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[…]

A la mañana siguiente, cuando Harry despertó, ya Malfoy no estaba en la habitación o eso pensó hasta que vio Pansy Parkinson, Blaise Zabini, Theodore Nott, Crabbe y a Goyle; entrar a la habitación, sin importarles en lo más mínimo que estuviese ahí.

—¡Ya llegamos, Dray! —exclamó Parkinson y fijó su mirada en Harry—. Oh, pero si es Potter. ¿Dónde dejaste a tú amiguita Granger, Potter?

—Pansy —le dijo Nott con voz queda y Parkinson sólo asintió—, por suerte hoy es sábado. No soportaría un primer día con esa Umbridge.

¿Nott conoce a Umbridge? Pensó Harry.

—¿La conoces? —preguntó Zabini, con curiosidad.

—Si, mi padre la conoce —contestó Nott.

—El mío también —concordó Parkinson.

—Mi padre ha tratado con ella, dice que es igual de despreciable que alguien que conoce.

Malfoy salió del baño con su ropa ya puesta, llevaba ropa muggle y su pelo estaba húmedo. Parkinson con su varita se lo secó.

—Andando —ordenó y las serpientes salieron de la habitación.

Al quedarse solo, Harry se levantó de la cama, había tenido una pesadilla y la cicatriz en la frente le molestaba.

Algo no estaba bien con él, algo en él se lo decía; lo podía sentir.

Luego de vestirse, junto a Ginny llegó al gran comedor y Hermione (que los esperaba en la puerta) les dijo:

—Oigan, no le hagan caso a nada de lo que Ronald diga. A estado muy alterado desde anoche. Y los apoyó, ¿saben? Fue muy valiente de parte de ambos, en especial de tí, Ginny, cambiarse de casa.

Ginny se sonrojó un poco, y Harry abrazó por un momento a su amiga.

—¿Qué haremos hoy? —inquirió. Los tres caminaban dentro del comedor y se sentaron en la mesa de Gryffindor, la cuál yacía con pocos alumnos, entre ellos los gemelos y por supuesto; Anuar.

—No sé, pensé en ir al lago negro...—Hermione se sirvió un buen plato de tostadas, y jugo de limón.

—Seria buena idea —opinó Ginny, y tomó de su jugo de calabaza.

Fred y George se acercaron a ellos, y Fred ligeramente miró a Hermione por encima de su hombro. Ésta al notarlo, volvió la cabeza a su plato.

—Fue genial lo de anoche, Ginny —espetó George.

—Si, hermanita, Ronnie chilló como bebé…

Harry rió ante esto y Fred le golpeó el hombro también riéndose.

—Escuché por ahí —dijo Fred— que supuestamente, Finnigan y Anuar se pelearon.

—¿Por qué?

—Porque Finnigan le dijo a Anuar que era un cerdo,y que seguro estaba loquísimo como Harry —chismoteó Georgez haciendo énfasis en la palabra "loquísimo".

—Loquisima su madre, que no lo quería dejar volver a Hogwarts —bufó Hermione y Fred inclinó la cabeza dándole la razón—. La madre de Seamus es una de los tantos tontos que se creen las cosas que dice El Profeta. Patético, lo sé.

—Lo de cerdo es cierto, digo, ahora está más delgado, pero Anuar es igual a Malfoy, incluso; peor.

—Ni que digas —masculló Harry, ante el comentario de Ginny—. Malfoy es mi compañero de habitación.

Hermione dejó caer su tenedor al suelo, Ginny jadeó con inquietud, y los gemelos silbaron.

—Si que tienes fuerte, Haré…—comenzó George.

—…Draco Malfoy, tú compañero de habitación, vaya. Eso sí que tiene que se horrible —terminó Fred.

Una lechuza aterrizó en el plato de Harry y cuando la carta que llevaba consigo fue tomada por Ginny, voló lejos.

—Qué extraño… es de Percy.

Harry le arrebató la carta de las manos y comenzó a leer en voz algo alta para los chicos y él.

Harry Potter
Gran Comedor
Hogwarts

Harry:

Sé que tenía tiempo de no informarte nada de lo sucedido en el ministerio, pero, esto es importante (admito que quién me obligó a comentártelo fue Oliver).

Dolores Umbridge (tal y como lo planeó el ministro de magia, Cornelius Fudge), eliminará lo que es la magia en sus clases de Defensa Contra Las Artes Oscuras. El ministerio no quiere que aprendan ningún tipo de defensa.

No es que crea en esa descabellada idea de que el-que-no-debe-ser-nombrado regresó pero, que mal que les suceda justo en el año en que son los TIMOS.

Cualquier cosa que suceda en el ministerio, te lo haré saber mediante a lo-que-ya-tu-sabes.

Percy Weasley P.

—¡¿Percy te proporciona información acerca del…?! —saltó Ginny, con sorpresa.

—¡Calla, Ginny! —exclamó Hermione, igual de sorprendida que ella.

—¿Percy un chivato del ministerio? —dijeron los gemelos la unísono—. Qué sorprendente.

—Si, hace un tiempo...con esto de que, mi madre trabaja en el ministerio y que, Kingsley haya ido a casa diciendo cosas en clave. Decidí hacer un trato con Percy y Oliver Wood —les espetó Harry.

—…para que te proporcionara información confidencial…—dijo Hermione conectando cabos.

—Exactamente —afirmó Harry.

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Anuar siempre (desde segundo año) había tenido claro lo que quería: conquistar a Draco Malfoy.

Lástima que el rubio cada que tenía oportunidad, lo rechazaba.

Ahora, iba con una caja en manos y se dirigía al árbol donde Malfoy y sus amigos siempre estaban. Cuando llegó, se paró enfrente de Malfoy y éste lo miró con desagrado e arrugó la nariz.

—¿Qué quieres, Potter?

—Si, ¿qué quieres? —saltó Goyle, tornándose los dedos.

—Darte esto —dijo el pelirrojo dándole la caja al rubio éste la tomó, y al abrirla, se topó con un guardapelo con una serpiente dentro.

—Es muy bello, tómalo, Pansy, para tí —Draco sonrió triunfante cuando se lo pasó a su amiga—. Yo no necesito de tus regalos, cerdo. Vámonos, chicos.

Anuar sintió como su corazón dolía ante lo ocurrido y con el puño, golpeó el árbol en el que Draco, su Draco, había estado sentado unos minutos atrás.

—Me las vas a pagar, Malfoy. Lo prometo.

La Serpiente De La Orden ┃ Harco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora