Capítulo 3: "Lluvia, espera y rutina"

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Las puertas del estudio de danza se abren a las siete y media de la mañana, cuando el sol recién se pone, el ambiente sigue fresco, y los rostros de las personas solo transmiten flojera

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Las puertas del estudio de danza se abren a las siete y media de la mañana, cuando el sol recién se pone, el ambiente sigue fresco, y los rostros de las personas solo transmiten flojera. Siempre era la primera en llegar y la última en irme. En ocasiones me divertía ver como se notaba en quienes pasaban a mi lado, en mi caminata hacia el estudio temprano, las ganas de seguir con la cara pegada a la almohada. No podía sentirme identificada con ellos, levantarme a las cinco de la mañana y prepararme un buen desayuno antes de salir me parecía muy productivo, y hasta me gustaba.

Era el mismo recorrido todos los días desde que empecé a bailar profesionalmente. Treinta minutos a pies, dependiendo de la época del año, porque a veces el tránsito de peatones y autos me atrasaba, sin embargo la mayoría de las veces solo era esa media hora. Salía de mi casa a las siete, para estar puntual en la apertura.

 Salía de mi casa a las siete, para estar puntual en la apertura

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Pero aquella vez, fue diferente.

Me aseguraba de revisar el pronóstico del clima antes de salir, y no había nada fuera de lo normal, un cielo nublado en las primeras horas del día, para luego despejarse y dejar que el sol brillara en todo su esplendor. Excepto, que me salté la parte en donde decía que había un 50% de probabilidad de que lloviera. Las nubes si se veían bastante cargadas, pero era verano y como siempre, confié.

love me not, Rodrigo CarreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora