3. Bienvenidos

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Juanjo se aseguró de que su chaqueta estuviera impecable y se pasó la mano por el cabello una vez más, mientras apresuraba el paso hacia la entrada principal de la academia.

El mensaje de Flora había sido claro: los estudiantes de la Isla de los Perdidos llegarían al mediodía, y aunque apenas había tenido tiempo para ducharse después del entrenamiento de polo, sabía que debía estar listo para recibirlos.

¡JJ!- lo llamó Chiara con entusiasmo desde el otro lado de la estatua central.

Kiki- respondió Juanjo, abriendo los brazos justo a tiempo para que Chiara saltara hacia ellos con una sonrisa radiante.

¡Hueles a rosas!- exclamó Chiara encantada mientras lo abrazaba.

Esa era la idea. No sabía si me daría tiempo a estar listo- dijo Juanjo, mirando de reojo su reflejo en uno de los ventanales.

Estás perfecto, como siempre- le aseguró Chiara, acariciando su chaqueta morada y apretando sus mejillas como si fuera un niño.

Y mira, ¡vamos a juego!- añadió, señalando su vestido de lino lila.

Juanjo sonrió y, sin pensarlo mucho, la giró en el aire, haciendo que el vestido se alzara como un abanico.

Hay que dar una imagen de unidad, ¿no?- bromeó al bajarla al suelo.

Por supuesto- respondió Chiara con una sonrisa, aunque su nerviosismo era evidente mientras seguía botando de emoción. Echó un vistazo al reloj y miró ansiosa hacia la entrada de la academia.

¿No deberían estar aquí ya?- preguntó seguidamente con una pizca de impaciencia.

Juanjo miró su propio reloj. Ya era mediodía, justo cuando Flora había dicho que llegarían. Aunque sabía que los retrasos podían ser normales, sentía la tensión de la espera.

No tardarán, Kiki- la tranquilizó, enlazando su brazo con el de ella para mantenerla quieta.

Chiara soltó una risa nerviosa y asintió, agradecida por la calma que él le transmitía.

Tienes razón. Todo saldrá bien- intentó convencerse, pero Juanjo notaba la tensión en su voz. Ella quería impresionar, mostrar lo mejor de Auradon y, sobre todo, hacer que los nuevos se sintieran bienvenidos. Era su deber, como la futura reina, y lo sabía.

Todo saldrá bien- repitió Juanjo con la misma calma de siempre, aunque en su interior también sentía una pequeña chispa de incertidumbre.

Y entonces, justo cuando Juanjo se disponía a decir algo más para distraer a Chiara, el sonido de un motor les hizo voltear la cabeza hacia la avenida principal. 

La limusina que traía a los elegidos de la Isla de los Perdidos apareció lentamente, su carrocería plateada brillando bajo el sol del mediodía.

¡Ahí están!- exclamó Chiara, apretando el brazo de Juanjo con fuerza.

Juanjo tomó aire, ajustó una vez más las solapas de su chaqueta y, con la tranquilidad que siempre lo caracterizaba, se adelantó unos pasos hacia la entrada para recibir a los nuevos. No sabía exactamente qué esperar, pero de algo estaba seguro: esto iba a cambiarlo todo.

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Martin permanecía en silencio mientras sus amigos charlaban animadamente sobre Auradon, devorando los dulces que les habían dejado en la limusina. 

Ruslana, como siempre, era la más inquieta, reía y hablaba sin parar sobre todo lo que quería hacer al llegar a su nuevo destino. Nai y Paul se unían a su entusiasmo, pero Martin no podía dejar de sentir una inquietud profunda en el estómago.

SÓLO CONTIGO (Juantin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora