Capítulo 10: El primer paso

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El sábado llegó más rápido de lo que Jake esperaba

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El sábado llegó más rápido de lo que Jake esperaba. Sunghoon lo recogió en la entrada del colegio, donde habían quedado en encontrarse. Iba vestido con ropa casual, pero incluso en esa sencillez, Sunghoon parecía destacar. Jake intentó no darle demasiada importancia al nudo que sentía en el estómago mientras caminaban juntos.

—¿Adónde vamos esta vez? —preguntó Jake, mirando a Sunghoon con curiosidad.

—Es una sorpresa —respondió Sunghoon con una sonrisa misteriosa, apretando un poco más el agarre de la mochila que llevaba al hombro.

Jake suspiró, pero no protestó. Durante el trayecto, la conversación fluía con naturalidad. Sunghoon hacía comentarios sarcásticos que lo hacían reír, y Jake, sorprendentemente, se sentía más cómodo con cada paso.

Cuando llegaron, Jake se detuvo en seco. Estaban frente a un mirador que daba hacia un lago rodeado de árboles, el agua reflejando los tonos cálidos del atardecer. Había una calma en el aire, como si el lugar estuviera apartado del resto del mundo.

—¿Qué opinas? —preguntó Sunghoon, mirándolo de reojo.

—Es hermoso —respondió Jake, casi sin aliento.

—Me alegra que te guste. Quería traerte aquí porque... no sé, este lugar siempre me ha dado paz. Y pensé que podría compartirlo contigo.

Jake lo miró, sorprendido por la sinceridad en su voz. Sunghoon, el chico popular y seguro de sí mismo, estaba mostrando una vulnerabilidad que no solía enseñar.

Se sentaron juntos en un banco cerca del borde del mirador. El silencio entre ellos no era incómodo, sino cargado de una conexión que no necesitaba palabras. Sunghoon sacó de su mochila una pequeña bolsa con snacks y botellas de agua, ofreciéndole una a Jake.

—¿Siempre eres tan preparado? —bromeó Jake, aceptando la botella.

—Solo cuando estoy con alguien especial —respondió Sunghoon, con una sonrisa que no dejaba lugar a dudas de lo que quería decir.

Jake sintió que sus mejillas se encendían, y desvió la mirada hacia el lago.
—Eres demasiado directo, ¿lo sabías?

—¿Y eso es malo? —Sunghoon se inclinó ligeramente hacia él, apoyando un brazo en el respaldo del banco.

Jake lo miró, tratando de mantener la compostura.
—No lo sé... Supongo que me cuesta acostumbrarme.

—Entonces, tómate tu tiempo —dijo Sunghoon en voz baja, sus ojos fijos en los de Jake—. Pero solo quiero que sepas que estoy dispuesto a esperarte.

El peso de esas palabras cayó sobre Jake como un cálido abrigo. Había algo en la forma en que Sunghoon lo decía, en la manera en que lo miraba, que hacía imposible no creerle. Jake sintió que su corazón latía con fuerza, pero en lugar de huir, decidió quedarse en ese momento, dejando que el aire entre ellos hablara más de lo que cualquiera de los dos se atrevía a decir.

Cuando el sol comenzó a ocultarse, pintando el cielo de tonos rosados y anaranjados, Jake se dio cuenta de que no quería estar en ningún otro lugar.

Cuando el sol comenzó a ocultarse, pintando el cielo de tonos rosados y anaranjados, Jake se dio cuenta de que no quería estar en ningún otro lugar

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A veces, un paisaje hermoso no es nada comparado con la compañía adecuada.

A veces, un paisaje hermoso no es nada comparado con la compañía adecuada

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Entre el Hielo y las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora