Existe una historia entre la nobleza sobre un trio amoroso que desencadeno batallas intensas de poder en el Imperio y es que por más cierta que sea, ninguno se atrevía a indagar mas allá.
Era una historia que comprometía no solo a un noble con gran influencia, sino también al sol del imperio, años atrás cuando el puesto de emperatriz estaba vació, los nobles organizaban varias reuniones donde el tema principal era buscar a la pareja del emperador, éste aburrido de escuchar siempre lo mismo organizó un banquete y aseguró que esa misma noche conocerían a la que sería su pareja de por vida.
Alegres por tal noticia, los nobles cuyas hijas estaban en edad de casarse gastaron inmensas fortunas con tal de obtener productos de alta calidad, ya sean vestidos llenos de joyas, perfumes de otro continente, telas preciosas o hermosos zapatos, lo importante era llamar la atención del emperador y con ello ganar poder.
Llegada la noche, el emperador dio inicio al banquete y una a una de las hijas con linaje puro se fue presentado acompañada de su respectiva familia, la noche era corta y los nobles estaban nerviosos de no escuchar un comunicado oficial, fue entonces que cuando el sol del imperio quiso levantar una copa y brindar por el banquete, un hombre de apariencia conocida intervino, se trataba de un barón, dueño del teatro principal, quien con una sonrisa señaló un punto.
"Le tengo una sorpresa, majestad."
Tras decir aquello, un grupo de hombres se posicionó en el centro del salón, de entre las sombras una mujer vestida de blanco captó la atención, no solo por su hermosa figura, sino también por el bello rostro que intentaba esconder, los presentes quedaron fascinados por tal actuación sobre todo el marqués Rhiannon, era como si un ángel hubiese festejado con ellos el inicio de una nueva historia.
La mujer no podía pasar desapercibida, sus cabellos blancos llamaban tanto la atención que incluso el emperador quedó encantado.
"¿Cual es tu nombre?"
Preguntó el sol del imperio.
"Mi nombres es Sienna, su majestad"
Con una encantadora voz, la mujer se inclino ante el emperador y para cuando los nobles se dieron cuenta de lo que ocurría, ya era demasiado tarde.
Esa misma noche no se dio alguna noticia y la fiesta terminó con una gran inquietud, pues los nobles no estaban dispuestos a aceptar a una bailarina como emperatriz, sea cual sea el medio, debían impedir que ello ocurra.
Las visitas del Emperador al teatro fueron cada vez más continuas y en esas presentaciones siempre estaba la mujer de cabellos blancos. Era obvio lo que ocurriría, pronto el asiento vacío pasaría a ser ocupado por una joven sin apellido.
Sin embargo, como si el destino respondiera a sus peticiones, la mujer desapareció sin dejar rastro.
El emperador la buscó por todo el imperio, grandes tropas se distribuían con un retrato en manos, pero al final, no tuvo éxito.
El Marques de Rhiannon también estuvo presente entre las tantas actuaciones de la dama, en una de ellas estuvo acompañado de su esposa, quien incómoda de recibir miradas optaba por abandonar el lugar, esperando que su esposo no cometiera algún error.
Contrario a sus expectativas, una noche en la que vagaba por el jardín de su mansión, llegó a escuchar el llanto de una mujer, acercándose al lugar de donde provenía dicho ruido, pudo observar desde lo bajo una de las habitaciones del tercer piso cuya ventana se encontraba casi abierta, de ella se veía un color característico de cabello.
Los hilos blancos se movían con el viento y el rostro de la mujer jamás se llegó a conocer, pero los sollozos continuaban y la ventana de un momento a otro se cerró.
"...!"
Era de noche, pero la marquesa pudo observar una sombra en particular, aquellos ojos llenos de indiferencia hacia ella, como si no se tratara de algo hizo que abandonara el lugar. Aterrada se escondió en su habitación y temblaba ante la idea de que su esposo llegara en cualquier momento.
"¿Por qué lo hiciste?"
La mujer amaba a su marido, había hecho mucho para poder estar a su lado y aunque jamás hubo respuesta a su cariño, esperaba vivir una buena vida.
"¿Por qué?"
El sentimiento de traición la quería volver loca, fue entonces que no estaba sola.
Las lágrimas que terminaron en reproche hacia su esposo, hicieron que el Marqués la abrace y con suaves palabras la convenciera de no decir nada.
Los meses pasaron y el emperador no tuvo otra opción de tomar como esposa a una de las señoritas nobles. Algunos decían que la sonrisa del sol no se volvió a sentir sincera, pero era un precio justo a pagar por el bien del imperio.
Poco después las noticias de la emperatriz embarazada llenó de alegría a los nobles, sentían que estaban siendo bendecidos.
Así transcurridos los nueve meses de gestación, el imperio recibió al príncipe heredero y con él una terrible noticia. A sus 24 años de edad, la emperatriz falleció y el imperio estuvo de luto.
Pasó un tiempo y por tercera vez los nobles insistían en llenar el puesto de luna, la presión era mucha, pues el príncipe necesitaba de una madre y el emperador no tuvo mas remedio que cumplir.
La primera emperatriz era hija de un gran ducado y si no quería que su hijo de un año se vea envuelto en un pelea por el poder debía tomar a alguien cuyo rango era bajo, es por ello que la hija del barón, dueño de un teatro fue la única opción.
Dos años después, la segunda emperatriz dio a luz al segundo príncipe y un año más tarde a una princesa.
Tras la noticia de recibir a una princesa, los nobles con hijos varones gozaron de alegría, muy opuesto a lo que ocurría en la mansión Rhiannon, pues la Marquesa poco después de dar a luz y ver a su hija entre sus brazos, supo que la amante de su esposo entraba en labor de parto, peor aún el hombre que tanto amaba cumplía su rol de padre en el lugar equivocado. Aterrada ante la idea de que el hijo de esa mujer fuera varón y heredara lo que no le corresponde, hizo que cometiera un acto cruel. Con ayuda de una de las sirvientas envenenó la comida esperando que tanto la madre como el hijo murieran.
Los médicos que antes atendían a la marquesa ahora corrían para salvar la vida de la amante.
Horas después llegaron las noticias, la mujer que tanto odiaba ya no estaba, pero su semilla aún vivía y el tener que verla por el resto de su vida no le agradaba.
El marques se llenó de ira al descubrir dicho accidente y arremetió contra su esposa, quien al no soportar la culpa y el rechazo de su compañero se quitó la vida frente a sus ojos.
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CONFÍA EN LA VILLANA
Ngẫu nhiên'Aún si digo la verdad-' La esperanza de que al menos mi prometido me creyera se desvaneció en cuanto me dio la espalda. El mundo era cruel especialmente conmigo, porque en una historia mal contada... yo era la villana.