El aire estaba denso de tensión, casi sofocante. Jimin y Jungkook permanecían capturados en la oscura encrucijada de su impotencia, jadeando en el silencio tenso, sus respiraciones entrecortadas llenaban el aire con una mezcla de rabia y desesperación contenida. Cada movimiento de los soldados alrededor de ellos parecía resonar en sus oídos, amplificado por el miedo y la adrenalina. La escena estaba impregnada de una tensión tan densa que parecía desgarrar el aire a su paso, como el filo de una hoja oscura y letal. Los músculos de Jimin temblaban, no solo por el dolor de su pierna herida, sino por la impotencia de ver a su hermano en manos enemigas, siendo escoltado hacia el camión. Quería gritar, luchar, hacer algo, pero sus manos atadas y su cuerpo exhausto lo dejaban inmóvil, atrapado en su propia furia.
Frente a él, Jungkook luchaba contra el agarre despiadado del soldado que lo mantenía bajo control, el filo del cuchillo aún presionando su piel.
En medio de ese silencio cargado de amenaza, uno de los militares se apartó y sacó su teléfono. La conversación, aunque baja, llegó a los oídos de Jimin, quien tensó cada músculo, aferrándose a cada palabra que lograba captar, como si fueran piezas vitales de un rompecabezas mortal.
— "Sí, señor... Entendido... Sí... De inmediato."
El militar colgó y se giró hacia ellos, sus ojos fríos como el acero, su expresión tan imperturbable que emanaba una autoridad brutal y cruel.
— "Cambio de planes." —Sus palabras cayeron como un golpe. Señaló a Jimin, su dedo apuntándolo como una sentencia definitiva.— "Liberamos a este... y nos llevamos al otro."
La orden resonó como un martillazo. Los soldados no titubearon; sin una palabra, soltaron las ataduras de Jimin, dejándolo desplomarse al suelo. Los soldados obedecieron sin demora, soltando las ataduras de Jimin con un desdén casi impersonal. Cayó al suelo, sus piernas fallando al contacto con la tierra fría y húmeda, mientras el dolor lacerante de su herida regresaba con una ferocidad devastadora. La sangre oscura empapaba su ropa, cada latido recordándole que sus fuerzas se desvanecían.
Jungkook, aún retenido, lo miró, el rostro impasible, aunque sus ojos reflejaban una preocupación profunda. A pesar de que Jimin estaba siendo liberado, el peligro no se había desvanecido. El soldado que lo sujetaba mantenía un cuchillo peligrosamente cerca de su cuello, sus ojos carentes de cualquier rastro de humanidad.
— "¡Muévanse!" —tronó el líder, alzando una mano como una orden de retirada. El soldado empujó a Jungkook con una brutalidad desmedida, haciéndolo caer de rodillas. Jimin sintió cómo un torrente de ira lo atravesaba, una oleada de furia que lo impulsó a moverse hacia adelante.
— "Jungkook..." —murmuró, su voz apenas un susurro cargado de súplica y rabia contenida.— "¡No te atrevas a tocarlo!"
El líder militar esbozó una sonrisa gélida, carente de toda humanidad, y se inclinó hacia Jimin, sus palabras cargadas de una amenaza siniestra.
— "Te estamos haciendo un favor, ¿no lo ves?" —le susurró, su tono sibilante como el de una serpiente.— "Deberías aprovechar la oportunidad. A ti te damos la libertad, y al chico... bueno, él tiene su propio destino."
Jimin, a pesar del dolor que lo destrozaba, reunió cada gramo de fuerza que le quedaba. Alzó su cuerpo maltrecho, apoyándose sobre sus rodillas con una mirada de absoluta ferocidad.
— "Escúchame, malnacido" —escupió, cada palabra impregnada de una ira tan helada que casi congelaba el aire entre ellos.— "Tan pronto como desaparezcas, no habrá rincón en este planeta donde puedas esconderte de mí."
El líder solo rió, una risa corta, seca, llena de desprecio.
— "Amenazas vacías de un hombre derrotado." —Hizo una señal y el soldado que sujetaba a Jungkook lo empujó brutalmente hacia el suelo, haciendo que el cuerpo de Jungkook cayera sobre la tierra.
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"Abyssus" | Jikook
Teen FictionEn un mundo donde el peligro acecha en cada esquina, Jungkook es un agente de fuerzas especiales, un francotirador que ha enfrentado misiones de todo tipo, desde las más sencillas hasta las más desafiantes. Sin embargo, ninguna tarea se compara con...