maqueta para el jueves que viene. —Estaba estudiando arquitectura, o eso intentaba.

—¿Ya la empezaste? —Dejó un plato con galletas en la mesa y agarré una de chocolate.

—Sí, está en el galpón. Tengo todas las cosas allí porque mamá no quiere que ensucie el suelo.

—Los padres nunca nos conformamos con nada. Queremos que estudien pero que a la vez no molesten. —Por fin, después de cuatro hijos, entendí esa teoría. La vi a Mía jugando con la rasta de su tío escondida en su pelo semi corto.

—Me hubiese gustado que venga Harry. Necesito pedirle unos consejos. —Todos necesitan a Harry.

—¿Consejos sobre el estudio?

—No… — Dejó a Mía sobre el suelo para traer de su cuarto una vieja pelota roja, si mal no recuerdo, esa pelota era de cuando yo tenía unos seis años… perduró en el tiempo. —Voy a ser papá.

“—¡Hola! ¡Mary, llegué! —Me saqué las zapatillas, venía de educación física y estaba, se puede decir, feliz porque no tenía que trabajar… aunque no me disgustaba. —¿Mary? —Escuché un “¡ya voy!” dentro del baño y caminé hacia la cocina a servirme algo frío para tomar.

El móvil sonó avisándome de un nuevo mensaje, Perrie. “amiga, hiciste los ejercicios de matemáticas?” Tenía un profesor que nos daba la misma cantidad de ejercicios que letras del abecedario. Como si no tuviéramos otras materias de las cuales preocuparnos. “Sí! Me faltan 3 o 4. Hoy los termino!! Tú?” Me tomé de un trago el vaso con zumo de manzana. “Ni empecé!!!! No los entiendo.” Era sabido, por algo me lo preguntaba. “Mañana te los paso y te explico. Haz lo de biología que es para entregar, porfa!!!” “Vale!! Quedamos así! Mi hermano dice que te ama. Besos” Sonreí, pero no pensaba contestarle.

—Hola… —Di media vuelta para encontrarme a una madrastra apoyada en la pared, sosteniéndose la cabeza y escondiendo lágrimas.

—¿Estas bien? —Me acerqué para agarrarla del brazo y llevarla a una silla del comedor. —¿Qué pasa? ¿Papá te pego?

—No… estoy embarazada.”

—¡Ay! ¡Te felicito! —Me tiré encima de su cuerpo para abrazarlo. —Voy a ser tía. —Aunque ya lo era de parte de Perrie y Zayn. —¿A quién embarazaste? —No tenía registro de con quién estaba saliendo.

—A Virginia ¿A quién va a ser? —De fondo teníamos los botes de la pelota roja que Mía tiraba de aquí para allá.

—¡Ah! Pero a esa sola, me imagino ¿O dejaste muchos bebes en otros lugares? —No estaba de más preguntar.

—¡A ella! ¡No le meto los cuernos!

“—¡Hola, hermosa! —Al parecer, Harry había salido de la universidad de buen humor. El viernes pasado casi le agarra un ataque de histeria cuando el profesor le preguntó en el exámen una unidad que no había dado.

—Hola, ¿cómo te fue? —Ya ni me interesaba que me halague.

—¡Bien! Me saqué un cinco, cincuenta. ¡No es la gran nota pero aprobé!

—Te felicito… —Llevé una taza hacia la máquina del café para servirle. Era costumbre.

—¿Qué te pasa? —Dejó su mochila sobre una silla para sentarse en una de las mesas. Increíblemente, cerré la puerta del bar con llave y cambié el cartelito a “cerrado”. Si me echan, ya no me afecta. Me senté junto a él para abrazarlo. —¿Jadey?

—No quiero… —Susurré en su pecho, ni siquiera le di tiempo a que se saque el abrigo.

—¿Qué es lo que no quieres?

—La mujer de mi padre está embarazada. —Elevé la cabeza para mirarlo. — ¿Entiendes? ¡No me entra! ¡No quiero tener hermanos! Nunca lo pensé…

—¿Por qué? si es algo muy bonito —Estoy segura que él ya se imaginaba cómo sería su cuñado. Aunque no estemos juntos.

—¡No es bonito! Mi padre es un borracho de mierda. ¡No tenemos dinero! No hay lugar para él en esa casa. —Y me sentía muy egoísta, pero era la verdad.

—¡Jade, tranquilízate! Vas a tener un hermano o hermana. No pienses en la dinero, piensa en que Mary te necesita, no va a poder sola.

—¡No quiero! ¡No quiero pensar en nadie! ¡No quiero un hermano! —Y recuerdo lo negada que estuve todo ese tiempo. También me acuerdo que Harry no se pudo tomar ese café porque no paró de abrazarme hasta que me tranquilicé. Me acompañó hasta mi casa y llegué sola hasta su interior. Observé a Mary cocinando, miré su tripa y seguí llorando en mi habitación.”

—¡Te quiero un montonazo! ¡Te juro, te juro! —Y el susurraba un “ya lo sé” cada vez que mi boca estrellaba su mejilla.
—¡Ay! —Mía lanzó unas carcajadas porque a su tío le dolió el golpe que le dio en la cabeza con su pelota roja.

N/A: Nada más que añadir.

Selley xx

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