Capítulo 5

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Jungkook abrió los ojos lentamente, su visión ajustándose al entorno en el que se encontraba, cada detalle dibujando una situación tanto desconcertante como inquietante. Estaba sentado en una silla, con las muñecas esposadas firmemente detrás de él, frente a Jimin. La habitación era un campo de tensión casi tangible, como si el aire mismo vibrara con una carga eléctrica a punto de estallar.

Jimin lo observaba desde el otro lado, su expresión oscilando entre una burla suave y una seriedad que hacía que la piel de Jungkook se erizara. Sin previo aviso, Jimin se inclinó hacia adelante y selló sus labios con los de Jungkook en un beso que lo tomó por sorpresa. La acción, rápida e inesperada, no solo intensificó la atmósfera sofocante, sino que también removió las profundidades de una relación enredada en odio visceral y deseo descontrolado. Era un gesto provocador, uno que no solo hablaba de su atracción innegable, sino también de su juego interminable de poder.

Jungkook se apartó de inmediato cuando Jimin se retiró, su expresión endurecida por la molestia. El resentimiento y la frustración bullían en su interior, mientras su mirada se clavaba en el rostro de Jimin, desafiándolo.

— "¿Qué pasa? ¿Te ha comido la lengua el gato?"

Jungkook gruñó, su voz ronca, cargada de un enojo apenas contenido. Pero Jimin, lejos de inmutarse, mostró una sonrisa traviesa. Sus dedos, ágiles y precisos, se deslizaron hasta el mentón de Jungkook, tomándolo con una firmeza que dejó claro quién tenía el control en ese momento. Deslizó sus dedos sobre los labios de Jungkook con una lentitud calculada, disfrutando de cada segundo de provocación antes de dejar que su lengua apenas se asomara entre sus dientes.

— "No, ahí está," —murmuró Jimin, su tono tan suave como una brisa, pero cargado de un veneno sensual que solo él podía manejar con tanta facilidad. La risa que siguió era apenas audible, pero resonó en la habitación como una cuerda tensada, lista para romperse en cualquier momento.

— "Imbécil," —escupió Jungkook, sus ojos destellando con furia, incapaces de soportar más esa maldita arrogancia. Jimin, en respuesta, rió suavemente, como si todo aquello fuera un simple juego, como si las amenazas y la furia que emanaban de Jungkook no fueran más que chispas de una fogata que él controlaba.

— "¿Qué demonios te hace tanta gracia, hijo de puta?" —espetó Jungkook, su voz vibrando con rabia contenida, pero Jimin lo silenciaba con un gesto de la mano, como si estuviera cansado de las advertencias vacías.

— "Ahora que te tengo... dime, ¿qué debería hacer contigo?" —preguntó Jimin, su voz descendiendo en un susurro casi hipnótico mientras empezaba a caminar alrededor de Jungkook, sus pasos ligeros pero cargados de intención. Era una danza depredadora, cada movimiento calculado para intimidar y seducir al mismo tiempo—. "Me hiciste mucho daño la última vez."

— "Deberías soltarme si no quieres pasar los próximos años podrido en una celda," —respondió Jungkook con una frialdad que bordeaba lo letal, sus ojos fijos en los de Jimin como una advertencia. Pero Jimin se limitó a reír, una carcajada profunda y vibrante que llenó el espacio, cortando el aire con un filo invisible.

— "¿Y eso qué? ¿Fue demasiado fácil atraparte o acaso no lo fue?" —sus palabras eran un canto peligroso, su tono bailaba entre la amenaza y el entretenimiento, como si estuviera considerando todas las posibilidades con una morbosa curiosidad.— "¿Debería divertirme un poco más antes de deshacerme de ti?"

La sonrisa de Jimin persistía, pero justo cuando se disponía a dar otro paso en su danza de poder, un fuerte golpe en la puerta rompió la burbuja tensa entre ellos. La puerta se abrió de golpe, y uno de los matones de Jimin entró con una expresión de urgencia. El eco repentino de su entrada resonó en la cabeza de Jimin, distorsionando su percepción. Su sonrisa se desvaneció, reemplazada por una mueca de dolor cuando una ráfaga de recuerdos oscuros lo invadió. Imágenes borrosas y voces susurrantes lo asaltaron, rompiendo su compostura. Por un instante, pareció retorcerse en su lugar, su mente atrapada en algún rincón oscuro del pasado.

"Abyssus" | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora