Capítulo 7

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La demanda había dejado a todos en la estación 118 bajo una nube oscura. Después del colapso del camión de bomberos y las tensiones legales, las relaciones entre los compañeros se habían vuelto tensas. Cada uno de ellos cargaba su propia ira, frustración y confusión.

Buck se sentía particularmente solo. Aunque intentaba mostrar una fachada despreocupada, por dentro, sus emociones lo devoraban. La demanda no solo lo había distanciado de sus compañeros, sino que lo había desconectado de sí mismo. Era como si estuviera reviviendo viejas heridas, aquellas que había intentado olvidar. Viejos fantasmas volvían a acecharlo: la sensación de abandono cuando Maddie se fue y lo dejó con sus padres. En esos años, Buck había encontrado una forma de lidiar con el dolor: autolesionarse. Cortarse le daba una sensación de control en medio del caos.

Ahora, tantos años después, esa necesidad volvía con fuerza. El accidente del camión, las tensiones con sus compañeros, el miedo constante al agua después del tsunami... todo lo había empujado hacia un lugar oscuro que creía haber dejado atrás. Desde el accidente, además, había tenido que empezar a tomar anticoagulantes, y aunque sabía que eso lo volvía vulnerable, la necesidad de sentir algo más que vacío era más fuerte.

Esa noche, mientras el departamento estaba silencioso, Buck no pudo más. En la soledad de su baño, con la luz tenue reflejada en el espejo, tomó una navaja. Empezó con cortes pequeños en su brazo, como había hecho antes. El dolor le daba una extraña paz, un momento de silencio en su mente, hasta que accidentalmente hizo un corte más profundo en su muslo. Al principio no le prestó mucha atención, pero rápidamente se dio cuenta de que algo estaba mal. La sangre no paraba de fluir. Los anticoagulantes estaban haciendo su trabajo, y su sangre, fina y constante, empapaba el suelo.

El pánico lo invadió. Sabía que debería llamar al 911, pero no podía arriesgarse. No quería que Maddie se enterara, ni que los demás en la estación lo vieran así. No podía enfrentar ese tipo de vergüenza, no cuando todos ya estaban molestos con él. En su desesperación, solo pudo pensar en una persona: Eddie.

A pesar de las tensiones entre ellos por la demanda, Buck siempre había confiado en Eddie. Algo más profundo los unía, algo que ni siquiera ellos mismos habían logrado nombrar. Con manos temblorosas y la cabeza nublada por la pérdida de sangre, Buck marcó el número de Eddie.

—Eddie... por favor, necesito ayuda —dijo, su voz quebrada por el dolor y el miedo.

Eddie, al otro lado de la línea, supo que algo estaba terriblemente mal. A pesar de los resentimientos que sentía por Buck, su corazón no lo dejó dudar. En cuestión de minutos, llegó al departamento de Buck.

Cuando Eddie entró y lo vio, la escena lo golpeó con fuerza. Buck, sentado en el suelo, con el muslo empapado de sangre, apenas consciente. Sin perder tiempo, Eddie se arrodilló junto a él, su rostro lleno de preocupación.

—Buck, ¿Qué has hecho? —preguntó, su voz suave pero cargada de angustia.

Buck no respondió, solo dejó caer la cabeza en el hombro de Eddie. Estaba exhausto, física y emocionalmente.

—No me lleves al hospital —susurró, apenas audible. Buck sabía que si lo llevaban al hospital, todos se enterarían de lo que había hecho, y no estaba listo para enfrentar eso.

Eddie lo miró, con el corazón roto por la vulnerabilidad que Buck mostraba. En ese momento, todas las tensiones, las discusiones y las frustraciones entre ellos se desvanecieron. Lo único que importaba era salvarlo.

—Está bien —respondió Eddie, aunque sabía que llevarlo al hospital era lo correcto. Pero también sabía que Buck necesitaba algo más que una solución médica. Necesitaba alguien que lo entendiera, alguien que lo amara incondicionalmente.

Eddie tomó rápidamente lo necesario para hacer un torniquete y detener la hemorragia. Mientras trabajaba, sus manos firmes y cuidadosas, su mirada no se apartaba de Buck. No solo quería salvar su cuerpo, también quería salvar su alma herida.

—Buck, no tienes que hacer esto solo. Estoy aquí. Siempre lo estaré —dijo Eddie con firmeza, sus palabras llenas de una verdad que ambos habían evitado por demasiado tiempo.

Buck, aún débil, lo miró con ojos llenos de lágrimas. Sabía que Eddie estaba hablando más allá de este momento. Sabía que Eddie lo amaba, y en ese instante, Buck no pudo evitar sentir lo mismo. Era más que gratitud, era una conexión que siempre había estado allí, pero que ambos habían tenido miedo de admitir.

—Yo... no quiero que te vayas —murmuró Buck.

Eddie lo abrazó con fuerza, sosteniéndolo como si pudiera reparar todas las fracturas dentro de él.

—No me voy a ninguna parte —le aseguró, mientras lo sostenía, su amor incondicional y su apoyo absoluto brillando a través del caos.

Aunque no lo llevó al hospital, Eddie se aseguró de que Buck estuviera fuera de peligro. Pasaron la noche juntos, con Eddie vigilando su respiración, y en esos momentos de silencio, ambos comprendieron que lo que compartían era mucho más que una simple amistad. Había cicatrices visibles e invisibles en ambos, pero mientras estuvieran juntos, podrían sanarlas, una a una.

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Holaaaaaaaaaa

espero que les guste, perdón por la demora tenia muchas tareas que entregar pero ya volví.

SI LES GUSTO DEJEN UNA ESTRELLITA!!!

acepto pedidos, si quieren de algún tema en especifico me lo pueden pedir

nos vemos!! 


Fotos de un solo disparo de BuddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora