Capítulo 3: Bajo las Estrellas

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El día siguiente comenzó de la misma manera que cualquier otro

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El día siguiente comenzó de la misma manera que cualquier otro. Sunghoon llegó al colegio temprano, se dirigió a sus clases y, como siempre, se encontró rodeado de sus amigos. Pero, a diferencia de otros días, su mente no estaba completamente presente. A cada momento libre, su pensamiento regresaba a la conversación que había tenido con Jake la noche anterior.

Las palabras "mirar las estrellas" le rondaban la cabeza. A simple vista, era algo tan común, pero la idea de pasar tiempo con Jake en un ambiente tan tranquilo y alejado de todo el bullicio del colegio... lo inquietaba y lo intrigaba. No podía sacudirse la sensación de que había algo más detrás de esa invitación, algo que no lograba entender del todo.

Después de clases, mientras recogía sus cosas para dirigirse al entrenamiento, lo vio de nuevo. Jake estaba cerca de la entrada, apoyado contra una pared, con su mochila a los pies. Parecía estar esperando a alguien, aunque no estaba claro a quién. Sunghoon sintió una extraña sensación en el estómago, como si algo lo estuviera empujando hacia él.

—Hey, Sunghoon. —Jake lo saludó con su habitual sonrisa, como si ya lo estuviera esperando.

—Hey —respondió Sunghoon, más relajado de lo que esperaba. —¿Qué haces aquí?

Jake levantó la vista hacia el cielo, donde apenas se comenzaba a ver un tono anaranjado mientras el sol se despedía.

—Pensaba en lo que te dije ayer. Sobre las estrellas. Hoy es una buena noche para verlas.

Sunghoon lo miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad. Lo había invitado directamente, sin rodeos, sin expectativas. Solo una propuesta casual. En otro momento, habría inventado una excusa o se habría escudado en sus compromisos con el patinaje. Pero hoy, algo lo detuvo.

—¿Ahora? —preguntó, aunque ya sabía la respuesta.

Jake asintió, mirándolo con calma, dándole el espacio para decidir. Era una libertad que Sunghoon no estaba acostumbrado a tener.

—Bueno, supongo que podría usar un descanso —dijo Sunghoon, sorprendiéndose a sí mismo. —¿Dónde está ese lugar?

Jake sonrió más ampliamente, y ese simple gesto hizo que Sunghoon se sintiera un poco más ligero. —No está muy lejos. Te prometo que vale la pena.

El camino al lugar que Jake mencionaba no fue largo, pero estuvo lleno de una conversación ligera que fluyó sin esfuerzo. Sunghoon se dio cuenta de que hablar con Jake era fácil. No había presiones ni expectativas; simplemente eran dos personas compartiendo un momento. Jake hablaba sobre Australia, las diferencias que había notado desde que llegó, y cómo a veces echaba de menos el cielo abierto de su ciudad natal.

Finalmente, llegaron a una pequeña colina a las afueras de la ciudad, un lugar apartado y tranquilo. El cielo ya estaba cubierto de estrellas, brillando con intensidad. Jake se sentó en la hierba, señalando hacia arriba.

—Mira, justo ahí. —Jake señaló una constelación que Sunghoon no había notado. —Es Orión. Siempre la busco cuando necesito sentirme conectado con algo más grande.

Sunghoon se sentó a su lado, mirando las estrellas en silencio. Había algo calmante en la simplicidad del momento, en el silencio compartido entre ambos. No había palabras necesarias; el universo parecía hablar por ellos.

Después de un rato, Jake habló suavemente.

—Es curioso cómo las estrellas están tan lejos, pero aún podemos verlas brillar. Como si nos recordaran que, aunque estemos distantes, seguimos conectados de alguna manera.

Sunghoon no sabía si Jake se refería a algo en específico, pero sus palabras lo hicieron pensar. Pensar en las distancias que él mismo había creado, en cómo siempre había mantenido a la gente a una cierta distancia, incluso sin darse cuenta.

—Supongo que todos necesitamos algo que nos mantenga conectados —respondió Sunghoon, sin apartar la vista del cielo.

Jake lo miró de reojo y sonrió de nuevo, esa sonrisa tranquila que siempre parecía tener la capacidad de hacer que Sunghoon se sintiera un poco más en paz.

El silencio volvió a instalarse entre ellos, pero esta vez, no era incómodo. Era un silencio lleno de entendimiento, como si no hiciera falta decir nada más.

Y en ese instante, bajo el vasto cielo estrellado, Sunghoon se dio cuenta de que, a pesar de las diferencias entre ellos, estar al lado de Jake se sentía... natural.

Por primera vez en mucho tiempo, Sunghoon no sentía el peso de la presión sobre sus hombros. Solo sentía el suave tirón de una conexión nueva y sorprendente que crecía, lenta pero inevitablemente.

 Solo sentía el suave tirón de una conexión nueva y sorprendente que crecía, lenta pero inevitablemente

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Bajo el cielo infinito, Sunghoon encontró algo más profundo que el silencio: una conexión inesperada.

Bajo el cielo infinito, Sunghoon encontró algo más profundo que el silencio: una conexión inesperada

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Entre el Hielo y las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora