𝔒𝔳𝔢𝔯𝔱𝔦𝔪𝔢 𝔥𝔢𝔞𝔯𝔱𝔰━━━━━ Lynn Loud.

𝟏𝟒. Tension en la cancha

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Paige y Jessie llegaron a la casa de Jessie mucho antes de lo que Paige hubiera querido. Después de la intensa pelea con Lynn, no tenía ánimo para quedarse más tiempo en la fiesta. Sus pensamientos seguían girando alrededor de las palabras de Lynn, y el peso de lo revelado todavía le oprimía el pecho.

—Insisto en que te hubieras quedado más rato. No quiero arruinarte la noche, Jess —dijo Paige, siguiendo a Jessie hasta su habitación.

Jessie, siempre con una energía desbordante, sonrió suavemente y contestó con esa chispa habitual en su mirada:

—Sin ti no es lo mismo, Paige. Si no te sientes bien, lo mejor es descansar. Ya llevábamos tres horas por ahí, ¿no crees? —dijo mientras se sentaba en el borde de la cama, tratando de sonar despreocupada.

Paige asintió, pero en el fondo no estaba pensando en el dolor de cabeza que había mencionado como excusa. Sus pensamientos seguían atormentándola, la voz de Lynn repitiéndose una y otra vez en su mente. Las palabras de su amiga, aunque amables, no lograban calmar esa tormenta interna.

Jessie, ajena a la tensión emocional que envolvía a Paige, se tiró despreocupadamente en su cama, estirándose con un suspiro.

—Me lo he pasado bien hoy —comentó Jessie con una sonrisa relajada, mirando al techo—. Mañana podemos hablar más sobre la noche. Descansa.

Paige no respondió. Se dejó caer bruscamente en la colchoneta que Jessie le había preparado en el suelo. No tenía ganas ni de desmaquillarse, mucho menos de hablar. Jessie, interpretando su silencio como el agotamiento habitual después de una larga noche, apagó las luces sin más preguntas.

Pero Paige no dormía. Con los ojos abiertos, miraba al vacío, recordando cada palabra de Lynn, cada expresión en su rostro. Esa confesión inesperada había derrumbado el muro que Paige había construido para protegerse de lo que sentía. Pero... ¿qué significaba todo eso? ¿Para Lynn? ¿Para ella misma?

El silencio de la noche parecía amplificar el eco de la pelea. Y aunque Jessie dormía tranquila a unos metros, Paige se hundía cada vez más en el remolino de emociones que la rodeaba.

Lo que había dicho Lynn... Paige no podía sacarlo de su cabeza. Seguramente ella también sentía lo mismo. Había algo entre ellas, esa tensión innegable que parecía encenderse cada vez que sus miradas se cruzaban. Si Lynn hubiera dado un solo paso más aquella noche, Paige sabía que habrían terminado besándose. El simple pensamiento le provocaba un cosquilleo en el estómago, una mezcla de nervios y emoción.

"Dame una oportunidad, Paige."

Esas palabras seguían resonando en su mente, claras y sinceras. Lynn, tan orgullosa y competitiva, había bajado las barreras por un instante y le había revelado algo tan vulnerable, algo que Paige jamás había esperado escuchar. No era la mejor manera de haber empezado, con peleas y malentendidos, pero, a pesar de todo, no podía negar lo evidente: Lynn la volvía loca. Había algo en su determinación, en su mirada intensa, que no la dejaba en paz.

Paige suspiró profundamente. Mientras el silencio de la habitación la envolvía, sus pensamientos y emociones finalmente parecieron alinearse. A pesar de todo, a pesar de la confusión, a pesar de las peleas... le gustaba Lynn. Quizás no había empezado de la manera más fácil, pero tal vez, solo tal vez, valía la pena intentarlo.

El fin de semana había pasado como un suspiro. Ahora era martes, y como cada semana, tocaba entrenamiento con el equipo. Después de lo que había sucedido en la fiesta, Paige estaba convencida de que las cosas entre ella y Lynn estarían más tranquilas. Habían compartido un momento que, aunque confuso, parecía haberles dado una oportunidad para acercarse. Pero apenas empezó el entrenamiento, se sintió estúpida por haber pensado eso.