Al salir el sol por la mañana, varias sirvientas se dirigieron a una habitación con cajas en manos, cuyo contenido eran zapatos, vestidos y accesorios otorgados por el marques a su segunda hija.
¿La razón?
Se llevaría a cabo una pequeña fiesta en honor a los príncipes, por ello varios nobles llegarían a la mansión con la intención de saludar y así mismo corroborar que los rumores sobre la segunda hija del marques sean ciertos.
'¿Es necesario asistir?'
Pensaron las doncellas en lo que arreglaban todo lo necesario.
De por si la presencia de dicha niña mancharía el honor del marques, pero no había algo que pudieran hacer en contra.
"¿Qué es esto?"
Susurró una de ellas al observar el cofre que venía en una de las cajas.
"..."
Entre muchas otras joyas resaltaba en especial un broche cuyo color hipnotizaba.
'Tan solo verlo basta para saber que su valor es inmenso.'
Si pudiera vender el broche tendría mucho dinero, lo suficiente como para vivir cómodamente.
Tan solo unas cuantas monedas bastaría para asegurarse de vivir con dignidad, algo que había perdido al ingresar a esta mansión.
'¿No debería cobrarme por toda la humillación?'
Desde limpiar los pisos con un pañuelo una y otra vez, hasta trabajar horas extras sin paga. Definitivamente era culpa de aquella niña, aquellos que trabajaban para ella no tenían otro destino.
Sin darse cuenta en que momento sus manos colocaron aquel broche entre sus bolsillos se acercó una compañera.
"...!"
"¿Qué haces?"
Dijo observando las joyas.
"Nada, solo estoy viendo que joya combina con el vestido."
Tratando de hablar lo más calmada posible quiso disimular que todo estaba bien.
"Yo me encargaré de eso."
En cuanto la doncella se apartó pudo observar de reojo que su compañera parecía buscar algo en especial.
'Estoy segura de haberlo visto.'
Fue entonces que escuchó aquel susurro, sintió como sus piernas perdían el equilibrio, el pensamiento de que la joya buscada y la que tenía en el bolsillo era ridículo.
¿Cierto?
Al menos eso es lo que esperaba, minutos después de que la dama terminara de darse un baño, su cabello fue atado finamente a los costados dejando ver su pequeño rostro pálido, el cual a pesar de no llevar nada era demasiado bonito.
"..."
Las doncellas se sintieron frustradas de intentar opacar su imagen colocando los pendientes mas simples o el vestido mas sencillo.
Los rizos negros que caían a los costados le daban un toque tierno y elegante, el vestido de cuello largo además de ser opaco o aburrido, resaltaba mucho mas el color de piel así como las mejillas rosadas.
Era inútil, la belleza no puede ocultarse fácilmente.
"Hemos terminado."
Dijeron al unísono luego de tanto silencio.
Sin tomar en cuenta que el atuendo fuera del gusto de la dama o indicar la hora en la que dicha fiesta iniciaría, las sirvientas se retiraron.
No había quien quisiera acercarse a alguien maldito, pues la persona que lo hacía desaparecía.
(...)
En la mansión principal todo era un caos desde el amanecer, los sirvientes e incluso caballeros se movilizaban de un lado a otro llevando grandes arreglos para la decoración del salón, sin un mayordomo principal las ordenes eran dictadas por una baronesa, familia lejana del marques.
"Es un debut especial."
Siendo esa su primera fiesta debía encargarse de dar lo mejor, no solo la nobleza era invitada, sino también la realeza.
Como una familia poco conocida era una oportunidad única, por ello sin importar cuan difícil sea dejaría en alto el nombre del marques.
Cerca de allí, observando las flores del jardín se encontraban dos pequeñas.
"¿Alteza, no iremos con sus hermanos?"
Comentó Blair, mientras seguía los pasos de la princesa.
"¿Eso importa?"
Dijo en respuesta.
"N-no."
Al actuar de esa forma, la princesa giró y observó el rostro avergonzado de Blair.
"Eres mi compañera de juegos, pero solo te interesan los príncipes."
"...!"
La pequeña de rizos castaños negó con la cabeza y fingió con una sonrisa.
Debía evitar provocar el enojo de la princesa tanto como pudiera, pues ésta fácilmente podría cambiar de compañera y su propósito se vería arruinado.
Sin embargo, el ánimo de la princesa decayó aún mas cuando observó que uno de los príncipes caminaba hacía ellas, envuelto en sudor parecía terminar de entrenar.
"La mansión es muy ruidosa a estas horas."
Jay como siempre estaba sonriente.
"Buenos días, señorita Rihannon."
"Es un gusto verlo, majestad."
Devolvió la pequeña el saludo con una leve inclinación.
"¿Son rosas?"
El príncipe observó la extraña tiara de la niña y se acercó en un intento de comprobarlo.
"¿Son de verdad?"
Contrario a lo que podría pensar la hija del Marques como un acto de interés, el príncipe solo tenía curiosidad al notar que su hermana jamás uso algo así antes.
'¿Las flores son más bonitas que las joyas?'
La sonrisa tímida de Blair enojó aún más a la princesa, no entendía el por qué la emperatriz escogió algo así, le enojaba aún más porque no quería nada de esto.
Incluso fue obligada a darle un regalo.
"...!"
¿No era una falta de respeto ignorarlo?
"Ahora que recuerdo."
Los ojos verdes la princesa buscaban algo en particular.
"No veo la mariposa."
Ha pasado un tiempo desde que lo entregó.
"¿El broche?"
"¿No te gustó?"
La princesa simuló estar herida frente a su hermano quien reaccionó sorprendido, estaba alegre de que Aran no estuviera presente, pues no podría engañarlo a él.
"...Es solo que, es muy bonito."
Al ver que el segundo príncipe parecía tomar la defensiva al colocarse del lado de su hermana, Blair no tuvo otra opción que actuar en modo de contraataque.
"...?"
"Por eso pensaba utilizarlo hoy en la fiesta."
Simulando estar triste, Blair agachó la cabeza dando una impresión indefensa.
"Lamento si la ofendí, su alteza."
Los ojos marrones oscuros obtuvieron cierto brillo al ver que su actuación tuvo efecto, sobre todo cuando la princesa apartó la mirada avergonzada.
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CONFÍA EN LA VILLANA
De Todo'Aún si digo la verdad-' La esperanza de que al menos mi prometido me creyera se desvaneció en cuanto me dio la espalda. El mundo era cruel especialmente conmigo, porque en una historia mal contada... yo era la villana.