La pista de hielo resplandecía bajo las luces, y Jake se detuvo en la entrada, observando cómo los estudiantes se deslizaban con facilidad. Algunos giraban con elegancia, otros tropezaban y reían. Jake frunció ligeramente el ceño. El mar y las olas eran su terreno, pero esto era nuevo para él.
—¿Es tu primera vez? —preguntó Sunghoon, agachado mientras ajustaba los cordones de sus patines.
Jake asintió, encogiéndose de hombros.
—Sí. No hay muchas pistas de hielo en Australia, ¿sabes?Sunghoon sonrió de lado y se levantó. Sin dudarlo, extendió la mano hacia Jake.
—Te ayudaré. No dejaré que caigas.Jake miró la mano que le ofrecía y, aunque la duda lo atravesó por un segundo, terminó aceptándola. El contacto fue cálido, más de lo que esperaba, y con un leve tirón, Sunghoon lo guió hacia la pista.
—¿Listo? —preguntó el mayor, mirándolo con una sonrisa que prometía más diversión de la que Jake quería admitir.
Jake intentó avanzar, pero sus patines se tambalearon apenas tocó el hielo.
—Oh no... —susurró, sintiendo cómo su cuerpo perdía el equilibrio.Antes de que pudiera tocar el suelo, unos brazos fuertes lo atraparon por la cintura, acercándolo rápidamente. Sunghoon lo sostuvo con firmeza, sus labios muy cerca del oído de Jake.
—Te tengo.Jake sintió que su corazón daba un vuelco. El mundo a su alrededor se desvaneció por un momento, y solo quedó el calor de Sunghoon envolviéndolo.
—No es tan difícil —murmuró Sunghoon, manteniéndolo cerca—. Solo tienes que confiar en mí.
Jake tragó saliva, tratando de calmar los nervios.
—Eso suena a una mala idea... viniendo del chico más temerario del colegio.Sunghoon soltó una risa baja y encantadora.
—Quizás. Pero siempre tengo buena puntería cuando algo me interesa.Sus miradas se encontraron, y en ese instante, la tensión entre ellos se volvió palpable, como si el hielo bajo sus pies hubiera dejado de existir. Jake intentó romper el hechizo y, con torpeza, volvió a intentar moverse. Esta vez, Sunghoon lo sujetó con más suavidad, permitiéndole encontrar un ritmo propio sin soltarlo del todo.
—Vas bien —dijo Sunghoon, guiándolo paso a paso—. Te estás soltando.
—Es fácil... cuando tienes un buen maestro —respondió Jake, sin darse cuenta de que le sonreía.
Los ojos de Sunghoon brillaron con algo más que simple orgullo. Era como si las palabras de Jake tuvieran un peso especial, algo que se quedó flotando entre los dos. Cada segundo juntos en esa pista parecía acercarlos más de lo que cualquiera de ellos habría imaginado. Jake sentía que, mientras Sunghoon estuviera allí para sostenerlo, ningún tropiezo sería demasiado grande.
—¿Lo ves? No fue tan terrible —dijo Sunghoon, todavía con esa sonrisa que empezaba a ser peligrosa para la estabilidad emocional de Jake.
Jake lo miró, sintiendo cómo el frío de la pista desaparecía poco a poco, reemplazado por una calidez inesperada que no quería dejar ir.
Mientras seguían deslizándose por la pista, Jake se permitió relajar los hombros, sintiendo el viento frío rozar su rostro. Los dedos de Sunghoon aún lo sostenían con seguridad, como si no tuviera intención de soltarlo pronto.
En ese momento, Jake comprendió que el miedo inicial no había sido solo al hielo, sino a lo que Sunghoon hacía despertar en él: una extraña mezcla de emoción y vértigo.
Era peligroso, pero también reconfortante, como si a su lado el riesgo valiera la pena. Sin darse cuenta, Jake apretó un poco más la mano de Sunghoon, buscando anclar esa sensación por un instante más.
A veces, un primer paso tambaleante es todo lo que necesitas para encontrar la dirección correcta.
Gracias por leer la historia ❤️
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Entre el Hielo y las Estrellas
FanfikceSunghoon, el chico más popular y atlético del colegio, nunca había encontrado a alguien que lo desconcertara... hasta que conoce a Jake, el nuevo estudiante de intercambio de Australia. Mientras Sunghoon brilla en las pistas de hielo, Jake deslumbr...