La Serpiente De La Orden ┃ Harco

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[…]

Harry;

Deberías andarte con más cuidado y dejar de enfrentar a Umbridge. Créeme cuando te digo que sus intenciones no son buenas. No si vienen del propio Fudge. También quería decirte que debemos comenzar a comunicarnos a través del diario; ella está a nada de registrar y husmear el correo y la red flu.

Pd: aún no nos has confirmado a mí y a Oliver si asistirás a nuestra boda.

Percy Weasley P.

—Ya está —dijo Harry guardando el pedazo de pergamino en su mochila—, si Percy dice eso es porque es cierto.

—…me cuesta creer que mi hermanito mayor sea un chivato, mucho menos del ministerio —habló Fred arrugando la nariz.

—No es un chivato —Hermione se sentó a su lado y dio un mordisco a su tostada—, es un espía que Harry tiene en el ministerio.

—…di lo que quieras, Hermione, pero es un chivato —argumentó Ginny en un susurro.

—…nos da información importantísima y confidencial del ministerio. Eso no es ser chivato —espetó Harry.

—Si lo es, hermanito —siseó George—. Fred, andando, Lee nos espera.

Fred, que estaba susurrándole algo a Hermione (cosa que la tenía muy roja), miró a su gemelo y asintió.

—¿Qué sucede entre Fred y tú, Hermione? —preguntó Ginny, cuando Harry, Hermione y ella salieron del gran comedor.

—Nada, entre nosotros no ocurre nada. Y ya, no preguntes más. Tú tampoco, Harry.

Éste encogió los brazos y subió las escaleras, debía ir junto a los otros Slytherin a su clase de transformación junto a Ravenclaw.

—Señor Potter —dijo la profesora Mcgonagall y Harry la miró—, siéntese al lado del señor Malfoy.

Harry y Draco se miraron por un milisegundo, y el de lentes asintió, colocándose al lado del rubio.

—No te me acerques tanto, Potter. Y mejor, ve planteándote el como asistirás a los entrenamientos cuando tienes otra semana más de castigos con Umbridge.

—Lo podemos hacer el sábado —propuso—. Si quieres.

—Por merlín —se escuchó la risa burlona de Parkinson—, si no estuviese escuchándolos diría que están hablando de tener sexo.

Harry sintió sus mejillas arder y Draco rió.

—¿Yo, con Potter? —inquirió—. Por la tanga de merlín, Pans. Ni en sus mayores sueños.

Pansy ocultó su sonrisa con su mano.

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—¡Eh, Fred, George! —gritó Harry llegando al campo de Quidditch, pues en algunos minutos iría al gran comedor, para luego ir a su castigo con Umbridge. Los gemelos se acercaron a él, ignorando los gritos de Anuar.

—¿Qué necesitas, hermanito? —preguntó Fred.

—Percy les envió esto a ambos —les entregó dos cajas largas—, son Nimbus 2001. Wood se las envía.

Ambos se miraron de reojo y le devolvieron las cajas.

—Dile que no la necesitamos —dijo George.

—Sí —opinó Fred—, menos de un chivato.

—Bueno, si ustedes no la quieren, se las daré a Ginny y esta otra, pues, no sé.

—¿Ginny? —espetaron ambos confundidos.

—¿Qué no lo saben? —los gemelos negaron—, Ginny estará en el equipo de Quidditch de Slytherin. Es una de los golpeadores.

Una risa despectiva y voz chillante se escucharon. Eran Anuar y Ron.

—…¿Ginny jugando Quidditch? —inquirió Ron—. A de ser muy mala.

—¿Cómo tú? —preguntó Harry con interés fingido y luego lo miró de arriba hacia abajo—, no lo creo, Ronald. Ginny siendo mujer y la "niñita tonta" que dices que es; es mil veces mejor que tú, que sólo llevarás al equipo de Gryffindor a la derrota.

—¡Uuhhh! —exclamarón los gemelos.

—Cállate la boca, Harry —dijo Anuar apretando los puños y su mandíbula se tensó, éste estaba rojo—. Mejor prepárense ustedes. Draco estará muy triste...

—Triste deberías estar tú, que ni Lavander Brown que es tan empalagosa te hace caso. Oh, y peor aún, que Malfoy en tú propia cara le da o tira tus regalos. Acepta que nunca le gustaras.