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Nicky Nicol no para de tragar.

Spreen cree que en lugar de un bebé, la Omega tiene un agujero negro creciendo en su vientre. Es la décima dona que la ve comiendo en el día, sin contar las que come a escondidas en su escritorio.

Realmente no sabe en dónde le cabe tanta comida.

-Aquí tiene, señor Buhajeruk.-Dejan una bolsa de Doritos sobre su escritorio. Spreen mira a su secretaria con ojos entrecerrados, mientras que la Omega le sonríe con inocencia fingida, sus mejillas llenas de azúcar.-Disfrútelo, por favor.-El Alfa le gruñe.

-Tenes que dejar de sobornarme para que no te diga nada por comer en horarios de trabajo.-Le dice, más se acerca a tomar el snack, coloca una fritura en su boca y contiene el gemidito se satisfacción cuando el sabor salado se forma en su boca.

-Lo haré cuando deje de aceptarlos.-Nicky le dice, dándole el último bocado a su aperitivo.

Spreen la observa detenidamente, con las mejillas gorditas y el rostro brillante, su secretaria luce completamente adorable mientras se limpia los restos de azúcar de sus comisuras.

La idea de que Rodrigo luzca así también estando en cinta hace gruñir a su lobo como loco. No, no, no. Cancelar, cancelar. No es bueno darle ideas.

-Su madre llamó. Otra vez.-Le contó con resignación.-Dice que la llame, necesita hablar con usted de algo urgente relacionado con su Nana.-Spreen observa a Nicky atento y termina por asentir, observando a la Omega alejarse con pasos vagos.

Toma su celular, respondiendo el mensaje que Carre le envió hace unos minutos de si estaba de acuerdo con que pidieran comida china para cenar. Respondió que si y obtuvo un par de caritas felices con varios corazones como respuesta.

Deslizó el dedo por los contactos, seleccionando el de su madre para marcar luego la opción de llamar. Sara Buhajeruk respondió al segundo timbre.

-Hola, mamá.-Inició y se sorprendió al no escuchar ningún sonidito de queja.-Mi secretaria me dijo que te llamara, ¿le sucedió algo a Nana?

-Sabes que el próximo sábado es su cumpleaños, ¿no?-Su madre le preguntó y él hizo un sonido afirmativo.-Bueno, le dije a tu hermano que no hacía falta que viniera a Buenos Aires. Iremos a Santa Fe por el cumpleaños de tu abuela.-Le cuenta.-Y cómo sé que la adoras, no tengo que convencerte para ir. Asegúrate de conseguir un buen regalo y trae al Omega.-Su madre colgó antes de que pudiera decir algo.

Spreen miró la llamada finalizada con las cejas fruncidas, sintiendo un dolor de cabeza comenzar a instalarse. Su abuela para los regalos era muy quisquillosa. Desde que tiene memoria Spreen la ha escuchado criticar todos y cada uno de los presentes que recibe por su cumpleaños.

Detalló la hora en su celular, utilizaría el resto de la tarde para ir a comprar el dichoso regalo sino la idea de tener que comprarlo no lo dejaría dormir en toda la noche. Salió de la oficina con pasos rápidos, deteniéndose frente al escritorio de Nicky y no se sorprendió al verla masticando una manzana.

-¿Qué le regalarías a una anciana senil de ochenta años que desprecia el gusto para los regalos de su familia?-Le preguntó y Nicky parpadeó confundida hacia él.

-¿Una bola de estambre para que teja como todas las abuelitas normales?-Medio respondió medio preguntó y el gruñido de su jefe le avisa que esa no era la respuesta correcta. Si le regala eso a su Nana capaz y la mujer lo desherede.

-No me sirve.-Responde en seco.-Compra dos boletos de avión para Santa Fe. Los quiero para el viernes por favor.-Le pide y Nicky asiente, escribiendo lo que acababa de decir en un post it para pegarlo luego en una de las esquinas de su portátil.

Pusilánime | Rodrivan | Happybear Donde viven las historias. Descúbrelo ahora