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Checo


Era extraño cómo parecía que estábamos hablándonos en varios niveles distintos a la vez, pero nuestras voces pronunciaban palabras tan sencillas en estructuras tan simples. Sin embargo, vi las emociones de Lewis, como si las proyectara en rayos de luz. Escuché su tono, como una caricia que me tocaba por todas partes. Sentí sus sentimientos, algo más que un intercambio de feromonas, como si fueran agua que me rodeaba, convirtiéndose en parte de mí.

Lewis era el elegido.

La emoción me invadió. Lewis era la respuesta a todas mis esperanzas y sueños. Sentí un hormigueo en la piel. Mi corazón latía con fuerza. Tal vez los cuentos de hadas que me había leído papá no eran pura ficción.

Pero un temor persistente se cernía sobre mí. Mis motivos para ver cumplidas mis esperanzas eran totalmente codiciosos. Me sentí deshonesto cuando Lewis mencionó la palabra matrimonio. No saldría bien parado si decía la verdad sobre cómo había utilizado Perfect Match para encontrar pareja y mantener mi fideicomiso. Sinceramente, me había convencido de que la agencia no encontraría a nadie para mí. Y menos tan rápido.

Ahora, los sentimientos que me invadían superaban cualquier preocupación por el fideicomiso. Pero eso sonaba demasiado conveniente. Ahora podía escucharme a mí mismo. "Oye, lo hice por el dinero, pero ahora que te he conocido me siento diferente". Qué idiota fui. Estaba atascado. Este tipo se merecía a alguien mucho mejor que yo.

Mi mejor defensa era quedarme callado y dejar que esto pasara. Por ahora. Si las cosas funcionaban, encontraría el momento adecuado para decírselo.

Lewis continuó con el tema del matrimonio.

—¿Qué te hizo decidir que estabas listo para sentar cabeza?

Mis dientes mordieron con fuerza la carne interna de mi labio inferior.

—Uh, ¿no me estoy haciendo más joven?

Se rio.

—Tienes diez años menos que yo.

—No es tanto —Di otro trago a mi bebida.

Las dos cejas de Lewis se alzaron, ensanchando sus centelleantes ojos oscuros, llamando la atención sobre las trenzas de cabello que le robaban espacio en la frente.

—Si te importara la diferencia de edad, la agencia no nos habría emparejado —dije.

—Cierto. Nunca dije que me importara.

—Oh. Qué bien.

La comida llegó y tenía un aspecto increíble. Me rugió el estómago, pero cuando empezamos a comer, apenas pude ingerir unos pocos bocados. Hice señas al camarero y pedí otra bebida.

Hablamos más de cosas que ya sabíamos por nuestros perfiles. Era agradable responder a las preguntas en persona y darles un toque más humano.

—Te dedicas a la moda y, como puedes ver, yo soy un poco fashionista. Es una buena combinación —dije.

—Noté tu traje. He conocido al diseñador. Birwel.

—¿En serio? —Me pasé los dedos por la solapa.

—Diseño para una empresa llamada Sugarwest.

—He oído hablar de ellos.

—Aunque el sueño de todo diseñador es tener su propia marca, me gusta la empresa, así que me quedé. Me tentaron con muchos beneficios.

Un escalofrío me recorrió la espalda. ¿Estaba intentando decir que era rico? Yo no le había revelado mi patrimonio neto a la agencia y él tampoco.

Luscious match [Chewis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora