𝟏𝟓. Mas lejos que nunca

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El entrenador, con su semblante serio, observó a ambas chicas con una mezcla de decepción y firmeza. Tras asignar algunos ejercicios al equipo, se volvió hacia Paige con un gesto severo.

—Espérate aquí —ordenó—. Voy a buscar a Loud.

Paige asintió débilmente, abrazándose a sí misma. La rabia que había sentido minutos antes comenzaba a disiparse, dejando lugar a una incomodidad creciente que se mezclaba con la sensación de haber ido demasiado lejos. El entrenador no bromeaba cuando se trataba de disciplina, y eso la inquietaba.

Cuando el entrenador regresó con Lynn, el ambiente se volvió aún más tenso. Ambas fueron escoltadas a su despacho, sentadas una al lado de la otra, removiéndose en sus asientos con incomodidad palpable. Ninguna de las dos sabía qué decir ni hacia dónde mirar. Paige podía sentir la energía de Lynn a su lado, su frustración casi tan palpable como la suya propia.

El entrenador no perdió tiempo en expresar lo que pensaba. Se paró frente a ellas, cruzándose de brazos.

—No me importa qué problemas personales haya entre vosotras —empezó con voz firme, su mirada pasando de una a otra—, pero no podéis llevarlos a la cancha. Tenemos un partido importante en unos meses , uno donde hay mucho en juego, y no podéis permitir que estas distracciones afecten ni a vosotras ni al equipo.

Paige bajó la mirada, mordiendo el interior de su mejilla, sintiéndose culpable por haber dejado que todo esto estallara de esa manera. A su lado, Lynn mantenía la vista fija en un punto indefinido de la habitación, su mandíbula tensa, pero el silencio que compartían no hacía más que agravar la incomodidad.

—Rivera, desde que estás aquí, Loud no ha estado centrada —continuó el entrenador, señalando a Lynn con la cabeza—. Es una de mis mejores jugadoras, pero no está rindiendo como debería. Y tú, Loud —se giró hacia ella—, estás siendo demasiado dura con Rivera. Pensé que el entrenamiento conjunto ayudaría a mejorar vuestra relación y vuestras actitudes, pero está claro que no es así.

Ambas chicas permanecieron en silencio, sintiendo el peso de cada palabra. El entrenador las miraba con la misma intensidad con la que solía dirigir los entrenamientos, pero esta vez no había motivación en su tono, solo advertencia.

—Un próximo altercado —finalizó, su voz más dura que nunca— y acabáis fuera del partido, las dos.

Paige sintió una punzada de ansiedad. El partido era crucial, y no solo para el equipo, sino para su lugar en el mismo. Pero mientras ella procesaba la gravedad de la situación, Lynn, a su lado, parecía completamente devastada.

—¿Qué? No puede ser... —la voz de Lynn, rota y llena de frustración, resonó en la habitación.

Paige se giró a mirarla por primera vez desde que entraron en el despacho. Lynn parecía dolida, mucho más de lo que ella esperaba. Para Lynn, el deporte era más que una pasión; era prácticamente su vida. Perder la oportunidad de jugar en ese partido sería un golpe demasiado duro. Y ahora, después de la discusión con Paige, todo parecía desmoronarse a su alrededor.

Lynn se llevó las manos al rostro por un segundo, tratando de recomponerse, pero no podía esconder lo que estaba sintiendo. El deporte no solo era su escape, era su todo. Y el hecho de que todo esto estuviera en riesgo por lo que había pasado entre ellas le dolía profundamente.

Paige, en ese momento, sintió una oleada de culpabilidad. Quizás ella también había sido demasiado impulsiva. El peso de la situación recaía sobre ambas, y ahora, más que nunca, necesitaban encontrar una manera de arreglar lo que estaba roto entre ellas. El partido, el equipo, y quizás algo más importante, dependían de ello.

𝔒𝔳𝔢𝔯𝔱𝔦𝔪𝔢 𝔥𝔢𝔞𝔯𝔱𝔰━━━━━  Lynn Loud.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora