Capítulo 10

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y si seguimos con lo del rayo

espero no se aburran cambiare de tema creo no prometo nada

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Era una noche tranquila en casa de Buck y Eddie. Ambos decidieron relajarse en la tina, disfrutando de un baño caliente mientras la música sonaba suavemente de fondo. La atmósfera era perfecta, llena de risas y pequeños momentos de intimidad.

Sin embargo, la calma se interrumpió cuando comenzaron a caer rayos, iluminando el cielo y haciendo que el sonido del trueno retumbara con fuerza. Buck, que al principio estaba riendo y disfrutando, sintió cómo la ansiedad comenzaba a apoderarse de él.

—Eddie... —dijo Buck, su voz temblando a medida que la tormenta se intensificaba—. No me gusta esto.

Eddie, que había estado mirando a Buck con una sonrisa, rápidamente se dio cuenta de la inquietud en su rostro.

—Hey, Buck, está bien. Es solo una tormenta. —Intentó calmarlo, acercándose un poco más—. Estoy aquí contigo.

Pero cada trueno hacía eco de recuerdos pasados, y Buck sintió que el pánico comenzaba a desbordarse. Su corazón comenzó a latir más rápido, y la respiración se le volvió entrecortada. Miró hacia la ventana, observando cómo los relámpagos iluminaban el cuarto, y una oleada de terror lo invadió. Los recuerdos del rayo que casi le había costado la vida comenzaron a invadir su mente, cada destello de luz recordándole la sensación de ser golpeado por la electricidad.

Las manos de Buck comenzaron a temblar, y su cuerpo se sintió pesado, como si un enorme peso le oprimiera el pecho. Se sintió atrapado, y la claustrofobia lo abrumó. La distancia entre él y Eddie pareció aumentar, aunque Eddie estaba justo a su lado.

—No... no puedo... —murmuró Buck, sintiendo cómo el miedo se convertía en un torrente de emociones. Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, y su visión se nubló.

Eddie se acercó y lo abrazó con fuerza, envolviendo a Buck en sus brazos y tratando de infundirle calma.

—Shhh, tranquilo, amor. Estoy aquí. Te tengo. No tienes que tener miedo —susurró Eddie, acariciando su cabello—. Todo va a estar bien.

Pero Buck seguía temblando, y su llanto se volvió más intenso. La sensación de no poder respirar se intensificó, y comenzó a hiperventilarse, cada inhalación superficial y agitada. La oscuridad de la tormenta se convirtió en un espejo de la oscuridad en su mente, y Buck sintió que se hundía en un abismo del que no podía salir.

—No... por favor... —dijo Buck entre sollozos, su voz ahogada y llena de desesperación—. No quiero volver a sentir esto.

Eddie, sintiendo la creciente ansiedad de Buck, buscó en su mente una forma de ayudar. Con un gesto suave, se alejó un poco para mirarlo a los ojos.

—Buck, cierra los ojos y escucha mi voz. Vamos a respirar juntos. Inhala... cuenta hasta cuatro... y exhala... cuenta hasta cuatro. —Eddie guiaba cada respiración con calma, intentando devolverle a Buck el control que había perdido.

A pesar de que la tormenta rugía afuera, Buck intentó concentrarse en la voz de Eddie. Sin embargo, el miedo seguía gritando en su interior. Con cada trueno que resonaba, el terror se intensificaba, y Buck se sintió más pequeño y vulnerable.

Eddie, viendo la lucha en el rostro de su esposo, decidió cambiar de táctica.

—Vamos a poner algo de música, ¿de acuerdo? —dijo Eddie, levantándose para buscar su teléfono—. ¿Qué tal...?

Sin pensarlo, Eddie buscó "Die With a Smile", la canción con la que Buck se había obsesionado recientemente. Aumentó el volumen hasta que la melodía llenó la habitación, y la voz suave y reconfortante de la canción comenzó a suavizar el ambiente.

Buck se aferró a Eddie, sintiendo el latido de su corazón y la calidez de su abrazo. Poco a poco, la música y la presencia de Eddie comenzaron a calmar su ansiedad. Con cada acorde, Buck sintió que la tormenta dentro de él empezaba a amainar.

Después de un rato, los sollozos de Buck se fueron convirtiendo en suaves suspiros. Finalmente, se separó un poco, mirando a Eddie con ojos llorosos.

—Lo siento... no quería... —dijo Buck, avergonzado.

—No tienes que pedir disculpas. —Eddie le sonrió, limpiando las lágrimas de Buck con su pulgar—. En nuestro altar, prometimos cuidarnos el uno al otro, y eso es lo que estoy haciendo. Siempre estaré aquí para ti.

Buck sintió que su corazón se llenaba de amor por Eddie. Sabía que no importaba lo que enfrentara, siempre podría contar con él.

—Gracias... por no dejarme solo —dijo Buck, sintiéndose más fuerte a su lado.

Eddie lo abrazó de nuevo, sintiendo que la tormenta afuera comenzaba a perder fuerza.

—Recuerda, en las tormentas y en los días soleados, siempre estaré a tu lado. Nunca estás solo, Buck. Nunca.

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