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Rodrigo Carrera tenía dieciocho años cuando conoció a Spreen.

Era un chico callado, de ojos grandes y brillantes. Su piel era blanca y la única imperfección que veía era una pequeña cicatriz sobre uno de sus pómulos. Era precioso. Carrera sintió que era amor a primera vista.

-Este no era el trato.-El Alfa de cabellos negros exigió, con la mirada severa sobre su propio progenitor.

-El trato era que comprometería a uno de mis hijos con tu primogénito. Nunca especifiqué cuál de mis hijos sería.-Le aseguró su padre y Carre supo que el padre de Spreen se comportó sereno tras aquello sólo para mantener las apariencias.

Estaban en un restaurante bonito, de esos que su familia solía frecuentar cuando se trataba de asuntos importantes. En esta ocasión, el "asunto importante" era oficializar su compromiso con Spreen Buhajeruk.

El chico lo miró con cejas fruncidas y Rodrigo se sintió intimidar por un chico dos años mayor que él. Al parecer, nadie en la familia Buhajeruk estaba conforme por cómo se habían dado las cosas. Habían pedido el sol, y en su lugar, le estaban entregando un planeta sin nombre.

-Rodrigo es un Omega igual de capaz que Tomás.-Su madre aseguró, con sus finas cejas fruncidas en disgusto.-Es una ofensa que lo rechacen de esa forma.-Ella les dijo, en un tono calmado. Un silencio incómodo reinó en la mesa.

-No estamos diciendo que Rodrigo no sea capaz, querida.-La madre de Spreen murmuró, su mirada evaluadora se posó sobre él y Carre agachó la cabeza, jugando con sus dedos debajo de la mesa.-Pero como madre entenderás, que siempre queremos lo mejor para nuestros hijos.-Ella dijo con tranquilidad, su tono gélido y cortante cuando añadió.-Y Tomás es lo mejor para Spreen.

A Carrera le gustaría haber refutado lo contrario, más sería hipócrita de su parte sabiendo que la mujer tenía toda la razón. Tomás siempre había sido el hijo prodigio: inteligente, encantador, precioso. Un Omega en toda regla. Y Rodri había nacido unos años después para ser su sombra.

Y, teniendo en cuenta de que se trataba del primogénito de la familia Buhajeruk, suponía que lo más sensato sería comprometerlo con alguien que estuviera más a la altura. Carrera sabía que no calificaba para el papel y que si, Spreen tuviera la oportunidad de elegir a su prometido él nunca sería la primera opción.

Carrera nunca se engañó. Supo desde que el Alfa se vio forzado a aceptar su compromiso hasta sus actuales cuatro años de matrimonio que él nunca había sido suficiente para Spreen Buhajeruk. Lo supo cuando en aquella cena el chico le pidió a sus padres que cancelaran el compromiso, lo supo el día de su boda cuando Spreen tardó unos minutos en dar el "Sí", como si se debatiera si su felicidad era más importante que la de su familia.

Lo supo entonces y lo sabe ahora, en medio de un matrimonio en el cual es él único que se esfuerza, un matrimonio de cuatro años en el que Spreen pasa cada uno de sus celos fuera de casa y el sexo es limitado a los celos de Carre o a alguna ocasión esporádica en la que el Alfa llega borracho y caliente a la casa y él parece la mejor opción.

Carrera sabía que no era suficiente puesto que en cuatro años el Alfa no se ha interesado de darle una marca, pensar en un cachorro sería soñar demasiado alto y quizás Rodrigo Carrera es masoquista, porque a pesar de vivir como un par de extraños, comenzó a desarrollar sentimientos por Spreen, sentimientos que le aprietan el pecho y comprimen su corazón pero que le impiden alejarse del Alfa.

-Entonces le dije que tenía que hacer tiempo sí o sí para llevar Lucas a la playa.-Un exasperado Germán le contó y Carre dejó ir una risita, escapando de su mar de pensamientos. Dejó un par de galletas en la mesa de la cocina, sentándose junto al otro Omega.-Me dijo que lo pensaría pero eso es un "Haré lo que me dices, pero para no dañar mi orgullo Alfa, fingiré que lo pienso y que la decisión depende de mí."-Carrera sonrió, acariciando la mejilla del bebé en brazos de su amigo.

-Santiago te malcría demasiado.-Rodrigo murmura, sonriendo al ver a Germán lucir ofendido por sus palabras.-No me mires así, sabes que es cierto. Podes pedirle la luna y él te la daría sin pensarlo dos veces.

-Bueno, soy su Omega y el padre de su cachorro. Se supone que consentirme es su deber.-Le dijo con obviedad, luciendo confiado y Carrera apretó los labios no sabiendo exactamente cómo se siente que te consientan.- Tenés que venir con nosotros.-Le pide con ojitos brillosos.-Y si queres, podes invitar a Spreen.-El Omega de cabellos castaños perdió la sonrisa.

-Intentaré ir, pero ya sabes como es Spreen. Él no...es mucho de salir conmigo, Uni.-Carre murmuró con una sonrisita y Germán arrugó las cejas. Odiaba las sonrisas falsas de Rodrigo Carrera.-Además, lo mejor sería que fueran solo ustedes. En familia.

-Vos también sos mi familia.-Le dijo, en un tono de voz alto que hizo lloriquear a su bebé. Germán hizo pucheros, meciendo suavemente al cachorro y suspiró tranquilo cuando lo vio calmarse. No era muy buena idea hacer enojar una mini versión de Santiago a la que no podía calmar con un par de ojitos tristes.-Si Spreen quiere seguir comportándose como un imbécil y no va, pues que se quede en Buenos Aires solo como el amargado que es.-Carre miró el anillo en su dedo.

-No me gusta dejarlo solo.-Carre murmuró y Germán rodó los ojos, acercándose a tomar una galleta.-Es muy descuidado consigo mismo y siempre se salta las comidas y se duerme con el cabello húmedo y...-

-Agh, eres tan estúpidamente bueno que me das repelús.-German le dijo, con una ceja alzada.-Spreen es grande, puede cuidar de sí mismo. Y, si a él no le pesa la conciencia cuando se va durante semanas a sus viajes de negocios y te deja solo, a ti tampoco debería importarte hacerlo.-Le echa en cara y se siente mal cuando ve los ojos de Rodrigo brillar en tristeza, pero es que quiere que su amigo abra los ojos, que se percate que sin importar lo mucho que quiera a Spreen Buhajeruk, no vale la pena si es infeliz a su lado.-Le diré a Santi que irás con nosotros y no se diga más.-Rodrigo le miró serio.

-Sos muy testarudo y cabeza dura, Germán Usinger. Espero que Lucas no saque ese rasgo de ti.-Se quejó el Omega castaño haciendo reír a su amigo.

-Pues yo espero que vos aprendas un poco de mí.-Le dijo, dándole un sonoro beso en la mejilla a su bebé.-Y yo también quiero que mi bebé herede ese rasgo de mi carácter, ya tiene bastante con haber heredado las malas pulgas de Santi.-Rodrigo sonríe amplio por sus palabras, quizás envidiando un poco a su amigo Omega.

Y es que Rodrigo Carrera también quiere algo así. Quiere una marca que lucir orgulloso en el cuello, un cachorro al que consentir con la vida, quiere una familia.

Pero Spreen Buhajeruk no está dispuesto a darle aquello porque él no es suficiente.

Pusilánime | Rodrivan | Happybear Donde viven las historias. Descúbrelo ahora