A pesar de que el sol irradiaba con todo su esplendor el viento era helado.
La mirada de ambos niños permanecía unida y el príncipe pensó en lo insolente que era el otro lado.
'Fue así desde la primera vez.'
Pensó al recordar su último encuentro.
"¿Su alteza?"
"...!"
Aran desvió por segunda vez la mirada de la ventana para darse cuenta que no estaba solo.
"¿Hermano, no iremos a desayunar?"
La tierna voz de la princesa cambió tras la llegada de Blair Rhiannon, quien sonreía de oreja a oreja.
"...Si."
Llegando al comedor, se encontraron con la misma escena, el marques sentado en medio de la mesa como el anfitrión y su pequeña hija a la derecha.
"¿Esto es?"
"Chocolate relleno de manjar, majestad."
Dijo el Marques en respuesta a la pregunta del segundo príncipe.
"Lo recibí como agradecimiento por parte de los invitados reales en alguna ocasión."
"Es mi dulce favorito."
Dijo Blair con un tono cálido.
La sonrisa de afecto que el Marques le dirigió a su hija reflejaba el cariño que le tenía.
"Escuché que hoy tienen planeado visitar el lago."
Esta noticia tomó por sorpresa a todos menos al marqués, ya que se había encargado de organizarlo para Blair.
'Aprovecha esta oportunidad.'
Era lo que decía el intercambio de miradas.
"¿Lago?"
La princesa observó a su compañera de juegos.
"...Era una sorpresa."
Dijo Blair en complicidad con su padre.
"Lamento no poder estar presente para recibirlos ya que debo encargarme de algunos asuntos, sin embargo, no olviden que esta es su casa."
Con ello dicho, el desayuno terminó rápido y las preparaciones para ir hacia el lago se realizaban con rapidez.
Para cuando todo estaba listo, los sirvientes cargaron el equipaje en uno de los carruajes, donde a metros de distancia ambos príncipes esperaban a las señoritas que aún no llegaban.
"¿Qué es eso?"
Confundido por lo que sus ojos veían, el segundo príncipe pensó si era verdad.
"¿El lago está muy lejos?"
Jay no quería pasar todo el día encerrado en un carruaje, la sola idea le quitaba las ganas de conocer ese lugar.
"!Hermanos!"
A una corta distancia de ellos, la princesa se acercaba muy feliz y tras ella la hija del marques.
Con un vestido distinto al de la mañana, Blair hizo uso de su encanto para llamar la atención, algo que parecía haber funcionado en el segundo príncipe, quien con las mejillas rosadas trato de mirar hacia otro lado.
La princesa al darse cuenta, borró la sonrisa de su rostro y sugirió partir de inmediato.
Pasada una hora, el carruaje se detuvo en un punto donde yacían inmensos arboles pertenecientes al bosque.
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CONFÍA EN LA VILLANA
Acak'Aún si digo la verdad-' La esperanza de que al menos mi prometido me creyera se desvaneció en cuanto me dio la espalda. El mundo era cruel especialmente conmigo, porque en una historia mal contada... yo era la villana.