Rica para los pogues, pero no lo suficiente para los Kooks.
En medio de esta fractura, Liv navega entre dos mundos, intentando encontrar su lugar.
Mientras las tensiones entre clases aumentan y las viejas amistades se transforman, Liv descubre que...
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↳ Liv.
Ahora mismo creo soy la chica más nerviosa de todo el barco. Estamos llegando al puerto de Kildare, y eso solo significa que queda menos de un cuadro de hora para volver a reencontrarme con mi hermano y mi padre.
Después de siete años tengo hasta dudas sobre si los reconoceré, o ellos me reconocerán a mi. He visto fotos de mi hermano en redes sociales si, y en ocasiones contadas pudimos hacer videollamadas... Pero ya no es un adolescente de catorce años cómo la última vez que nos vimos, ahora es un adulto de veintiún años. Y al igual yo, ya no soy una niña de once años, ahora he cumplido la mayoría de edad y creo que físicamente he madurado y cambiado demasiado.
Además, realmente temo mi llegada a la isla. No sé qué tan fácil podré adaptarme a mi nueva vida. Los siete años que pasé en Charleston no tuve muchos amigos. Sólo unos pocos en el primer colegio en el que estuve, pero al poco tiempo me cambiaron de colegio por mala conducta. Lo mismo pasó tres veces. Y cuando pisas tantos colegios es difícil mantener las amistades...
Cuando el barco atraca en el muelle tomo mis cosas y salgo detrás del resto de personas deseando pisar tierra firme. Desde lejos los puedo ver, y la felicidad me inunda inmediatamente.
Mi hermano Blake ha cambiado bastante; su pelo se ha oscurecido notablemente, el era casi tan rubio como yo. Además se le ve mucho mas fuerte, lleva una camisa de maga corta que expone sus los músculos bien marcados. Literalmente parece otro. Por otro lado, mi padre, Oliver Wharthon se mantiene exactamente igual. El único cambio que noto es que su pelo se ha tintado parcialmente de blanco, aunque está bien camuflado entre su cabello natural rubio.
Al bajar del barco camino rápidamente hacia ellos. En cuánto me ven sus rostros cambian por completo, mostrándose felices y sorprendidos.
Me lanzo en sus brazos y es como si el abrazo que me dan me arropa como nunca nadie lo ha hecho. Los extrañaba tanto... Separarme de ellos fue sin duda una de las peores decisiones que alguien tomó por mi. Pero por fin, tras muchos años de espera puedo decir que estoy de nuevo en el lugar que me corresponde.
—Os extrañé tanto. —Les digo a ambos mientras mis ojos comienzan a aguarse.
—Nosotros también, pequeña. —Dice mi padre apretándome un poco más. Noto como acaricia mi cabeza varias veces y deja un leve beso sobre mi frente. —Estás hecha una mujer. —Dice mirándome de arriba a abajo mientras se separa.
—¿Qué hiciste con mi hermana pequeña? Esta no eres tú. —Dice mi hermano bromeando y de nuevo nos fundimos en un intenso abrazo.
—No me lo creo. —Les digo eufórica. —Estoy tan feliz por fin.
Es el día más feliz de mi vida desde hace muchísimo tiempo.
—Vamos a casa, debes estar muy cansada. —Dice mi padre.
