La Serpiente De La Orden ┃ Harco

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—Hoy es la primer clase de Astronomía con Radcliffe, pero, bueno, tú irás a adivinación—dijo Hermione, mientras salían del gran comedor—. Oye, ¿No has hablado con Ron?

—No —respondió Harry.

—Me parece muy inmaduro de su parte —subieron las escaleras que conducian a las mazmorras—, dejarte de hablar, sólo porque ahora eres de Slytherin.

Harry quería decirle la verdad a Hermione, decirle que Ron nunca fue su amigo, que sólo era un hipócrita que fingía para su beneficio.

—Ahora es amigo de mi hermano, por lo visto —inquirió cuando entraron al salón de clases. En una de las mesas de atrás estaba Ron riendo junto a Anuar.

—Ah, haya él —dijo Hermione y se acomodó al lado de Harry.

Por una milésima de segundo, la mirada de Harry se topó con la de Malfoy. Éste tenía los ojos rojos, como si hubiese estado llorando, pero, Harry, muy rápido comprendió que había ocurrido.

Snape.

Cuando el amargado (o ya no sabía que pensar luego del sábado) profesor de pociones entró al salón, Malfoy bajó la mirada con tristeza y volvió su mirada otra vez a Harry; como acusándole de algo.

—Hoy trabajaremos en la poción multijugos, creo que algunos ya tienen experiencia con ella —los negros ojos de Snape se pasearon por los asientos de Harry, Ron y Hermione. Ésta última se removió con incomodidad—. Pero primero, quiero decirles que la nota de la siguiente tarea que imponga será un claro ejemplo de la nota que les pondré en sus TIMOS.

Esa desagradable mueca que pretendía ser una sonrisa, adoptó el rostro de Snape. Y Harry ya no podía verlo con desagrado, no cuando pudo ver cómo era el hombre realmente.

Aunque en su momento Harry no logró detallar a Snape, en la noche lo volvió a ver sin el glamour encima, iba tomando la mano de Riddle y éste, por momentos, besaba su cuello.

Snape sin glamour era bello, muy bello, en su opinión. Tenia el pelo lacio y tan negro como siempre, sus ojos negros brillaban de una manera hermosa, su cadera era pequeña, su nariz era tal cual como siempre; ganchuda y su rostro ya no tenía esas feas arrugas, no, no, era suave, sin arrugas y muy bonito.

—Harry, Harry —le susurró Hermione golpeándole las costillas con el hombro—. Ya traje los ingredientes, llevas menos de veinte minutos mirando a Snape. ¿Te ocurre algo?

—No, para nada, Hermione.

—Eso espero, porque, uff, la mirada que Snape te lanzó —dijo en tono alarmado y comenzaron a poner los ingredientes en el caldero—. Al menos el haberla hecho antes me beneficia en algo.

Con ayuda de Hermione, Harry pudo hacer un poco bien la poción y cuando todos se disponían a dejar los pequeños frascos en el escritorio de Snape, recibió un empujón.

—Mira, Potter, no creas que porque eres hijo de Riddle te trataré bien. Si no lo hice en estos últimos cuatro años, menos lo haré ahora. Por tú culpa fui castigado, me las vas a pagar.

—Eh, Draco —llamó Parkinson y éste se alejó de Harry.

Harry haciendo caso omiso, le entregó su frasco a Snape y éste dijo:

—Un cero otra vez, Potter.

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Harry:

A este punto imagino que Umbridge ya ha dado su primer clase, y si aún no es así, te pido que no la contradigas. Umbridge no sé abstendrá a ninguna falta como esa.

Sin embargo, no te escribí por eso, te escribo, porque como ya he de imaginar, viste la primer plana hoy en El Profeta.

¡Oli y yo nos vamos a casar! Estás exclusivamente invitado, la boda será en navidad, por si te preguntas, así que; no tendrás problema alguna para poder asistir (claro, si tus padres te lo permiten).

Espero tú respuesta lo más pronto posible.

Percy Weasley P.

El consejo de Percy había llegado muy tarde, Harry esa misma tarde había tenido una acalorada pelea con la profesora Umbridge en la primer clase de DCAO.

—¡Cedric Digorry fue asesinado por Voldermort, yo estuve ahi! —afirmó Harry.

—¡Ya basta! ¡Queda usted castigado, señor Potter! Lo espero en mi oficina a las cinco de la tarde —gritó Umbridge roja de la ira y su pequeño tamaño no hizo más que hacer reír a Harry—. ¡¿Le parece gracioso lo que hace señor Potter?!

—Tal vez —contestó éste y salió del salón de clases. Caminando a las mazmorras, Harry maldijo. Por primera vez, en sus cuatro años en Hogwarts, no era Snape quién lo castigaba. Llegó a la entrada de Slytherin y dijo—: sangre pura.

La entrada se abrió y se topó con Riddle.

—¿No deberías estar en clases, Harry?

—Preferiria que no me llamaras por mi nombre. Y respondiendo a tú pregunta, peleé con Umbridge y me salí de su clase.

—Deberias portarte mejor, Harry —siseó Riddle y la furio comenzó a dominar a Harry—. Y ya sé lo que pasó, recuerda que tienes una parte de mi dentro de tí; yo puedo dominar tus pensamientos y muchas cosas más. Pero no lo haré. Espero y el castigo de esa vil mujer no sea algo grave que lamentar.

—Tú no tienes que meterte en mi vida —saltó Harry y miró como Malfoy entraba a la sala común—. Mejor métete en la de él, que me amenazó por algo que ni yo mismo aún entiendo.

—¡Draco! —le llamó Riddle y el rubio se volvió hacia él—, acércate..

Con pasos lentos, Malfoy se acercó a ellos.

—¿Si, tío?

—¿Es cierto eso de que amenazaste a Harry?

—Si —respondió Malfoy sin inmutarse—, el castigo que recibí no me gustó, tío. Mi padrino me dijo palabras muy feas, ¿qué culpa tengo yo de que Potter sea tan idiota?

—Cuidado con tú lengua, Draco —advirtió. Posando su mano en el hombro del rubio, inquirió—: y en tanto a Severus, ya hablé con él. Nos vemos.

Cuando Riddle salió de la sala común, Malfoy encaró a Harry.

—Eres un vil chivato, Potter —dijo—. Ya me enteré que tú noviecita Cho Chang estuvo llorando otra vez. ¿Es qué acaso aún no logras nada con ella? Que mal, muy, muy mal, Potty.

—Eres un...

—Ay, por favor, Potter. Quisieras ser tú como yo o tener algo conmigo. Porque la llorona de Chang, no es más que una presumida.

—Mira quién habla —masculló Harry.

Malfoy le sonrió y se perdió entre los pasillos que llevaban a las habitaciones.