Capítulo VI: Se terminó.

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La pareja salía de la institución, mientras la atmósfera pesada que Miyeon había dejado empezaba a disiparse. Dahyun todavía podía sentir el temblor en sus manos, aunque intentaba ocultarlo.

—No debiste hacer eso —murmuró, mirando a Sana de reojo.

Sana la miró, frunciendo el ceño ligeramente. —¿De qué hablas? No iba a dejar que Miyeon te tratara así.

—Lo sé, pero… —Dahyun se detuvo, su voz temblando un poco—. Lo haces peor cuando la provocas.

Sana soltó una risa ligera, deteniéndose también y girándose para enfrentarla. —Dubu, Miyeon siempre va a intentar molestar. Es lo que hace. Pero ya no tiene poder sobre mí, ni sobre nosotras.

Dahyun bajó la mirada, mordiéndose el labio. Sabía que Sana tenía razón, pero aún así, el miedo persistía. Recordaba bien cómo era Miyeon cuando no obtenía lo que quería, cómo su crueldad podía intensificarse. Había sentido esa furia dirigida hacia ella, y no quería volver a vivirlo.

—Solo no quiero que te lastime a ti —susurró Dahyun finalmente, aún con los latidos de su corazón acelerados, miró a Sana con una mezcla de asombro y preocupación. La forma en que había enfrentado a Miyeon, sin dudar ni un segundo, la dejó sin palabras. Pero la curiosidad era más fuerte que su nerviosismo

«—¿Qué le has dicho, Sana? —preguntó en voz baja, sus ojos llenos de admiración y una pizca de inquietud.

Sana la miró con ternura, apretando ligeramente la mano de Dahyun, como si quisiera transmitirle toda su tranquilidad. Su mirada, que antes estaba llena de desafío, ahora era suave, casi dulce.

—Solo la verdad, mi amor —respondió Sana con una sonrisa cálida—. Le dije lo que necesitaba escuchar. Que tú eres la única persona a la que amo. Que no hay espacio en mi vida para alguien más.

Dahyun bajó la mirada, sintiendo cómo el calor se acumulaba en sus mejillas. Esa declaración, dicha con tanta seguridad y sin un ápice de duda, la hizo sentir algo indescriptible. —No tenías que hacerlo... no quería que pelearas por mí.

Sana rió suavemente y levantó el rostro de Dahyun con delicadeza, haciéndola mirarla a los ojos. —No es una pelea cuando estoy defendiendo a la persona más importante de mi vida. —Sus palabras estaban llenas de sinceridad, sin rastro de orgullo, solo amor—. Y no me importa cuántas veces tenga que hacerlo. Siempre te defenderé, Dubu.

Dahyun, aún algo tímida, no pudo evitar sonreír. Sana siempre sabía cómo tranquilizarla, cómo hacer que el miedo y la inseguridad se desvanecieran. Aunque Miyeon había sido cruel, Sana había logrado protegerla de las palabras y las acciones que alguna vez la habrían derrumbado.

—Gracias, Sana. —Dahyun susurró, sus dedos entrelazándose con los de su casi novia —. No sé qué haría sin ti.

Sana le acarició la mejilla, su pulgar rozando la piel suave de Dahyun. —Nunca tendrás que saberlo, porque siempre estaré a tu lado.

Pero antes de que pudieran seguir disfrutando de ese momento íntimo, una voz interrumpió desde el interior de un auto. Taehyung salía apresurado, su rostro lleno de preocupación.

—¿Todo bien? —preguntó mientras se detenía a su lado, escaneando rápidamente el área como si esperara ver a Miyeon aparecer de nuevo—. Escuché que estaban metiéndose contigo, Dubu. ¡Solo salí a buscar el auto!

Dahyun asintió tímidamente. —Sí, pero Sana lo resolvió...

Taehyung frunció el ceño, su mirada recayendo sobre Sana. Aunque apreciaba que ella siempre estuviera para proteger a su hermana, no podía evitar sentirse impotente por no haber llegado a tiempo. —Gracias por estar ahí.

Sana, con una sonrisa confiada, le dio una palmadita amistosa en el brazo. —No te preocupes, Taehyung. Entre los dos, nadie va a tocar ni un pelo de tu hermana.

Taehyung suspiró, relajándose un poco. —Aun así, odio ver que te metan en problemas, Dahyun. Sabes que esas chicas no se detendrán tan fácilmente. Miyeon está llena de rencor, y tú eres su objetivo.

Asintió, con una mirada distante mientras observaba a Sana. —Lo sé, pero creo que puedo manejarlo.

Sana frunció el ceño, sintiendo la tensión en el aire. 

—No hay que preocuparse, sales de este lugar y te deshaces de esa piedra en el zapato llamada (G)-IDLE. —Su tono era firme, un poco amenazante, pero con un dejo de preocupación por su chica. —No permitiré que te hagan daño, bonita. —Y besó sus mejillas suavemente, logrando hacer sonreír a su casi novia.

Taehyung, con un movimiento rápido, separó a Dahyun y Sana con un suave empujón en el hombro. 

—Bueno, bueno. Es suficiente, vamos a casa. Nuestras madres deben estar preocupadas. —Ríe al ver el rostro sonrojado de su hermana

—Tienes razón. ¿Vas a ir a casa? Mamá hizo pastel de chocolate —le dice emocionada a su japonesa, esperando ansiosa su respuesta.

—Claro, solo déjame ir por tu regalo primero —responde con una sonrisa suave.

—¡Perfecto! —exclama, llenándose de felicidad, lo que dibuja una amplia sonrisa en el rostro de la pelirroja.

Aún le resultaba un poco vergonzoso besar a su chica frente a su hermano mayor, así que Sana se conformó con un delicado roce de labios en sus mejillas, que aunque breve, llevaba todo su cariño.

Happy birthday. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora