Capítulo 13

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Jungkook dejó el auto estacionado a una distancia prudente de la fortaleza, siendo muy consciente del peligro inminente. Su entrenamiento lo había vuelto meticuloso, casi paranoico, y cada paso que daba era calculado con precisión. Avanzó sigilosamente a través de la espesura del bosque, su cuerpo adherido al suelo, moviéndose entre la maleza como una sombra. Su respiración se mantenía medida y controlada, pero sentía el pulso acelerado en su cuello, un tamborileo constante que le recordaba lo peligroso de su misión. La tensión era un fuego invisible que le recorría las venas, cada sonido en la distancia lo hacía sobresaltarse ligeramente, aunque no desviaba la mirada de su objetivo.

Desde su posición, podía observar a los militares que patrullaban los alrededores de la fortaleza, moviéndose con una precisión casi robótica, un despliegue de disciplina y fuerza que no dejaba margen a errores. Sus figuras se delineaban bajo el resplandor rojizo del humo y las llamas que aún persistían, restos de la reciente explosión. Las radios que llevaban colgadas al pecho crepitaban con órdenes entrecortadas, una cacofonía de voces que parecían fundirse con la amenaza latente que impregnaba el aire. Jungkook sabía que cualquier paso en falso, cualquier descuido, lo delataría, y entonces él también sería otro objetivo.

De pronto, sintió un tirón en su chaqueta, una fuerza inesperada que lo arrastró hacia atrás, lanzándolo contra el suelo en un movimiento brusco y desorientador. Sus reflejos se activaron al instante; sacó su arma y apuntó hacia su atacante, el dedo temblando en el gatillo, listo para disparar.

— "¿Qué demonios haces aquí?" —la voz era baja, ronca, y cargada de una mezcla de incredulidad y reproche. Frente a él, la figura de Jimin se erguía, su rostro ensombrecido por la falta de luz, pero aun así inconfundible. Jungkook parpadeó, su mente apenas asimilando lo improbable de la escena: Jimin estaba ahí, frente a él, a pesar de la explosión y el caos que había dejado atrás. Pero no estaba indemne. Su camisa, desgarrada y manchada de tierra y sangre, apenas cubría un cuerpo lleno de magulladuras. Lo que más llamaba la atención de Jungkook era la herida profunda en la pierna de Jimin, un corte que revelaba la gravedad del peligro que había enfrentado. Y, sin embargo, sus ojos destellaban con la misma determinación feroz de siempre.— "Contesta" —exigió Jimin, su tono urgente, su respiración entrecortada—, "¿qué carajos haces aquí?"

— "Yo... yo—" —tartamudeó Jungkook, aún procesando la escena frente a él. Jimin lo observaba intensamente, esperando una respuesta.— "Vi el humo," —continuó Jungkook finalmente.

Por un segundo, el reproche en la expresión de Jimin se suavizó, pero fue solo un instante fugaz. Sin decir nada, Jimin aflojó el puño con el que había sujetado la chaqueta de Jungkook y retrocedió, acomodándose como si intentara calmarse. Pero la tensión en su mandíbula y la dureza de su mirada delataban su frustración. Jungkook desvió la mirada hacia los militares, que continuaban inspeccionando los restos del jeep calcinado de Jimin con una precisión que rozaba lo obsesivo.

— "¿Son tus amigos?" —preguntó Jungkook en un tono entre burlón y amargo, aunque sin una verdadera intención de burla, sino más bien como una amarga observación.

Jimin soltó una risa seca, cargada de cinismo.

— "Más bien, las mascotas de un desgraciado" —respondió, su voz impregnada de un desprecio feroz.

Jungkook observó la escena en silencio, sus pensamientos confusos y oscuros. La destrucción a su alrededor, los soldados que patrullaban como máquinas sin alma, y el hombre frente a él, herido pero desafiante, componían una escena surrealista que lo llenaba de desasosiego. Miró a Jimin de nuevo, tratando de entender el alcance de lo que estaba ocurriendo.

— "El edificio parece estar en buen estado. ¿Entonces por qué el humo?" —preguntó, sus ojos fijos en Jimin, intentando encontrar respuestas en sus gestos.

"Abyssus" | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora