Un fuerte dolor de cabeza fue la primera sensación que percibió al despertar. Su cuerpo aún estaba un poco caliente y tenía un extraño sabor metálico en la boca. Parpadeó varias veces, intentando enfocar el sitio en el que se encontraba. Era su habitación, el reloj marcaba altas horas de la madrugada y el delgado cuerpo del Omega estaba frente a él, dándole la espalda mientras dormía.
Observó la silueta desnuda de Rodrigo. Las mordidas en distintas partes de su cuerpo fueron una explicación muda del gusto a sangre en su boca. Se acercó a su cuerpo, trazando una línea de caricias desde sus hombros, siguiendo la curva de su fina cintura hasta las anchas caderas. Apegó al Omega a su pecho, deslizando las manos hasta su vientre y luego hasta el pecho que seguía sus tranquilas respiraciones.
Rozó un pezón y Carre dejó ir un quejido, removiéndose entre su cuerpo. Spreen dejó un beso en su hombro, luego otro en su cuello, deleitándose con el aroma del Omega mezclado con el suyo. Carrera prácticamente olía a él, y a Spreen le encantaba aquello.
-Alfa.-Una voz bajita y ronca lo llamó.
Un par de ojos dorados lo miraron y Spreen le devolvió la mirada, sonriéndole. El Omega hizo un puchero al no ver el violeta en los ojos del pelinegro, eso significaba que el lobo que lo consentía ya no estaba y solo quedaba ese humano malo que lo ponía triste.
Le dio la espalda, encogiéndose en el lugar, buscando hacerse una bolita pequeña entre los brazos de Spreen, mientras intentaba fingir que dormía. Una risa ronca le confirmó que el Alfa no había caído por su actuación y un doloroso pellizco a una de sus nalgas fue el castigo que recibió al verse descubierto.
-¿Mi Omega está molesto conmigo?-El Alfa le preguntó, dejando besos en su cabeza y el castaño resopló, buscando alejarse del toque. A diferencia de Rodrigo, él no cedería ante los mimos del humano.
-Sí.-Su respuesta fue corta y seca, aún así, Spreen sonrió. Era un poco divertido ver la faceta malcriada y quejumbrosa que Carrera nunca mostraba ante él, pero que su Omega no temía exhibir.-Vete.-Le exigió, dejando ir un chillido cuando terminó bajo el cuerpo del Alfa en un rápido movimiento.
Apresado por el peso de Spreen, se removió buscando escapar pero todo lo que logró fue rozar varias veces su sensible pene contra el del Afa. Gimoteó, rindiéndose ante la fuerza del pelinegro, quien se acercó a dejar un beso en su frente y realmente no quería caer ante los mimos, más terminó ronroneando por la caricia.
-¿Cómo es que estás aquí, mhm?-El Alfa cuestionó.
-Rodri estaba cansado y se desmayó. Mi Alfa necesitaba atención así que lo sustituí en cuanto se durmió.-Le contó y el pelinegro lo miró con cejas alzadas, como si no le creyera. Sin embargo, una sola idea cruzaba la mente del lobo.-¿No te gusta que esté aquí?-Le preguntó, y por más que intentó, su voz se escuchó llorosa.
-Me encanta que estés aquí.-Spreen contradijo, levantando su peso de encima del Omega cuando se tranquilizó. Se apoyó en sus codos para no aplastarlo y sonrió enternecido cuando el castaño tembló y lo miró con sus ojitos dorados brillosos.-Hay algo que quería preguntarte, Omega. Es sobre lo que me dijiste la última vez que nos vimos, ¿te acordás?-El Omega asintió.-¿Por qué dijiste que Rodrigo y vos no eran suficientes para mí?-El Omega se encogió de hombros, como si se tratara de un asunto sin importancia.
-Rodri dice eso.-Confesó, sus ojos sobre el pecho del Alfa.-Él me dice que eres malo con nosotros porque vos querías a otro Omega para ti, pero tuviste que quedarte con nosotros y eso te hacía enojar.-El pecho de Spreen se apretó al escuchar aquello. El aroma triste del Omega se coló en sus sentidos y se acercó a repartir besos en su mejilla hasta que lo escuchó ronronear a gusto.
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Pusilánime | Rodrivan | Happybear
FanfictionADAPTACIÓN. Rodrigo Carrera siempre ha sabido que no es suficiente para Spreen Buhajeruk. Desde su compromiso hasta sus actuales años de matrimonio, sabe que el Alfa se ha conformado con tenerlo a su lado y que no es exactamente él quien desea tener...