Capítulo 4: Iniciando una nueva Rutina

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Los días comenzaron a transcurrir con una nueva rutina para Sunghoon

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Los días comenzaron a transcurrir con una nueva rutina para Sunghoon.

Cada mañana en el colegio, ahora sentía una leve expectación al cruzar las puertas, sabiendo que en algún momento del día vería a Jake. Las interacciones entre ellos se hacían más frecuentes, no porque lo buscaran activamente, sino porque parecía que el destino los empujaba el uno hacia el otro.

Una tarde, mientras Sunghoon guardaba sus libros en su casillero, escuchó la risa suave de Jake en el pasillo.

Se giró instintivamente y lo vio conversando con algunos compañeros. Jake parecía estar adaptándose bien, y su personalidad relajada hacía que muchos lo apreciaran rápidamente.

Pero lo que Sunghoon no podía ignorar era el pequeño pinchazo de molestia que sentía al verlo tan cómodo con otros. ¿De qué estaba hablando? ¿Estaba contándoles alguna de esas historias fascinantes sobre Australia que le había compartido en su colina especial?

Antes de poder procesar completamente lo que sentía, Jake se despidió de sus compañeros y caminó directamente hacia él, como si siempre hubiera estado destinado a hacerlo.

—Hey, Sunghoon. —Jake lo saludó con esa sonrisa cálida que, para entonces, ya había comenzado a reconocer como parte de su día.

—Hey. ¿Cómo va todo? —Sunghoon cerró la puerta del casillero, intentando sonar casual, aunque aún sentía ese ligero nerviosismo que parecía acompañarlo cada vez que hablaban.

—Todo bien. —Jake se apoyó contra el casillero de al lado, su expresión relajada. —¿Entrenamiento otra vez hoy?

—Sí. —Sunghoon se encogió de hombros. —Nada nuevo.

Jake asintió, pero había algo en su mirada que lo hacía parecer que estaba pensando en algo más.

—¿Sabes? Estaba pensando... podrías usar un descanso. No te he visto parar ni un solo día desde que llegué. —Jake lo miró de manera directa, pero con una suavidad que hacía difícil rechazar la sugerencia.

Sunghoon lo miró, sorprendido por lo fácil que Jake leía entre líneas. Claro, el entrenamiento era parte fundamental de su vida, pero ni siquiera sus amigos más cercanos habían notado lo agotado que estaba últimamente. ¿Cómo era que Jake, el chico nuevo que apenas conocía, lo había visto?

—Tal vez tengas razón —admitió Sunghoon, aunque parte de él se resistía a la idea de mostrarse vulnerable.

Jake sonrió de nuevo. Esa sonrisa que siempre parecía tener el efecto de desarmarlo. —Podemos ir a algún lugar tranquilo después del colegio. Tal vez la biblioteca. Escuché que tiene una sección de libros antiguos bastante interesante.

La idea lo tomó por sorpresa. Sunghoon nunca había pensado en la biblioteca como un lugar para relajarse, pero con Jake, cualquier cosa parecía adquirir un nuevo sentido.

Después de todo, si una simple colina bajo las estrellas había resultado ser un refugio inesperado, quizás la biblioteca no sería tan mala opción.

—De acuerdo. Vamos después de clases —aceptó finalmente, sin siquiera molestarse en disimular su interés.

Y así, luego del timbre que anunciaba el final de la jornada escolar, Jake y Sunghoon caminaron juntos hacia la biblioteca, una rutina que empezaba a formarse sin que Sunghoon lo notara.

A medida que atravesaban los pasillos llenos de estantes, una extraña calma lo invadió. No había conversaciones forzadas, ni expectativas, solo el sonido de sus pasos y el leve susurro de las páginas al pasar.

Jake se detuvo frente a una sección con libros de historia y señaló uno que parecía particularmente antiguo.

—Este es fascinante —dijo, sacando un tomo pesado con una portada de cuero gastada. —Habla sobre las constelaciones y cómo las diferentes culturas las interpretan.

Sunghoon arqueó una ceja, sorprendido por el interés de Jake en algo tan específico. —¿Te gusta la astronomía?

—Un poco. Me gusta cómo las estrellas son constantes. Cambian de posición, pero siempre están ahí, y las historias que cuentan varían de acuerdo a quien las mira. —Jake miró el libro con una especie de reverencia, y de nuevo, esa tranquilidad que irradiaba comenzó a hacer que Sunghoon se relajara a su lado.

Pasaron un rato hojeando los libros, sumidos en su propio mundo, donde las palabras escritas en antiguas páginas se mezclaban con sus conversaciones ligeras. Por un momento, Sunghoon se dio cuenta de que no había pensado en su entrenamiento, en las expectativas que la gente tenía de él, o en las presiones que solían acompañarlo cada día. Con Jake, simplemente existía.

Y mientras salían de la biblioteca, caminando en silencio por los pasillos vacíos, Sunghoon se dio cuenta de que estar cerca de Jake lo hacía sentir algo que no había experimentado en mucho tiempo: paz.

Y mientras salían de la biblioteca, caminando en silencio por los pasillos vacíos, Sunghoon se dio cuenta de que estar cerca de Jake lo hacía sentir algo que no había experimentado en mucho tiempo: paz

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En la quietud de la biblioteca, Sunghoon encontró un nuevo refugio junto a Jake.

En la quietud de la biblioteca, Sunghoon encontró un nuevo refugio junto a Jake

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Gracias por leer la historia ❤️

Entre el Hielo y las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora