Bible y yo no hemos vuelto a hablar de mi crisis. Cuando el martes regreso a casa del trabajo con Venecia, ha movido todas mis pertenencias a su habitación, haciendo espacio para mis cosas en su armario y gavetas, y moviendo el monitor de bebé de Venecia a su mesita de noche. Dijo que si iba a vivir con él e íbamos a estar juntos, entonces deberíamos usar la habitación principal y hacerla nuestra.
Me encanta cuando hace cosas como esas, cuando se encarga de tomar ciertas decisiones, a su vez haciendo que me sea más fácil concentrarme en otras cosas como mi trabajo, Venecia, y lo más importante curar las heridas de mi pasado, porque no hay nada que desee más que seguir adelante con Bible.
—Tuve un sueño anoche —le digo en voz baja, mientras nos acurrucamos en la cama, con Venecia dormida en su pecho, quien estuvo quisquillosa esta noche.
—¿Sobre qué?
Miro a Venecia, se ve tan dulce y pacífica, y simplemente tan fácil de amar. — Soñé que visitaba a mi madre. Que me encontraba en su casa y ella cargaba a Venecia, acunándola en sus brazos y cantándole una canción. La miraba con tanto amor en sus ojos, del modo en que cualquier abuela miraría a su nieta, del modo en que tu madre mira a Venecia, y estaba tan feliz de verla. Cuando desperté y me di cuenta que era un sueño, me entristeció. ¿Por qué simplemente no puede amarla? ¿Dejarme amarla? ¿Darme opciones en vez de tratar de forzarme a hacer algo con lo que nunca sería capaz de vivir?
Me acaricia el brazo. He venido descubriendo que Bible usa el tacto como una manera de calmarme, de hacerme sentir mejor y no lo había pensado, pero de hecho funciona. —Quizás pensó que tomaba la decisión correcta.
—¿Crees que renunciar a Venecia hubiera sido la decisión correcta?
—No —dice, dándome una sonrisa tranquilizadora—. Creo que te colocaron en una posición difícil, una situación imposible, y que tomaste la mejor decisión que podrías haber tomado.
Mis ojos caen en Venecia, descansando en su pecho ancho. —Mírala. ¿Cómo alguien podría no amarla? —me pregunto en voz alta.
—No lo sé, cariño. —Acaricia la espalda de Venecia y le da un beso en la cima de su cabeza. Se queda en silencio un momento, mirando su carita—. Build, ¿has intentado llamarla?
—¿A quién? —le pregunto, sabiendo ya la respuesta, pero sin querer oírla.
—Sabes a quién, a tu madre.
Presiono mis labios ante la idea de tomar el teléfono para llamar a una mujer que se encontraba tan dispuesta a desechar a mi hija, su nieta. Quien hizo evidente que si escogía esta vida, no sería bienvenido en su casa. —No. Dejó muy clara su posición. No quiero que sienta que puede tener participación en mi vida o en mis decisiones.
—Tú decides, pero no puede herirte. Sin importar lo que diga, no te puede obligar a hacer nada que no quieras y estoy aquí para asegurarme de eso. ¿Al menos lo pensarás?
Dejo salir un suspiro de frustración, y contesto—: Sí. Lo pensaré. —Ambos sabemos que miento, que no tengo intenciones de llamarla. Tal vez nunca.
—Olvidé decirte; voy a estar fuera de la cuidad por un entrenamiento el jueves, pero solo será una noche. Estaré en casa para el momento en que vuelvas del trabajo el viernes en la noche.
—Oh, está bien —digo, actuando como si su ausencia no me afectara. No he estado solo toda una noche desde la irrupción en mi apartamento e incluso con las horas locas de Bible, aún soy capaz de dormir de forma segura, sabiendo que él estará en casa eventualmente—. ¿A dónde vas?
—Voy a Bangkok. ¿Estarás bien aquí solo? No me gusta dejarte.
No quiero dejarle ver que me pone un poco nervioso el hecho de estar solo. No es saludable para mí ser tan dependiente de él o de alguien más. Necesito ser capaz de manejar las cosas por mi cuenta y estar en casa solo, es justo una de esas cosa que necesito superar. Le sonrío y le guiño. —Bueno, te extrañaré, pero estaré bien.
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Te Protegere (biblebuild) (ADAPTADO) (Por Becha)(FINALIZADO)
FanficElla es mía. Ese fue el primer pensamiento que vino a mi mente cuando tomé a mi bebé en brazos a los diecisiete. No me importaba que mis padres ya hubieran prometido dársela a una familia adinerada. Que me estuvieran forzando a entregarla. Ella era...