once

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La lengua de Hannibal se deslizó en su boca,  explorando cada rincón,  cada pliegue.  Will sintió un deseo que no podía controlar,  un deseo que lo arrastraba hacia la oscuridad,  hacia el peligro.

Lentamente el contacto de sus labios de se rompe, dejando entre medio de ellos un ligero hilo de saliva, sus respiraciones agitadas se escuchaban por toda la sala de estar.

Un gemido escapa de los labios de Will, una mezcla de dolor y placer que lo deja aturdido. Hannibal, con una ferocidad contenida, sigue lamiendo y mordiendo su cuello, dejando marcas rojas que stornan moradas. Cada toque, cada mordisco, es una descarga eléctrica que recorre el cuerpo de Will, una sensación que lo desorienta y lo atrapa en un torbellino de emociones contradictorias.

— Creo que me tengo que ir, Profesor — Will intenta levantarse, pero la mano de Hannibal se cierra sobre su brazo, impidiéndole moverse. La fuerza de Hannibal es sorprendente,  un contraste  con la  delicadeza  de  sus  acciones  anteriores.

—Disculpa si fui muy descarado, es que no pude evitar sentir la necesidad de besarte..— Hannibal, lo mira transmitiendo una mirada de falso arrepentimiento —Entiendo que te sientas molesto, Will. No fue apropiado de mi parte besarte sin tu consentimiento.— Hannibal dice lentamente, acariciando su mano con el pulgar, manipulandolo inconscientemente

La caricia de Hannibal en su mano es suave, casi imperceptible, pero suficiente para que Will se sienta atrapado. La voz de Hannibal, suave y melodiosa, crea una especie de hipnosis que le impide pensar con claridad.

—No... no fue eso,—logra decir Will, su voz apenas un susurro. Hannibal inclina la cabeza ligeramente, con una expresión de interés genuino, aunque sus ojos no dejan
de mirar a Will con una intensidad desconcertante.

—Oh, ¿qué te molestó entonces, Will?— pregunta, manteniendo su pulgar sobre la mano de Will, como si estuviera a punto de trazar un círculo alrededor de su palma.

Will se siente atrapado en una telaraña de manipulación. No quiere admitir que se sintió atraído por el beso, que le gustó la sensación de los labios de Hannibal sobre los suyos.

—No sé —dice Will, con la voz temblorosa. —Simplemente... no estaba preparado.—

—No te preocupes,— dice Hannibal, con una sonrisa que no llega a sus ojos.
Will se queda mirando a Hannibal, sin saber qué decir. Se siente como un títere en las manos de un maestro titiritero.

Hannibal se inclina hacia él, su mirada penetrante. "Entonces, ¿qué quieres, Will?" pregunta, con una voz que le hace sentir un escalofrío.

—¿Podemos hablarlo en otro momento?—
Will se siente aturdido, la presión de la mirada de Hannibal es insoportable.—Tengo que ir a casa.—

Hannibal se aparta un poco, su sonrisa se desvanece, dejando una expresión de decepción en su rostro. —Entiendo, Will,— dice, con una voz que suena casi decepcionado.

—Solo necesito tiempo para procesar todo.— responde Will, con la voz temblorosa. Hannibal asiente, levantándose del sillón. 

—Te acompañaré a la puerta.— Toma el abrigo de Will y lo ayuda a ponérselo, con un gesto suave que contrasta con la intensidad de su mirada.  Al abrir la puerta, la sonrisa de Hannibal es leve, casi imperceptible, pero sus ojos brillan con una intensidad que le hace sentir un escalofrío a Will.

—Hasta pronto, Will,— dice Hannibal, con una voz que parece susurrarle al alma.
Will se queda mirando a Hannibal, sin saber qué decir. Se siente aturdido, como si estuviera en un sueño.

—Hasta pronto,— murmura Will, y sale a la calle.










Will llegó a casa y se quitó la ropa con rapidez, cambiándose por su pijama, un conjunto de pantalón a cuadros y una camiseta negra. Se encerró en su habitación y se sentó en su escritorio para intentar estudiar, pero su mente no estaba en los libros. La imagen del beso con Hannibal, la sensación de su boca sobre la suya, la presión de sus dientes en su cuello, lo invadía.

Intentó concentrarse en las tareas, pero la imagen de Hannibal se interponía, su mirada intensa, su sonrisa enigmática. Suspiró, frustrado, y se levantó. Se acercó a la ventana, buscando un poco de aire fresco, pero la imagen de Hannibal seguía ahí, en la oscuridad de la noche.

—Dios..— habló consigo mismo,la palabra escapando de sus labios como un susurro cansado.

Se levantó de la silla, apagando con un gesto la lámpara de su escritorio, y se dejó caer sobre la cama. El colchón lo recibió con un suspiro de alivio, como si la cama misma comprendiera su agotamiento.  Se acurrucó bajo las sábanas, buscando la familiaridad del algodón, el peso reconfortante de la tela sobre su cuerpo.

Cerró los ojos, tratando de dejar atrás las imágenes que lo atormentaban, la sensación del beso, la intensidad de la mirada de Hannibal.  Pero la memoria se resistía, se aferraba a su mente, y Will se encontró luchando contra un torbellino de emociones.

La habitación se hundió en la oscuridad, solo interrumpida por el débil resplandor de la luna que se filtraba por la ventana, las imagenes se repetian sucesivamente, la sensacion de su lengua quedó palmada en su mente, Will cerró los ojos, sintiendo otra vez la cercania de su profesor.

Lentamente, la mano se deslizo hasta el pliegue de su pantalon, adentrandose en este. Los labios de Hannibal, su olor, el calor de la chimenea, acaricio su, ahora, erecto miembro, la respiracion de Will se acelera, era su primera vez masturbandose.

Su mano se movia tocando gentilmente su ereccion sobre su boxer, podia sentir la palpitaciones de este, lo unico en lo que podía pensar, era imaginarse que su profesor, Hannibal era el que lo tocaba, que le susurraba, que respiraba en su oido.

Will no se contuvo, y bajo sus pantalones y consigo su ropa interior, dejando al aire su duro miembro, lo envolvio con su mano derecha, subiendola y bajando, su respiracion se aceleraba cada vez más, casi tocando el cielo, agarró fuertemente la sábanas debajo de él, moviendo con rapidez sus dedos, y expulsó todo su semen en su ropa, y estómago.

  

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⏰ Última actualización: Oct 08 ⏰

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