3

40 6 0
                                    

Sergio


Estaba pensando en ir a Courtesan esta noche —dijo Seb.

—Necesito hablar contigo —Lo cual era un poco tonto ya que lo tenía en la pantalla de mi computadora justo en este momento.

—Ven conmigo, entonces. Te encanta Courtesan.

—Sí, pero es ruidoso. No podremos hablar mucho.

Mi mejor amigo se rio. Habíamos ido a la misma escuela preparatoria y a la misma universidad. Seb era un omega con fideicomiso como yo.

—Nunca te habías quejado de eso antes.

Mi voluntad empezó a ceder.

—Bueno, tienen buenas alitas de pollo.

—Bien. Nos vemos allí a las ocho.

Estaba inquieto por la conversación que había tenido con mis padres más temprano. Necesitaba salir de casa. Lo que realmente necesitaba era empezar a gastar menos y ahorrar más ya mismo. Pero también ansiaba más emoción. También quería la perspectiva de un amigo sobre las demandas de mi padre y mi papá.

Mientras me vestía para ir al club, me quedé mirando toda la ropa bonita y cara que había en mi enorme vestidor. En un estante había un montón de joyas, adornos y cosas que no habían costado poco. Podría venderlas por dinero en efectivo, me dije. ¿Pero entonces qué? No era como si tuviera un suministro interminable de pulseras y anillos. Además, me encantaban todos.

Maldije mi reflejo al salir, vestido con un traje de seda cepillada y cuero fino, oliendo a perfume de mil dólares la onza. Mi cabello se rizaba contra mis sienes como cintas negras sueltas, un corte y estilo pagados, como todo lo demás en mi vida.

Gracias a mi padre y a papá, Ahora estaba consciente de cada detalle de mí mismo, juzgándome y criticándome de maneras en las que nunca me había detenido antes. Sacudí la cabeza para deshacerme de mis preocupaciones, decidiendo que necesitaba una línea de shots de tequila y a mi amigo a mi lado. Eso me arreglaría. Por ahora.

Cuando llegué a la entrada del club, el valet se dirigió a mí por mi nombre

—Me alegro de volver a verte, Checo.

Le entregué mi llavero.

—Hola, Esteban. Cuídala bien.

—Siempre lo hago.

Seb ya estaba sentado en la barra. La pista de baile estaba en pleno apogeo. Pedí una copa y él sonrió.

—Te ves fantástico. Y también hueles bien.

—Gracias. Es bueno verte, Seb.

—¿Qué va a ser esta noche? ¿Coquetear? ¿Bailar hasta el amanecer? —preguntó.

Todo sonaba divertido, pero yo no estaba de humor. Mis padres me habían contagiado de alguna manera, e incluso con alcohol, buena música y un amigo, no podía evitar ver que todo había acabado para mí. Estaba siendo dramático, imaginando el peor escenario posible. Pero así era yo.

Los alfas ya nos estaban mirando. Éramos una pareja atractiva. Yo no diría que era completamente suelto y salvaje, pero daba esa vibra. Y Sebastián también.

Uno tras otro, los alfas se nos acercaban con horribles frases para ligar. Desde "Eres tan hermoso que me sentiría insultado si no me dejaras invitarte a una copa" hasta "Aparte de ser impresionantemente guapo, ¿a qué te dedicas?"

Luscious match [Chewis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora