24. Futuro incierto

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La luz del amanecer empezaba a iluminar el cielo, marcando el fin de una larga y agotadora batalla. Mientras el caos se desvanecía y la calma regresaba lentamente, todos los involucrados en el enfrentamiento buscaban un respiro, ansiosos por hallar un poco de paz tras la tormenta. Los habitantes mágicos de Auradon trabajaban juntos para restaurar lo que había sido destruido, tratando de devolver algo de normalidad a su mundo, mientras el resto se retiraba a descansar.

Pero para Juanjo, el descanso no llegaba fácilmente. Tras mantener la compostura junto a Magnus frente a la multitud, buscó un momento para agarrar a Chiara suavemente del brazo, llevarla a un rincón apartado y tener una conversación privada.

Tenemos que decir la verdad, Kiki. Si seguimos ocultando esto, todo se volverá más complicado. Y no puedo cargar con este peso por más tiempo- le dijo en voz baja, mirándola a los ojos, tratando de transmitirle la urgencia que sentía.

Chiara, que también se sentía atrapada entre las expectativas de su padre y su amistad con Juanjo, bajó la mirada antes de responder con un suspiro. Ella sabía que hablar con su padre era lo correcto, pero entendía lo complicado de la situación. Magnus estaba envuelto en la euforia de la victoria, obsesionado con los preparativos para honrar a los héroes y organizar la boda. Cada vez que alguien intentaba desviar la conversación hacia otro asunto, él lo ignoraba, decidido a cumplir con su visión de lo que debía ser el futuro del reino.

Hablaré con mi padre, te lo prometo, pero no ahora. Está demasiado enfocado en el reconocimiento de mañana y en la boda... No escucha a nadie- respondió Chiara, su voz cargada de preocupación y un dejo de impotencia.

Juanjo apretó los labios, frustrado, sabiendo que Chiara tenía razón. Magnus no estaba preparado para escuchar una verdad tan inesperada, mucho menos aceptar que la profecía no se había cumplido de la forma en que él pensaba. Sin embargo, cada vez que alguien le felicitaba por su valentía o mencionaba la próxima boda, sentía que una red de mentiras se tejía cada vez más apretada a su alrededor, hasta casi asfixiarlo.

Por lo que, tras dar como finalizada su conversación con Chiara y volver a integrarse en la multitud, Juanjo empezó a sentir que no podía aguantar más tiempo en medio de aquella farsa.

Mientras intercambiaba algunas palabras con su madre, quien le expresaba su alivio por verlo a salvo, Juanjo observó a Martin a lo lejos, inmerso en una conversación con Morgana y el resto de sus amigos.

A pesar de todo lo ocurrido, la relación entre Martin y su madre había dado un giro inesperado. Morgana, despojada de sus poderes y liberada de la oscuridad que la había consumido, mostraba remordimiento genuino. Incluso Nai y Paul, los amigos de Martin, se disculparon sinceramente por haber sido cómplices de los planes de Morgana desde el inicio.

Como si sintiera la mirada de Juanjo, Martin alzó la vista y se encontró con sus ojos. Juanjo le hizo una señal desde la distancia, y sin necesidad de palabras, ambos supieron que necesitaban alejarse de todo.

Con una breve excusa sobre estar agotados, los dos se despidieron inmediatamente de sus respectivas conversaciones y tomaron el mismo camino hacía las habitaciones.

Tras subir las escaleras, los pasos resonaban suavemente en el pasillo solitario, y Juanjo sintió por primera vez en horas que podía respirar con algo de libertad. Su mente solo deseaba una cosa: tomar una ducha, curar sus heridas, y finalmente descansar en los brazos de Martin.

Martin caminaba a su lado, en silencio, compartiendo una mirada de entendimiento y alivio. Sabían que lejos de las miradas indiscretas, podían darse un respiro de la mentira que los rodeaba, aunque fuera solo por un momento.

Vámonos a la cama- susurró Juanjo, apenas un murmullo entre ellos, mientras le ofrecía la mano.

Martin asintió y tomó su mano con firmeza. Juntos, se retiraron a su habitación, buscando refugio en la soledad y el silencio de la noche. Allí, sin las expectativas y los secretos que pesaban sobre ellos, podrían ser simplemente ellos mismos.

SÓLO CONTIGO (Juantin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora